Zamora, Michoacán.- El majestuoso Santuario Guadalupano, orgullo de Zamora, se trata de un monumento a la perseverancia y la historia. Su construcción, con más de un siglo de desafíos, refleja la resiliencia ciudadana ante sus creencias.
En 1862, cuando Zamora, un pequeño poblado que pertenecía a la diócesis de Morelia, decidió independizarse, siendo sede de su propia diócesis. La Catedral de la Plaza, entonces una simple parroquia sin torres, fue designada como su centro.
En 1898, durante el mandato del segundo obispo, Cázares y Martínez, se dio inicio a la construcción del Santuario Guadalupano, con la colocación de la primera piedra el 2 de febrero. El arquitecto Jesús Hernández Segura diseñó la obra en estilo neogótico, y la cantera roja proveniente del pueblo de Jaripo se convirtió en el material distintivo del proyecto.
El santuario se trata de una obra monumental: con 57 metros de ancho, 95 metros de largo y torres que alcanzan los 107.5 metros de altura, es uno de los templos más altos de México y ocupa el quinto lugar en Latinoamérica además, su tamaño lo posiciona como el décimo cuarto templo más grande del mundo.
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Sin embargo, la construcción de la obra se tuvo que interrumpir. En 1914, debido a la Revolución Mexicana se dió por suspendida la obra, que entonces llevaba 16 años en proceso. Cuatro años después, un intento de reanudar la construcción fue frustrado por un ambiente tenso que desembocó en la Revolución Cristera. Durante 74 años, el santuario permaneció incompleto, con apenas 20 metros de altura en su estructura.
Fue hasta 1988, bajo el mandato del presidente Miguel de la Madrid y con el octavo obispo de Zamora, Juan José Sául Robles Jiménez, que se retomaron los trabajos. Este acontecimiento ocasionó que, con el tiempo, al fin se diera por concluida la obra, que había sido expropiado durante el periodo de Lázaro Cárdenas.
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El Santuario Guadalupano se trata de uno de los principales atractivos de la ciudad de Zamora, con su imponente y refinada arquitectura, así como toda la tradición que conlleva, se ha vuelto un emblema zamorano que ha dejado marca en el mundo.