Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Michoacán está entre las siete entidades en el país con más reportes de violencia contra las mujeres en los últimos siete años, con 47 mil 482 casos, la mayoría de ellos ocurridos en el entorno familiar.
En el reporte que emite el Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres (Banavim) al que este medio tuvo acceso, se formula que del total de denuncias, las agresiones al interior de la familia equivale a 92.4 por ciento, seguido de la hostilidad comunitaria en un 6 por ciento. Con índices por debajo de la unidad también sobresale la violencia institucional, laboral, cibernética, feminicida, escolar, docente, médica y política.
En 2021, el número de reportes violentos alcanza los 4 mil 180 casos, sobre los 3 mil 845 eventos suscitados en 2020, pero menor a los 4 mil 497 evidenciados en 2019.
En 2015 se alcanzaron los 11 mil 52 actos contra las mujeres, siendo el más agresivo en el periodo analizado.
Un año más tarde, el 27 de junio del 2016, se emitió para Michoacán la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género para los municipios de Morelia, Uruapan, Lázaro Cárdenas, Zamora, Apatzingán, Zitácuaro, Los Reyes, Pátzcuaro, Tacámbaro, Hidalgo, Huetamo, La Piedad, Sahuayo y Maravatío.
Morelia, la ciudad con más violencia contra mujeres
Morelia es por mucho la ciudad más violenta en el estado al tener 22 mil 16 casos, seguida de Uruapan con 2 mil 857, Hidalgo con 2 mil 620 y Zamora con 1,964. Otros municipios donde las agresiones se cuentan por centenas son Tanhuato, Zitácuaro, La Piedad, Pátzcuaro, Apatzingán, Parácuaro, Los Reyes, Tarímbaro, Buenavista, Tacámbaro, Coalcomán, Tingüindín, Múgica, Yurécuaro, Tancítaro y Paracho.
Dentro de estos 20 municipios no están Lázaro Cárdenas, Maravatío, Huetamo y Sahuayo, cuatro de las 14 ciudades con alerta de género, pese a que el informe del Banavim sostiene datos del 2014 al 2021.
Al respecto, la especialista en violencia de género, Circe López Riofrío, aseguró en entrevista que una de las grandes causas por la que la violencia no cede es la forma en la que es abordada en cada orden de gobierno e instituciones.
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La falta de articulación institucional en torno al conocimiento, en la aplicación de políticas públicas y en el reconocimiento a los diagnósticos realizados evita que el fenómeno vaya a la baja, indicó.
“Lo que no se termina de articular es la corresponsabilidad institucional en términos de todas las violencias que se ejercen en contra de las mujeres, porque justo esas son las que conllevan el homicidio de una mujer”.
La Fiscalía General del Estado (FGE) es la institución que más casos registra en este año al tener 1,513 denuncias, seguida de la Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de las Mujeres (Seimujer) con 1,500, así como las subprocuradurías de Justicia de Zamora con 352 y la de Apatzingán con seis. El Tribunal de Justicia del Estado apenas contabiliza 22 sucesos.
Pero además, las instancias municipales de la mujer en Hidalgo, Uruapan, Morelia, Pátzcuaro, Puruándiro, Lázaro Cárdenas, Zamora, Tacámbaro y Maravatío han recibido en total 790 denuncias.
Según el estudio, solo se han emitido 330 órdenes de protección, registro que mantienen al menos 11 dependencias gubernamentales, como la FGE, Seimujer, instancias municipales, Secretaría de Gobierno y Juzgados civiles y familiares, sin puntualizar la temporalidad o si es sobre los 47 mil 482 sucesos que menciona en los últimos siete años.
Para Sofía Blanco Sixtos, integrante de la Colectiva Mujeres Andando Procesos por Autonomías Sororales (MAPAS) la violencia contra las mujeres se ha incrementado pero a su vez, el grito del “ya basta” que hacen en la actualidad las adolescentes se escucha con mayor fuerza.
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Lo lamentable para quienes dan acompañamiento a las víctimas es el poco reconocimiento que existe en las instituciones sobre la perspectiva de género, lo que limita los esfuerzos que se dan para erradicar las violencias, destaca.
Aunado a ello, considera que aún existen muchas complicidades dentro de la sociedad en torno al tema, ya que los propios familiares esconden a violadores y feminicidas, pues la gran mayoría de casos se dan en ese entorno.