Morelia, Michoacán (OEM Infomex).- La tradición de vestir al Niño Dios llegó a México en febrero de 1912, en la iglesia de la Candelaria de los Patos.
Ahí, lo levantaban de su pesebre para después cubrirlo, pero su origen surge de la liturgia de la Purificación, donde los padres de familia acercaban a sus hijos más pequeños a recibir la bendición.
Como cada 2 de febrero, se festeja a la virgen María y su purificación luego de 40 días de haber dado luz a Jesucristo, el hijo de Dios.
En esta fecha, la gente acostumbra a llevar a bendecir sus velas o candelas, pero a partir de los años 50 comenzaban a bendecir a los niños Dios.
Desde 1960 se comenzó la costumbre de vestir al Niño Dios, con un ropón blanco y acostado en un canasto rodeado de velas, y para la siguiente década se acostumbra a vestirlo con varias advocaciones.
Según se tiene la regla de que el primer año, el niño Dios sea vestido de blanco, el segundo debe vestirse como niño de las palomas, y para el tercer año, puede vestirse de cualquier santo o representación, aunque recomiendan que sea del Santo Niño de Antorcha, pero todo dependerá de las necesidades de las familias.
Los santos más comunes son: San Judas Tadeo, Santo Niño de Antorcha, el Sagrado Corazón, Cristo Rey, san Martín Caballero, Niño de la Candelaria, San Miguel Arcángel.
También llegan a vestirlos basados en pasajes bíblicos como: el Niño Pastor, el Niño Divino Maestro, El Niño de los Diez Mandamientos y el Niño de las Huellas de Jesús, entre otros.
Cuando surgió la pandemia por Covid-19, hubo una gran demanda en la vestimenta, pues lo vistieron como Niño Doctor, el Niño Cirujano o el Niño de la Salud.