El arte gráfico vive en Morelia

La capital del estado cuenta con varios proyectos que van de lo tradicional a lo experimental

Francisco Valenzuela | El Sol de Zamora

  · domingo 24 de noviembre de 2019

Foto | Mariana Luna

Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- El arte gráfico tiene vida en la capital michoacana. Los artistas, la producción y las publicaciones están ahí, pero muchas veces falta el complemento, lo que le da sentido a todo: los interesados en adquirir obra. Existen talleres, empresas editoriales, fanzines y mucho talento que hace hasta lo imposible por dar a conocer su trabajo.

Como muestra de que el virtuosismo existe, está el caso de Salvador Jacobo, quien ganó recientemente el Premio de Novela Gráfica Ciudades Iberoamericanas por su obra La mala senda, historia sobre hombres arrojados a la calle por distintas circunstancias. ¿Pero quiénes conforman esta comunidad que le apuesta a la gráfica tradicional y no tradicional?

MONO EBRIO

Fundador de la editorial Mono Ebrio, Nurivan Viloria publica desde hace cuatro años la revista El Tarántula, en complicidad con Antonio Nautilo y el mismo Salvador Jacobo. En ese periodo han sido cuatro números con historieta y dibujo de corte experimental y artesanal, “tratando de hacer nosotros mismos los procesos de diseño, impresión y producción”, detalla.

Así, son más de 40 los artistas gráficos de todo el país los que han colaborado en una publicación agresiva, honesta, en la que no hay cabida para el conservadurismo. El número cinco ya está en el horno y contempla artistas de países como Francia, Suiza, Rusia y Colombia, sin que se dejen atrás a los creadores locales.

La problemática al respecto, dice Nurivan, es la distribución y la venta. “La gente relaciona al arte gráfico con el grabado, sin saber que también existe el dibujo libre. Cuando hacemos encuentros hay respuesta, llega la gente, pero no compra demasiada obra”.

Y es que hablando en términos de costos, producir una revista como El Tarántula implica no solo el valor de cada obra autoral, sino la calidad del papel, las tintas, trabajo de serigrafía, número de páginas y el proceso de encuadernación: es un objeto artístico que por su valor comercial a veces resulta inaccesible para quien lo quiera adquirir. De momento, la publicación circula en eventos de editoriales independientes y en librerías como Marabunta de la Ciudad de México.

Viloria cree que hace falta más producción de este tipo, que la gente se acostumbre a ver fanzines por doquier. Nota un cierto desequilibrio por regiones, como sucede en la CDMX en la cual prácticamente hay un evento de ediciones independientes cada semana.

FUCK ZINES

La entrevista transcurre en un taller ubicado frente al Mercado de Dulces. Es un espacio de trabajo donde hay máquinas para impresión en serigrafía y risografía, así como impresión láser. Bajo el mismo techo laboran sus colegas de Fuckzines, integrados por Francisco Zúñiga y Paulina Morales, quienes con otros artistas fundaron hace ya bastantes años la revista Monocromo, que resultó una bocanada de aire fresco allá por el 2005. Aunque comenzó con un formato impreso, después fue mutando a lo digital, al punto de que hubo, entre sus 17 números, alguno entregado en USB y un último encapsulado en VHS para mostrar un documental.

Fukzines nació como con la idea de ser un blog para compartir el contenido de otros artistas y editoriales de corte independiente, pero pronto se dio a la tarea de hacer producción propia e impartir talleres en Morelia y otras ciudades de la República. Zúñiga hace notar que sí hay producción de gráfica independiente en la ciudad, “solo que ninguno somos constantes, de pronto paramos, hacemos pausas, somos intermitentes, pero somos más que hace unos años y ya hay un mayor conocimiento entre la gente, porque en la época de Monocromo a veces no sabían si era una revista, una catálogo o una carpeta; hoy ya saben que sencillamente se trata de autoediciones, sin más etiquetas”.

Sobre el posible mercado para estos productos, señala que el mejor escaparate son las ferias como Print and Trip, organizada en la primavera de este año y en la cual se reunieron más de 20 proyectos. “Si es un evento dirigido solamente a quienes gustan de estas publicaciones te va bien, pero si asistes a bazares más generales, lo último que compra la gente es un libro de arte o una revista”, añade Zúñiga. Los canales para venta de Fukzines son las redes sociales y contados espacios físicos; “la venta es el misterio que nunca hemos podido revelar”, acepta entre risas. Tanto él como Nurivan reconocen que no hay los suficientes incentivos oficiales para impulsar a este tipo de artes gráficas: “En el estado ni existimos”, dice el fundador de Mono Ebrio, mientras que su colega recuerda que cuando tuvieron una beca estatal el recurso era insuficiente y encima no les permitían vender obra.

