Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- “Hacer radio indígena es un compromiso con nuestras comunidades”, dice el locutor, abogado, músico y activista Esteban Cruz Rosas, fundador de XHOCU, Radio Ocumicho, frecuencia del 97.3 que durante más de 25 años ha sido un enlace fundamental para 12 pueblos de la Meseta Purépecha y algunas del noroeste, como San José de Gracia.
Lograrlo no ha sido sencillo. El 28 de abril del año pasado, Esteban fue secuestrado por hombres armados debido a las constantes denuncias por la proliferación de huertas ilegales de aguacate en la región, así como la tala clandestina. Después de un intenso operativo fue rescatado con vida y sin lesiones, pero su caso quedó registrado como una de las agresiones contra comunicadores en la entidad.
El activista señala que “si no hay causa, no hay efecto”, y bajo esa filosofía tratan de comunicar a los radioescuchas sobre las principales necesidades en la región, logrando una verdadera y efectiva red social que se refleja en trabajo comunitario.
Agresiones constantes
Sobre los riesgos que implica esta labor, Esteban afirma que el compromiso es con la gente y por eso “no se puede uno quedar callado”, en referencia a cómo abordaron desde la radio el problema del cambio de uso de suelo, lo que incomodó a miembros de la delincuencia organizada.
Ese entorno cobraría la vida de Pedro Pascal Cruz, asesinado a balazos el pasado 10 de diciembre, mientras trabajaba como integrante de la ronda comunal en Ocumicho. Entre las manifestaciones de protesta estuvo la de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias capítulo México (AMARC), desde la cual exigieron que se atendiera la problemática en la zona: “En un año, (los comuneros) han sido víctimas de distintos actos de intimidación, desaparición e intromisión de grupos armados, por lo que hacemos un enérgico llamado a los distintos ámbitos de gobierno para que cumplan con su obligación de otorgar seguridad en la región”.
Ese no es el único caso de violencia documentado en la entidad. En octubre de 2019, administradores de XHUET, “La Guacha”, denunciaron que el entonces alcalde de Huetamo, Juan Luis García Conejo, intentó amedrentarlos por críticas a la obra pública, además de que funcionarios del ayuntamiento les cortaron una transmisión en vivo.
Pese a las condiciones adversas, Esteban Cruz Rosas afirma que están convencidos de la nobleza del oficio y atentos al relevo generacional en la zona purépecha, por lo que uno de sus retos es darles a conocer la importancia que tiene preservar sus tradiciones, máxime cuando Ocumicho recientemente fue elegido para ser la sede del encendido del Fuego Nuevo en febrero de 2024. “Queremos que los niños de hoy sean los que enciendan el fuego el día de mañana, y que ellos sean los que enseñen el idioma purépecha”, concluye.
A la cabeza en radios comunitarias
Michoacán es el estado con más radios comunitarias en México cobijados por la AMARC, al tener 22 concesiones otorgadas por el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Las estaciones se localizan en Aguililla, Ario de Rosales, Los Reyes, Ocumicho, Pátzcuaro, Purépero, Sicuicho, Tepalcatepec, Uruapan, Tacámbaro, Tancítaro, Tingambato, Tangancícuaro, Morelia, Santa Clara del Cobre, Huetamo, Purépero, Contepec y Zitácuaro.
Le sigue Oaxaca con 19, mientras que Guerrero y el Estado de México tienen siete cada uno. En total, son 87 las estaciones cuyo uso de concesión es principalmente comunitario, y en menos casos indígena y social. De acuerdo al artículo 89, fracción VII de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, estas empresas sin fines de lucro tienen acceso al 1 por ciento del total del presupuesto federal destinado a la comunicación social, distribuido de forma equitativa. Uno de los proyectos, relata el mismo Esteban Cruz, es que ese mismo esquema de financiamiento ocurra a nivel estatal, por lo que ya se prepara un documento argumentativo.
Radio para la comunidad mazahua y otomí
Gerardo Sánchez es fundador de XHTUMI, La Voz de la Sierra Oriente, que transmite desde Tuxpan en el 107.9 de FM con cobertura para 15 municipios de Michoacán y siete del Estado de México, además de internet para todo el mundo. Su público meta se compone por quienes hablan mazahua y otomí, por lo que la barra de contenidos se divide entre esas lenguas, así como el español y el náhuatl.
La estación inaugurada el 12 de marzo 1998 forma parte de una cadena subsidiada por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y tiene muy claros sus objetivos: difundir, preservar y fortalecer la cosmovisión de ambos pueblos a través de música, danza, rituales, fiestas patronales, lengua materna, medicina tradicional, creencias, organización comunitaria, entre otras expresiones y saberes.
Un consejo ciudadano es el que se encarga de nutrir y aprobar la barra programática y se compone por danzantes, artesanos, músicos, médicos tradicionales y hablantes de lenguas maternas. “Hay programas que abordan los sistemas normativos en los pueblos indígenas, sus sistemas de justicia y la filosofía de la ayuda mutua”, detalla Sánchez, quien subraya que los más viejos de las comunidades son parte esencial del proyecto.
La Voz de la Sierra Oriente cuenta también con una fonoteca que resguarda archivos sonoros de la región, un material invaluable que ha servido para que las nuevas generaciones conozcan temas musicales y los revivan en los carnavales que se hacen cada año. Un caso emblemático es el del pueblo Carpinteros, de donde es originaria “La Danza de Sonajas”, la cual estaba en desuso, pero fue recuperada gracias a una grabación que sirvió para que un violinista la volviera a ejecutar.
