Uno de los caricaturistas políticos más importantes en la historia contemporánea de México nació en Zamora.
Sin embargo, a Eduardo del Río García, mejor conocido como Rius, o se le ama o se le odia en Zamora, pues sus posturas contra la Iglesia y el conservadurismo lo hicieron enfrentarse no solo con sacerdotes, sino contra su propia familia.
Al oriundo de Ario de Rayón, la tenencia más grande del municipio, se le considera un zamorano destacado que no obstante sintió un desapego a esta pequeña ciudad a la que llamó “San Garabato”.
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Fue un detractor de la Iglesia católica y todo lo relacionado con ésta, pues veía los efectos negativos de una cerrazón eclesiástica que buscaba recuperar su capital económico aun a expensas de los más desprotegidos.
“Su mamá, Rosa García, era de esta comunidad, de Ario de Rayón, donde tenía muchos familiares, entre ellos yo y otros más. Incluso tenía un parentesco con Felícitas del Río, así como del maestro Juan del Río y de Angelita del Río, una pintora que daba clases en Ario y que fue retratada en los dibujos del monero como Doña Eme. También había familiares en la cabecera, algunos primos hermanos de su papá, quien tenía entre sus parientes a maestros, parteras, comerciantes y ayudantes de la Iglesia”, señala en entrevista la familiar del monero, Martha Eugenia Verduzco Martínez.
Fue la formación y vocación de su familia la que impactó en la forma de visualizar y plasmar la vida del país por parte del dibujante zamorano, que aunque no vivió en el terruño que lo vio nacer, sí conoció en voz de su madre y demás familiares muchas historias que marcarían su firma y su forma de trascender en los cartones y libros abocados a temas diversos.
Zamora no fue muy querida por el reconocido caricaturista que ilustraba cartones en diferentes periódicos del país
Y en la ciudad colindante con Jalisco, tampoco se le veneraba demasiado, lo que derivó en contadas visitas a un par de primos, con quienes sentía afinidad por sus ideales de combate a la pobreza e injusticia, lo que incluso le llevó a ser sujeto de persecuciones.
HOMENAJES
“Cuando lo anduvieron buscando por parte del gobierno de México, vino a esconderse al hotel que tenía Trino Ascencio en la esquina de Morelos y Corregidora, desde donde le hablaron a Lázaro Cárdenas, quien le apoyó para regresar a México. A él no le gustaba venir aquí, pues aunque de aquí surgieron las ideas para sus más de 100 libros de religión, política, música y otros, veía en Zamora la parte amarga de su propia historia”, puntualiza su familiar.
Esto incluso llevó a que cuando el Colegio de Michoacán le preparó un homenaje en vida, el monero no asistió.
“Ángeles del Río hablaba pestes de él, pues decía que a toda la familia la ridiculizó. Aunque los años han pasado, esto sigue siendo un estigma por parte de algunos integrantes de la Iglesia, que ven en los libros de Rius al enemigo”, sentencia Martha Eugenia.
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En sus libros y cartones, Eduardo del Río plasmó parte de la vida del México actual, con sátiras de los Supermachos y los Agachados que son un reflejo de lo que se vive hoy día en el país que lo vio desarrollarse como caricaturista, ateo, vegetariano y ecologista, particularidades alejadas del común de sus paisanos, pues Zamora es una ciudad con mayoría de católicos, misma que cuenta con una diócesis y seminario.
El reconocimiento del Colmich no fue el único que se le hizo en la ciudad; después de fallecer, en agosto de 2017, tuvo varios tributos por la comunidad artística y Colegio de Michoacán, 45 años de fomentar el conocimiento desde Zamora cultural de Zamora, quienes sí le aceptaban e incluso le seguían.
Uno de esos fue el festival Rius para los Zamoranos, con varias sedes alternas.
En el acceso de Ario de Rayón, la escuela Narciso Mendoza cuenta con un mural que aún se mantiene, donde Los Agachados y parte de aquellos dibujos que inmortalizara el zamorano se mantienen, no así en la comunidad de la Sauceda, donde el sacerdote pidió a los habitantes ‘borrar esos dibujos que atacaban a la iglesia’.