Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Este 6 de septiembre se celebra el Día Internacional de Leer un Libro, una iniciativa que comenzó al finalizar la primera década del siglo XXI y que no tiene otro fin más que fomentar el gusto por la lectura. De acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2016 había un 45.9 por ciento de mexicanos alfabetos que por lo menos leían un libro al año, pero esa cifra bajó al 41.1 por ciento en este 2020.
Como muestra de que la literatura no deja de producirse, pese a los bajos índices de lectura, platicamos con tres jóvenes escritores michoacanos, dos mujeres y un hombre, quienes ya cuentan con obra publicada o en proceso de editarse.
La nueva generación
Nacida en 1995, la michoacana Cristina Bello Ángeles obtuvo en agosto pasado el Premio de Poesía Dolores Castro, convocado por el gobierno de Aguascalientes por su libro Pistola de Agua. En una charla con El Sol de Morelia, nos confió que cuando era niña pasaba muchas horas en la casa de su abuela, y cuando el aburrimiento la hostigaba, recurría a la biblioteca. "Eso me enamoró de la literatura, además de los ejercicios de declamación y memorización”, reconoce, además de que en la preparatoria tuvo una buena profesora de literatura que le recomendó leer a Elías Nandino, el poeta jalisciense autor de Nocturna Palabra; “ahí supe que la poesía tiene algo que explota, un impacto repentino”.
Pistola de Agua tiene como fondo la mitología japonesa, en particular se inspira en la diosa Izanami, quien debe procrear descendencia con su propio hermano para poblar una isla. Los hijos presentarán deformidades y los dioses la culparán a ella, quien termina muerta y en el mundo de las tinieblas. “En mi libro no hablo de la cultura oriental, porque no sé mucho, sino más bien traigo esa historia a mi propio contexto, es como si una niña michoacana la acaba de conocer”.
El libro se divide en tres partes, mismo que juega con la narrativa y la poesía. Estará a la venta a finales de octubre, pues el premio, además de un incentivo económico, incluyó la edición de la obra. Al preguntarle cómo mira a su generación, no lo duda: “Admiro mucho a la gente que hace el Slam de Poesía para Morras, me parece increíble que se paren frente a un escenario y creo que es necesario que lo vivamos, independientemente de la edad que tengas”.
Poesía cruda
Jesús González Mendoza fue merecedor del Sexto Premio Iberoamericano de Poesía Joven Alejandro Aura en 2019, una convocatoria realizada por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Aunque a la fecha el libro aún no se imprime por cuestiones de burocracia, el egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) afirma que es un compendio de letras duras, oscuras, de desmembramientos físicos y también psicológicos. “Restos es mi primer libro para publicarse; hay una vocación de denuncia en lo que escribo y me alegra que se alcance a percibir”, confiesa en entrevista. Agrega que hay escritores que se mantienen al margen del poder, del Estado, a pesar de que puedan recibir becas o estímulos. Otros, apunta, conviven con el gobierno, están a favor de un régimen. “El escritor que niega su lado político escribe a favor del Estado”, asegura.
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González Mendoza afirma que sus letras, al menos las plasmadas en Restos, describen una cruda realidad contemporánea, al México salvaje que descuartiza a seres humanos, pero también va al fondo, a las sensaciones, a lo oscuro de la mente, a la perversión absoluta. El michoacano y periodista en activo, apenas comienza con una carrera que luce prometedora, no solo por un reconocimiento ya obtenido, sino por una convicción que se nota con una sola charla.
“Es curioso cómo Michoacán se decanta más hacia la poesía que a la narrativa, tenemos una gran tradición no solo en materia de producción literaria, sino de encuentros especializados en poesía, desde los que hacía Homero Aridjis hasta el Encuentro de Poetas Jóvenes, sin olvidar al Encuentro de Poetas del Mundo Latino, que luego dejó de ser apoyado por las instituciones”, apunta Jesús, quien espera que pronto se edite su ópera prima.
Melancolía y realismo mágico
Diana Ferreyra comenzó a escribir desde sus tiempos de preparatoriana, solo que, como suele ocurrir tantas veces, el miedo a mostrar su obra la detenía de vez en cuando. “Creo que en mi caso siempre quise ser leída. Busqué opciones para ello, pero al ser un tanto inexperta y con timidez esperé unos meses para identificar dónde podía publicar”, recuerda. Así, luego de una convocatoria del Colectivo Artístico Morelia, obtuvo un premio en la categoría de cuento. “A partir de eso tuve la oportunidad de ser invitada a diversas publicaciones tanto digitales como impresas, antologías y revistas. Recientemente publiqué un poema en la antología Jardín de figuras abiertas, de Bitácora de vuelos Ediciones.
Aunque escribe más narrativa, Diana hace una observación particular: ha publicado más en ese terreno, pero cada que la invitan a mesa de lecturas, hay una carga hacia sus poemas. Asume que el temor cuando se está por escribir nunca desaparece: “En cuanto a la timidez nunca se me quitó, pero en la escritura creo que sigo en constante trabajo, en la búsqueda del estilo”.
Sobre sus libros ya publicados, apunta: "Tres narradoras, de la colección La Tanda del Colectivo Artístico Morelia, se conforma de cuentos escritos por Yolanda Segura, María Fernanda Guzmán y por mí con estilos distintos. En el caso de Borrones, fue un libro que escribí por alrededor de dos años en el cual estaba empezando a buscar un estilo en la narrativa; es un libro al que le tengo mucho cariño. Las guerras congelan los días es mi primer libro de poesía que tiene como tema la guerra descrita desde las víctimas”.
Leer a esta michoacana es sumergirse en universos fantásticos, pero también tristes. Cuando le preguntamos cómo podría definir su literatura, responde: “Podría ser que los temas son de melancolía, pero con matices de realismo mágico”.
