Morelia, Michoacán.-Al andar por el casco antiguo de Morelia es posible que surja la pregunta ¿Siempre ha sido así?, un cuestionamiento que puede nacer tanto si usted es un visitante fascinado con la ciudad o un caminante que tiene en su cotidiano andar por alguna calle antigua.
Y es que el patrimonio histórico de la ciudad no ha permanecido inalterable con el paso de los siglos. Esto significa que ha ganado en construcciones, pero también ha perdido algunas, según lo podemos consultar en fuentes históricas como la página web Michoacán histórico o lo que difunde el joven historiador y guía de turistas Hiram Padilla Rizo en sus redes sociales.
Lo que este último cuenta en plataformas electrónicas, tiene relación a espacios de la historia más reciente de la ciudad. Señala entonces que hubo una Plaza de Toros donde ahora se encuentra un hotel. El lugar fue, señala, “inaugurado el 31 de octubre de 1844 y duró así 99 años hasta que la derribaron en 1943”.
Luego del derrumbe “construyeron departamentos y luego el hotel presidente, pero se incendió; hoy es el hotel Vista Express y las historias sobran en sus pasillos y habitaciones”.
Otro lugar desaparecido es el Sanatorio Guadalupano, lugar que de acuerdo al relato de Padilla Rizo “fue una bella y misteriosa casona construida en el año 1900 por don José Iturbide Gómez y después la hicieron sanatorio”.
El fin de este lugar ocurrió hace apenas 24 años, porque su dueño la destruyó por completo en 1999 porque “dicen que buscaba un tesoro, hoy sólo quedan las bardas perimetrales y anécdotas de quienes nacieron ahí”.
La construcción ubicada junto a la calzada Fray Antonio de San Miguel, que en la actualidad recibe juegos mecánicos cuando se celebra el Caña Fest.
Otro caso relatado por Padilla Rizo es de una gran farmacia conocida como La Central, del que señala esto: “fue un hermoso edificio terminado hacia 1900, propiedad del farmacéutico Rafael Elizarrarás, dueño de ranchos, negocios y tranvías”.
En dicho lugar, menciona Padilla Rizo, “hacían y vendían brebajes, tónicos y jarabes; cuando murió Rafael Elizarrarás la compró un doctor llamado Florentino”. Luego, hubo un incendio en 1935 a causa de un corto circuito.
Es una desaparición notable porque esa farmacia estaba en un edificio construído con un estilo y giro muy diferentes al que se encuentra actualmente en ese mismo predio, que es el Hotel Alameda.
Otro caso es el Hotel Roma, un lugar “construído en la época porfiriana, primero fue la farmacia La Popular” y después la familia Ibarrola lo convirtió en el hotel, pero duró hasta 1966, año en que fue derrumbado”. Pero mientras existió, fue un sitio donde “se hospedaron personajes como la intelectual María Zambrano y el poeta Pablo Neruda”.
Sobre la desaparición de este lugar, el historiador Ricardo Espejel mencionó que fue demolido cuando remodelaron el conjunto jesuita, “en su lugar pusieron la réplica de la fuente de Sorinne y luego la plazuela/monumento a Vázquez Pallares”.
A propósito de espacios desaparecidos, Ricardo Espejel menciona en su sitio electrónico Michoacán histórico, pérdidas más antiguas. Esto, porque expone que a fines del siglo XVIII existían hasta 36 edificios religiosos, ya fueran templos o capillas, de los cuales sobreviven en la actualidad 19. Y sin embargo, señala, son edificios que “han cambiado mucho desde entonces, ninguno ha llegado intacto hasta el día de hoy”.
Ricardo Espejel señala cuáles son estos edificios religiosos desaparecidos, que son las siguientes capillas: Las Benditas Ánimas del Purgatorio, La Concepción, El Milagro, Nuestra Señora del Rosario, Nuestro Señor del Huerto, San Miguel Chicácuaro o El Milagro, San Pedro, Santa Anita, Santa Catharina Mártir, Santa María de los Urdiales, La ermita o capilla del secreto, que era parte de El Carmen; la Tercera Orden de San Francisco y el templo de San Juan de Dios.
El historiador señala que “de todos estos templos y capillas, sólo quedan recuerdos, fotos, litografías, ubicaciones en planos, y en ocasiones, apenas una mención en algún libro del siglo XIX”.