La Cruz de la Beata tiene su valor en el sentido religioso, sin embargo, también se rodea de una serie de leyendas fascinantes.
La ciudad de Zamora es conocida por su gran variedad de tradiciones, además, de su rica historia religiosa.
Una de las más importantes es la devoción a la Cruz de la Beata, objeto sagrado que ha sido venerado durante siglos por los zamoranos.
Pero hay dos emblemáticas Cruz de la beata, una ubicada al costado del cerro conocido como el Cerro de la Beata, esa cruz tiene 23 metros de altura. La otra Cruz de la Beata se encuentra en la parroquia de San Francisco, en el centro de Zamora y mide aproximadamente 1 metro de altura.
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Cuando se habla de la Cruz de la Beata de 23 metros, la leyenda que se cuenta es la leyenda de la culebra de tormenta, que cuenta sobre tiempos pasados, durante la temporada de lluvias se formaba una enorme culebra de tormenta desde el Cerro Grande de Ecuandureo hasta la cima de La Beata y amenazaba con derrumbar la montaña sobre los pueblos cercanos.
Para evitar esta catástrofe, los habitantes de la zona construyeron una gran cruz en el punto exacto donde la culebra amenazaba con descargar la tormenta. La Cruz de la Beata, como se conoce hoy en día, se ha convertido en un lugar sagrado de peregrinación y devoción para los fieles católicos de la región.
Asimismo, otra de las leyendas que rodean esta gran edificación es por el milagro que la virgen de la Inmaculada Concepción obró sobre la ciudad, afectada por el Cólera Morbus. La virgen de la Inmaculada Concepción ayudó a los zamoranos afectados por la enfermedad del Cólera Morbus.
La Cruz de la Beata que se encuentra en la parroquia de San Francisco, es un objeto de madera tallado y dorado, de aproximadamente un metro de altura, que representa a Jesús crucificado.
La leyenda cuenta que en el siglo XVIII, una mujer llamada María Ana Mogas se enfermó gravemente y fue curada milagrosamente después de rezar ante una cruz que encontró en un terreno baldío. A partir de entonces, la cruz se convirtió en un objeto de devoción popular y se comenzó a llamar la Cruz de la Beata.
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Otra leyenda surge detrás de su creación. Se dice que fue tallada por un indígena llamado Diego de la Cruz, que trabajaba como carpintero en la construcción de la parroquia de San Francisco.
Diego estaba enfermo y sin dinero para pagar su tratamiento médico, por lo que decidió tallar la cruz para ofrecer a la iglesia como una forma de agradecimiento por la ayuda que recibió de la comunidad. Después de que la cruz fue instalada en la iglesia, muchos creyentes comenzaron a atribuirle propiedades curativas y milagrosas.