Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Sus jardines externos y su interior son ahora un punto de reunión para estudiantes, turistas y visitantes, quizá por el aura de tranquilidad que transmiten los árboles, sus muros externos de cantera y su interior de estantes antiguos. Una forma de armonía que contrasta con su vecino inmediato, una Avenida Madero caracterizada por el tráfico y las marchas. Hablamos de la Biblioteca Pública de la Universidad.
Pero mucho antes de que los centennials y los ancianos anglosajones acudiesen al lugar para disfrutar de esa armonía, los jardines estuvieron habitados por gente devota del catolicismo y es que, como lo delata a simple vista su estructura, la biblioteca fue un edificio religioso, conocido en el pasado como el templo de La Compañía de Jesús.
Este dato lo proporciona la historiadora especialista en restauración de monumentos, Esperanza Ramírez Romero, en su libro Mi ciudad y yo, en donde escribió que ese templo y el Centro Cultural Clavijero "forman un conjunto arquitectónico notable y de los más bellos que tiene nuestra ciudad".
Respecto al origen del templo que ahora resguarda a la Biblioteca, Ramírez Romero señala en ese libro que la construcción del edificio se la debemos a la compañía de los jesuitas: "Primeramente la construcción fue modesta. Entre 1685 y 1695 se construyó el actual edificio, cuyo patrón fue San Francisco Xavier".
Duró con esa vocación religiosa hasta el año de 1930, un dato que escribió Ramírez Romero y confirmó en entrevista la actual directora de ésta y del resto de Bibliotecas de la Universidad Michoacana, Alejandra Manríquez Gómez.
Ella contó que el 7 de enero de 1930 fue inaugurada la Biblioteca, "en ese momento era gobernador Lázaro Cárdenas del Río, él entregó este templo a la Universidad". Aseguró que desde entonces se colocó la estantería de madera en los tres niveles, "para el fondo antiguo".
Ese fondo contiene los libros antiguos, que van desde el siglo XV hasta principios del XX. Es una colección de 23,001 libros, conjuntados a partir de lo que había en otros conventos y seminarios.
Manríquez Gómez dijo cuáles eran esos conventos de los que provinieron los libros: el de San Buenaventura de Valladolid, Nuestra Señora de Guadalupe de Valladolid, el Colegio de San Nicolás de Obispo, San Agustín, la Compañía de Jesús de Pátzcuaro, el Seminario Tridentino, la residencia de la compañía de Morelia de las Carmelitas descalzas, el Colegio de San Ignacio, San Francisco de Querétaro y del Convento de Charo. "Pero también tenemos de algunos particulares que fueron adquiridos o incluso donados".
Son cosas que sí se pueden ver, pero con todo un protocolo que incluye el uso de guantes, cubrebocas y la petición por escrito, "porque cualquier uso inadecuado puede provocar un daño", además de que no pueden ser sacados del edificio. Manríquez Gómez también compartió el dato de que entre esos títulos antiguos, hay 61 libros que estaban prohibidos o que fueron expurgados por la Iglesia católica. Es de recordar que antes, quien hacía la censura era esa institución.
Además, dentro de la Biblioteca hay 6 murales, todas hechos como pinturas al fresco. De estos, dos fueron realizados por Hollis Howard Hollbrook, en 1952; en el mismo año S.C. Schoneber pintó otros dos y otro más por Robert Hansen. Un último fue creado por Antonio Silva Díaz, pero la fecha exacta se desconoce.
Pero estos tampoco se pueden sacar, pues según explicó Manríquez Gómez "hay bibliotecas de la universidad donde sí se cuenta con préstamo a domicilio pero porque está muy bien establecido quienes son los usuarios, por ejemplo a la de Ingeniería Eléctrica van los que estudian ahí, mientras que acá llegan personas de todo y entonces es más difícil tener control, pero sí se debe tener de lo que entra y sale".
En total, mencionó que son 49 las que forman el sistema de Bibliotecas de la Universidad Michoacana.