Morelia, Michoacán.- El fenómeno del desplazamiento forzado en Michoacán, es alarmante, sobre todo en regiones de Tierra Caliente como en el municipio de Apatzingán, en donde tan solo el año pasado se registraron más de mil personas que salieron de sus lugares de origen por la presencia de grupos del crimen organizado, pero la cifra ya supera en esta región hasta cinco mil pobladores que han dejado sus comunidades en los últimos tres años, de acuerdo con información de la actual alcaldesa, Fanny Arreola Pichardo.
Para El Sol de Morelia, las víctimas compartieron sus testimonios, por seguridad presentamos las entrevistas bajo pseudónimos.
Margarita Hernández, el dolor de una madre desplazada por violencia criminal
Hace tres años, la hija de Margarita Hernández, originaria de Apatzingán, fue desplazada de manera forzada por integrantes de un grupo criminal, quienes después de secuestrar y abusar de ella, tuvo que ser enviada con asilo político a los Estados Unidos; así hay cientos de historias que se repiten con mayor frecuencia desde el 2013 a la fecha, cuando arreció la guerra entre quienes forman parte de los distintos cárteles del narcotráfico en la Tierra Caliente.
Con el rostro desencajado y la petición a El Sol de Morelia de no revelar su rostro, porque aún quienes secuestraron a su hija cuando tenía 16 años, están libres y con plena impunidad cometen ilícitos en las comunidades que conforman el municipio de Apatzingán, Hernández ofreció la entrevista para compartir parte de su historia que es muy similar a muchas otros pobladores que ya fueron desplazados por la inseguridad.
Margarita, madre soltera de cuatro hijos, recordó el secuestro y acoso que vivió su hija hace tres años, cuando regresaba a su casa después de la escuela un grupo de sicarios a plena luz del día, la agarraron por la espalda y la secuestraron, supuestamente, porque era informante del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
⏩ Te puede interesar: Refuerzan seguridad en El Coire ante violencia y desplazamiento forzado de comunidades indígenas
Después de permanecer 12 horas secuestrada, la joven fue liberada, pero ya había sido acechada por los criminales que la acosaban de manera constante. Tras lo que vivió, su hija le pudo narrar que fue abusada sexualmente por uno de ellos, también torturada psicológicamente, porque todo el tiempo simulaban que la quemarían viva e incluso, dijo, que le rociaban gasolina. Asimismo, fue golpeada y maltratada sinfín.
Es un milagro que me la hayan dejado ir, Dios es grande, aún vivimos con el miedo que no podemos olvidar, porque esto lo vives para siempre; mi hija ya es adulta y aun sigue con las pesadillascomentó, al tiempo de expresar que debido a que no podía estar en la comunidad rural de Apatzingán, fue enviada a los Estados Unidos, dejando a su familia, amigos y sobre todo su lugar de origen.
Samuel López, desplazado por el crimen, encontró refugio pero extraña su hogar en Apatzingán
Otro testimonio, es el de Samuel López, quien tiene ya cinco años que de haber sido desplazado por la inseguridad y el crimen organizado, pero ahora, dijo que tiene otra familia que lo arropó en el albergue Frente Popular “Francisco Villa” en Apatzingán.
“No me arrepiento de haberme salido de mi comunidad, pero sí extraño mucho a mi familia y mi casa donde nací”, enfatizó
La falta de trabajo, las balaceras, los enfrentamientos armados y una ausencia de libertad para salir a las calles a fin de tener una vida plena, ante la presencia de grupos criminales, es lo que obligó al productor de maíz y sorgo, pero también por temporadas cortador de limón, a dejar su comunidad en el municipio de Apatzingán.
⏩ Te puede interesar: Desplazamiento forzado afecta a la mitad de la población en comunidad indígena de El Coire
Desde hace cinco años fue obligado por la delincuencia organizada a dejar la Tenencia de Holanda e irse a refugiar para tener un techo y comida al albergue popular, en el que hay más de veinte personas que también fueron desplazadas de sus lugares de origen, obligados por la los grupos del crimen organizado.
A través de la gestión de apoyos con autoridades municipales, es que el albergue se mantiene de puertas abiertas para recibir a las familias que ante la inseguridad tienen que dejar sus viviendas.
No es nada fácil ser desplazado por grupos criminales, la verdad, es triste, porque mirar hacia atrás y saber que dejarás tu casa donde naciste o donde estuvieron tus padres, se siente feo y muy tristeasí lo narró el jornalero, quien decidió no mostrar su rostro por miedo a que pudiera tener alguna situación de riesgo.
Confirmó que desde hace varios años, entre el 2012 y 2013, comenzaron a conformarse una serie de grupos criminales con diferentes nombres que son los que mantienen el control en las comunidades rurales de Apatzingán, como es el caso de Holanda, una Tenencia que se localiza a una hora de la cabecera municipal y la que ha sufrido infinidad de enfrentamientos armados que ha desplazado a prácticamente todas las familias.
La Clavelllina: un pueblo fantasma por el desplazamiento forzado y la violencia criminal
Otro de los testimonios que pudo entrevistar El Sol de Morelia, es un joven originario de La Clavellina, una de las zonas rurales más alejadas de Apatzingán, que se encuentra casi pegada a la sierra y fue obligado a salir de forma forzada a raíz de que en esta comunidad conformada apenas por 15 familias, las personas no tienen más opción que ser reclutado por los grupos criminales o salir del municipio.
Subrayó, que las familias, pero especialmente los jóvenes sólo pueden decidir en salirse de su comunidad o vivir oculto en el cerro. “Esto muchas veces me tocó ver, que llegaban las camionetas de los los grupos delictivos para reclutar a los hombres, o bien, golpearlos y amenazarlos de por vida por negarse a “cooperar”.
Esta situación, se repitió a partir del 2011, pero se complicó en el 2013 por la disputa de los diferentes grupos que controlan la región de la Tierra Caliente, con énfasis en Apatzingán y que a la fecha no ha disminuido por el desinterés de las propias autoridades. “Yo recuerdo que llegaban a las localidades y si había hombres los golpeaban y se los llevaban con los ojos vendados o si te rehusabas, llegaba la policía federal para sembrarles droga y armas para llevarlos encarcelados; era un infierno”.
Hoy en día, La Clavellina es prácticamente un “pueblo fantasma”, porque ya solo quedan tres familias viviendo en el poblado, todo ellos personas adultas que ya no son reclutados ni molestados por los grupos del narcotráfico, pero sino personas que no pueden salir con seguridad de sus casas ante los constantes enfrentamientos, incluso, es una zona en la que los criminales arrojan de manera frecuente los “drones” con explosivos.
Muchas veces me tocó esconderme junto con mis papás o me iba yo solo al cerro para resguardarme en una cueva y que no me llevaran, pero eso no me salvaba, así que como muchas personas, dejé la comunidad para irme a otro lugar en el que pudiera estar a salvodescribió el joven de apenas 20 años.
Por momentos, hay tranquilidad en estas comunidades, pero, el desplazamiento forzado en Apatzingán es una realidad que no ha sido atendida por los gobiernos.