La radio indígena también tiene sus desafíos y disyuntivas, afirma Gerardo, quien acepta que en el oriente ya quedan muy pocos hablantes de otomí, por lo que los programas difundidos en esa lengua luchan por preservarla, pero al mismo tiempo enfrentan un temor: “que estemos gritando en el desierto”.
Por último, añade que no se puede soslayar la función social cotidiana de la radio, que sirve para avisar sobre asambleas comunitarias, reuniones para cambios de autoridades, obras que puedan interferir la movilidad de los habitantes y por supuesto la recuperación de objetos perdidos.
Una lucha de décadas
Héctor Camero Haro, ex director de la AMARC, se involucró en las luchas sociales desde 1973, cuando se organizó con vecinos para reclamar el derecho a la vivienda en la zona urbana y popular de Monterrey. Esa tarea implicaba canales de comunicación efectivos, pues no bastaban los volantes de papel para combatir las grandes campañas en medios masivos. En ese contexto nacería Radio Tierra y Libertad, que no era otra cosa que un sistema de bocinas callejeras usadas para informar sobre las acciones del grupo.
En entrevista, recuerda que ya en la década de los 90 se inspiraron en la lucha estudiantil de la UNAM para construir una radio comunitaria, pero se encontraron con la negativa del gobierno federal. El primer transmisor lo colocaron hasta 2001 y entonces ya no eran bocinas, sino una estación en FM, aunque con poco alcance.
Sin embargo, era demasiado bueno para ser verdad. Después de un año al aire, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) los acusó de operar sin licencia y los emplazaron a bajar la señal, pero entre arduas negociaciones lograron seguir hasta 2008, momento en que el gobierno encabezado por Felipe Calderón Hinojosa envió a un grupo de la Policía Federal Preventiva (PFP) para desmontar las instalaciones. No conformes con ello, se le inició una averiguación a Camero por el delito de violación a la ley de bienes nacionales, el cual enfrentó por dos años en libertad bajo fianza para después ser absuelto.
“Las radios comunitarias fuimos por muchos años portadoras de las cinco P: pocas, pequeñas, pobres, perseguidas y parias, con aportaciones de gente de escasos recursos y algunos activistas sociales o estudiantes. Por fortuna, entre 2013 y 2014 se estipuló que las estaciones tengan un presupuesto fijo, lo que nos ayuda a mantener la infraestructura y la calidad que las audiencias merecen, aunque por supuesto que no es suficiente, porque es como una ropa pequeña para un niño que ya creció”, concluye Camero.
Radios comunitarias e indígenas en Michoacán
Concesionario | Frecuencia | Localidad | Tipo |
Expresión Cultural Aguililla | 100.3 | Aguililla | Comunitaria |
De Corazón Purépecha | 88.3 | Ario de Rosales | Comunitaria |
Expresión Alternativa | 89.1 | Los Reyes | Comunitaria |
Radio Ocumicho | 97.3 | Ocumicho | Indígena |
Echais 88 | 105.7 | Purépero | Comunitaria |
La Mexicanita | 104.5 | Sicuicho | Comunitaria |
Radio Cultural de Tepalcatepec | 107.9 | Tepalcatepec | Comunitaria |
Xanarapan | 102.9 | Tacámbaro | Comunitaria |
Comunicadores de Tancítaro | 105.1 | Tancítaro | Comunitaria |
Ziraño A.C. | 99.3 | Tingambato | Comunitaria |
Grupo Cultural Tangancícuaro | 99.5 | Tangancícuaro | Comunitaria |
Radio Juchari Iretarhu Anapu | 105.9 | Ziracuaretiro | Comunitaria |
RM Morelia | 106.1 | Morelia | Comunitaria |
La Voz de la Sierra Oriente | 107.9 | Tuxpan | Indígena |
INPI | 830 AM | Cherán | Indígena |
Los retos de la radio universitaria
Judith Mena Rocha es la directora de Radio Nicolaita, perteneciente a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSMH) que transmite por el 104.3 de FM y por la red de internet. Con 47 años de historia y contando, la emisora se ha especializado en contenidos que no tienen cabida en el espectro comercial: divulgación de la ciencia, análisis de cine, música clásica, literatura, medicina y rock alternativo son parte de la oferta en su barra diaria.
“Es un universo de ideas que reflejan la vida universitaria, por eso difundimos ideas, conocimientos, cultura y todo lo que sea de interés social”, afirma la comunicadora, quien refiere que hay programas que prácticamente nacieron con la estación, como el caso de Ex Libris, conducido por José Luis Rodríguez, recientemente galardonado con el Premio de Artes Eréndira.
Entre los retos que enfrenta está la de generar los cambios exigidos tras la reforma en Telecomunicaciones de 2017, con la que se implementó la obligación de la participación ciudadana, dividida en un consejo ciudadano y el defensor de audiencias. Esto se refleja en trazar lineamientos editoriales de contenido aprobados por el consejo, además de proporcionar vías de comunicación exclusivos para la defensoría.
“No basta con tener una programación 24/7”, dice Mena, quien asume que otro de los objetivos es la producción de programas bajo demanda, para que sean escuchados “a la carta”, cuando el radioescucha pueda y a través de canales de streaming.