Morelia, Michoacán.-Uno de origen humilde y el otro de abolengo, uno con retos para sobrellevar la vida y el otro colmado por presiones sociales, hablamos de José María Morelos y Agustín de Iturbide, dos personas que parece pertenecían a mundos distintos, aunque ambos nacieron en Valladolid (hoy Morelia), y los une también su participación en la lucha por la Independencia.
Es una historia llena de entresijos y complejidades que nos cuenta el historiador Moisés Guzmán Pérez, el cual enfatiza también que esos momentos del pasado van mucho más allá de lo maniqueo, porque no tuvo la participación de buenos ni malos, a pesar de que las narrativas oficiales celebren a uno, Morelos, mientras que al otro, Iturbide, se le tenga en un estado de olvido parcial.
Un ejemplo de esa disparidad está aquí: mientras Morelos tiene su Casa Natal, el lugar donde nació Iturbide no es ni monumento ni museo. Pero ambos hombres vallisoletanos fueron importantes en la independencia, pues sí es cierto que Morelos estuvo en el inicio de la lucha, iniciada el 15 de septiembre de 1810, pero Iturbide fue el que la consumó el 27 de septiembre de 1821.
Pero antes de entrar en detalles respecto a esa lucha, Guzmán Pérez hace un dibujo de cada uno de estos hombres. “Morelos fue mayor que Iturbide, porque nació aquí un 30 de septiembre de 1765 y su familia fue de escasos recursos, que tuvo muchas dificultades para salir adelante en la vida; cuando él ya era grande ingresó al Colegio de San Nicolás, donde Hidalgo era rector, luego pasó al Seminario Tridentino para seguir su formación de bachiller y debido a lo difícil que era proseguir estudios de licenciado, maestro y doctor, sólo se quedó de bachiller, lo mismo que Hidalgo”.
En el caso de Iturbide, menciona Guzmán Pérez, era de una familia de alcurnia, algo que se nota desde las partidas de bautizo, que contenían nombres muy largos “para demostrar la antigüedad y procedencia, su familia era dueña de haciendas; su padre lo metió a estudiar al seminario pero ahí estuvo sólo seis meses porque a Iturbide no le interesaba el estudio, él era de un espíritu más emprendedor, más ligado a las faenas del campo, pero como pertenecía a la élite de la ciudad, debía tener un cargo o posición, entonces su padre le compró el puesto de alférez, un título militar”
El historiador mencionó que Iturbide inició en ese puesto sus primeros pasos en un cuerpo armado, aunque realmente no era un lugar donde hubiera un régimen militar con en un ejército de línea”. Sin embargo, cuando comenzó la lucha independentista en 1810, Itrubide tomó el bando pro corona española, “se opone al movimiento de Hidalgo”. Quizá por esto se le ve como uno de los villanos de la historia.
En el caso de nuestro otro protagonista, Guzmán Pérez contó que antes del inicio de la lucha independentista, Morelos anduvo en diferentes parroquias, como Carácuaro, aunque en este sitio “no tuvo buena relación con los habitantes; entonces se fue a Nocupétaro, ahí levantó la capilla, tuvo una actividad significativa para los lugareños y ahí lo sorprende la insurrección”.
Y entonces decidió incorporarse a este movimiento: alcanzó a Hidalgo en Charo, se comisionó para insurreccionar el sur, creó un ejército de seis mil hombres –muchos para ese entonces- conquistó lugares como Acapulco. Eso sí, Guzmán Pérez anotó que durante el conflicto, Morelos e Iturbide “nunca se enfrentaron en combate, porque sus áreas de acción fueron distintas”.
Lo que hizo cambiar de postura a Iturbide, no sólo fue el encontronazo que tuvo con los hermanos Rayón en el sitio de Cóporo, sino también los cambios políticos ocurridos en España, con disposición legislativas “que atentaban contra los privilegios del clero y el ejército”.
Fue ahí que Iturbide inició en febrero de 1821 la segunda fase de la independencia, el Movimiento Trigarante, al que se sumaron caudillos como Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria e incluso Ramón Rayón, antiguo enemigo de Iturbide. Así, consumó la independencia en la fecha indicada líneas arriba y, sin embargo, dice Guzmán Pérez “no se le da nada de reconocimiento”.