Zamora, Michoacán (OEM-Infomex).- Las creencias, constituyen marcos de acción del comportamiento humano, no importa el tipo de ideas, pueden ser religiosas, políticas o de cualquier naturaleza, pero delinean decisivamente nuestra acción y omisión, puntualizó el Luján Investigador del Colegio de Michoacán, José Luis Sefoo.
En la escritura autorizada de antiguos estudiosos, de la creencia interesa la fuerza, la fijeza superior con que es asumida por la gente, no tanto si es verdadera o falsa. Las personas pueden creer en “chupacabras”, imaginar que el coronavirus no existe o pensar que las hojas de “pata de vaca” u orquídea de árbol cocidas como té ayudan a disminuir los niveles de azúcar en casos de diabetes mellitus.
Para David Hume: “la creencia es algo más que una simple idea. Es una manera peculiar de formarnos una idea, y como la misma idea puede solamente variar por la variación de sus grados de fuerza y vivacidad, se sigue de todo lo anterior que la creencia es una idea vivaz producida por una relación con la impresión presente según la definición que precede”.
Estos “choros” están motivados para comprender, desde otra óptica, por qué vecinos de Progreso Nacional o de cualquier otra colonia siguen celebrando fiestas como si nada pasara; por qué la gente continúa tomando de la misma botella de cerveza o de Tonayan como si el coronavirus fuera una ficción, las opiniones que vamos construyendo, las creencias que alimenta el seno materno (la familia, iglesia), la interacción en el juego y en el chupe, también la formación escolar, son poderosos cultivadores de marcos de acción.
Suponiendo que el actuar de la población se deba a una cierta creencia que el Covid-19 nos “hace los mandados, será imposible que la gente acate normas mínimas de higiene aseo de manos, toser bajo el interior del codo, no escupir), sea porque carece de agua o simplemente no cree que esa medida sirva para prevenir la enfermedad.
En las calles de Zamora, en el entorno del mercado Hidalgo, mujeres y hombres, adultos y niños, transitan, regatean como en cualquier día de la semana. La sana distancia del metro y medio se reduce a 30 o 40 centímetros.
Las creencias son poderosas, habrá que modificarlas para cambiar nuestro comportamiento, el Covid-19 no espera.