ZINI BOOKS

Jesh Martin es otro joven que impulsa las artes gráficas desde una perspectiva contemporánea y arriesgada. Él Pertenece al colectivo Zini Books, donde también colaboran Alejandra Albiter y Roxana Graciano. “Comenzamos a publicar nuestro material desde el 2017, pero desde el 2018 hemos estado participando en diferentes eventos para crear redes de distribución”.

Sobre el tipo de producción que realizan, subraya: “Empezamos publicando fanzine de tiraje corto y poco a poco hemos experimentado con otros formatos. Diseñamos un periódico de arte contemporáneo, cómics, libros de artista, prints o posters individuales, y seguimos haciendo fanzines pero con contenido más crítico y mejor presentado”.

Al igual que Mono Ebrio y Fuck Zines, Zini Books distribuye sus productos en eventos especializados, por redes sociales y en Morelia solo ha encontrado a la librería El Traspatio como espacio físico de venta. También han asistido a ferias de Guadalajara, Veracruz y la Ciudad de México.

El material es producido en un taller de la UNAM campus Morelia y en otro propio, todo de manera autogestiva. Sobre el panorama de la gráfica local, afirma: “En Morelia hay artistas jóvenes buenísimos que tienen una perspectiva no tradicional sobre estas prácticas y están sucediendo cosas interesantes”, añadiendo que actualmente mantienen un proyecto de galería itinerante de arte contemporáneo llamado “#CCC00”, donde exponen piezas experimentales para así ampliar el mercado.

ALTERNATIVA GRÁFICA

Una iniciativa en la que ha trabajado con muchos artistas de la ciudad es Alternativa Gráfica, encabezada por Celeste Jaime y Diana Maldonado. Comenzaron en 2011, con la suma de gresados de la Escuela Popular de Bellas Artes y la idea de hacer una producción orientada a la gráfica tradicional. Desde entonces han trabajado en diseño editorial y gráfico, apoyo museográfico.

“Nos especializamos en la encuadernación, tanto de contenedores como libros de artista”, señala Celeste. Este trabajo constante tuvo otro fruto: Alternativa Ediciones, donde han producido libros de bajo costo, artesanales y con tirajes limitados, con lo cual se complementan los trabajos de diferentes creadores del estado. Es una forma de compartir la obra que en otro formato cuesta mucho dinero, como lo son las carpetas propiamente dichas. Hasta el momento son más de 12 los títulos con el sello de Alternativa, incluyendo a artistas como Ángel Pahuamba, Carolina Ortega, Uriel Marín, Carlos Flores Room y Mizraím Cárdenas. Igualmente han creado ediciones para exposiciones museísticas en el Centro Cultural Clavijero, tal fue el caso de Anillos Concéntricos (colectiva) y Anagramas Matemáticos, de Jesús Jiménez.

Su proyecto editorial más reciente es la colección de Originaria, 12 libros de mujeres poetas indígenas que protagonizan un encuentro por estos días en la Ribera del Lago de Pátzcuaro. Desde su punto de vista, la producción gráfica en Morelia está pasando por un buen momento, “hay al menos seis talleres trabajando con intensidad y aglutinando a varios artistas, pero el problema es que no hay tanta venta, nuestro mercado es muy limitado, son muy pocas las personas que compran arte o ediciones de este tipo; en cierto sentido lo seguimos haciendo porque nos gusta mucho, es nuestra pasión y porque estamos en la posibilidad de hacerlo”.

LA OLOTERA

Otro proyecto es La Olotera, centro cultural independiente que también funciona como espacio abierto para presentación de proyectos editoriales. Ahí lo mismo ocurren exposiciones plásticas que performances, y recientemente inauguraron un mural del artista de Tlaxcala Amaury Esmarq. Hay talleres de encuadernación, cerámica, grabado en relieve, bodegón, huecograbado, e ilustración, y también realizan bazares con productores locales, todo con el propósito de incentivar un consumo diferente. Su historia es muy reciente, pero se suman a generar otra ventana para la gráfica contemporánea que no es nueva en la ciudad, donde también debemos tomar en cuenta a historietistas que publican en diarios impresos, revistas marginales y páginas en línea.

Los creadores están ahí, solo faltan más consumidores.

DATOS

-Existen talleres, empresas editoriales, fanzines y mucho talento que hace hasta lo imposible por dar a conocer su trabajo

-Como muestra de que el virtuosismo existe, está el caso de Salvador Jacobo, quien ganó recientemente el Premio de Novela Gráfica Ciudades Iberoamericanas por su obra La mala senda


Hay al menos seis talleres trabajando con intensidad y aglutinando a varios artistas, pero el problema es que no hay tanta venta, nuestro mercado es muy limitado

Celeste Jaime. Alternativa Gráfica