Morelia, Michoacán. (OEM- Infomex). Se estima que en Michoacán alrededor del 60 por ciento de las abejas que existían han desaparecido, derivado de la aplicación de agroquímicos utilizados en el campo para proteger a los cultivos de enfermedades, plagas y malezas.
Según información del Consejo Estatal de Ecología (Coeco), la zona de la Ciénega se quedó sin actividad apícola tras la desaparición del 95 por ciento de sus colmenas, misma situación que enfrenta la franja aguacatera de la entidad.
Estos pueden catalogarse como insecticidas, herbicidas, fertilizantes, fungicidas, acaricidas, fitorreguladores y rodenticidas, por mencionar algunos, pero especialmente los nicotinoides, lo que ha llevado a que la abeja en sus diferentes especies esté en peligro de extinción en la entidad y en el mundo.
El colectivo Puntadas es de las pocas agrupaciones que ha buscado rescatar a este insecto, fundamental para el desarrollo del hombre, ya que sin él, el 60 por ciento de las frutas y verduras que hoy consumimos desaparecerían al no ser polinizadas.
La representante y coordinadora general de este grupo, Olivia Torres Tena, compartió que desde hace ocho años trabajan en desarrollar proyectos creativos para exponer problemas ambientales, acompañándolos de algunas propuestas de solución.
En entrevista exclusiva, refirió que actualmente trabajan en el proyecto agroecológico, comunitario y didáctico denominado Los Tepames, un santuario de abejas ubicado en la comunidad de La Escalera, en el municipio de Charo.
En este lugar habita la abeja melipona, un género de himenópteros apócritos de la familia Apidae, que contiene unas 40 especies. Su distribución geográfica abarca desde Argentina hasta México, pasando por Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Perú, Ecuador, Paraguay y Venezuela, por lo que se trabaja con los miembros de la comunidad para preservarla.
“Hemos trabajado con miembros de esa comunidad para sacar la miel, pues son apicultores de toda la vida; generamos vínculos para buscar que ambas partes se vean beneficiadas, por lo que ellos nos dan la tierra y nosotros aportamos para que puedan producir la miel”, refiere.
El santuario tiene menos de dos años de haberse adecuado para estudiar a las abejas, ayudarlas a reproducirse y difundir su importancia, así como a cuidar su entorno y procurar que estén en las mejores condiciones de vida.
La activista afirmó que actualmente tienen montado el apiario de abejas meliferas, el observatorio de abejas meliponas, un huerto de árboles frutales, algunas ollas de agua, sistemas de riego y se han realizado dos reforestaciones en la zona.
Especificó que en en coordinación con el Consejo Estatal de Ecología (Coeco), se trabaja en una iniciativa para prohibir de manera local el uso de esos químicos que dañan a los polinizadores naturales como las abejas.
Iniciativa detenida por el Covid-19
La bióloga Anaelisa Martínez del Río, quien trabaja en la Universidad de la Ciénega y funge como apoyo por parte del Consejo Estatal de Ecología, detalló que los nicotinoides son un tipo de insecticida que combate el sorgo amarillo, el cual ha empelado con frecuencia en Michoacán, siendo un estado agrícola.
En entrevista, explicó que al observar cómo se han ido acabando poco a poco los polinizadores naturales, se tomó la determinación de crear una iniciativa que se aborde de manera local, ya que la prohibición de sustancias de este tipo compete a la federación, sin embargo, actualmente no existe un trabajo que se desarrolle en este aspecto.
Especificó que antes de la pandemia se pretendía inaugurar el mural “Oly” en contra de los insecticidas, mismo que fue elaborado en la fachada de una fábrica en la zona conocida como La Harinera, en donde se realizarían foros sobre el tema y se presentaría la iniciativa.
Empero, esto no se pudo concretar debido a la emergencia sanitaria.
Anaelisa Martínez señaló que busca optimizar la protección de los derechos de la especie, para lo cual se requiere limitar los recursos que dañan a las abejas, así como reducir el uso del DDT, mercurio o arsénico.