En riesgo, murales de José Clemente Orozco ubicados en Jiquilpan

Humedad afecta a estos tesoros del muralismo mexicano que se encuentran en la biblioteca pública

José Luis Ceja Guerra | Sol de Zamora

  · domingo 14 de abril de 2024

El mural central que alberga la biblioteca / Foto: José Luis Ceja | El Sol Zamora

Tres de los paneles realizados por el muralista mexicano José Clemente Orozco en Jiquilpan se encuentran afectados por la humedad debido a fisuras en la cúpula y en los bajantes del edificio de la biblioteca Gabino Ortiz, explicó Alicia Cárdenas Sánchez, auxiliar bibliotecaria.

“Las sales que están saliendo en los murales es un proceso porque hace muchos años tenían una humedad muy severa; en el 2010 vinieron a retocar por esa humedad que estaba haciendo daño a los murales; se impermeabiliza dos veces por la parte de afuera de la cúpula y ellos (personal del Instituto Nacional de Bellas Artes) nos dijeron que todavía van a salir residuos de la humedad”.

Dijo que de acuerdo a la explicación del personal del INBA la eliminación de estos residuos de humedad llevará bastante tiempo ya que debe darse por un proceso natural, después de esto se realizará una nueva intervención a los murales afectados.

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“Nos dicen que no nos preocupemos que esto va a salir y hasta que no salga completamente la humedad volverán a retocar porque no tiene caso que se haga este gasto de retoque porque va a volver a salir”.

Dijo que el problema se originó debido a una fisura de gran tamaño en la parte exterior de la cúpula por la que se filtró la lluvia y afectó al mural central, en tanto que dos de los paneles laterales fueron afectados debido a que a un costado de éstos se encuentran los bajantes de lluvia que estuvieron azolvados bastante tiempo; dijo que, en su momento la humedad afectó prácticamente el centro del mural central.

“El daño fue severo y ya tiene muchos años eso pero la parte exterior de la cúpula se ha restaurado dos veces para evitar la filtración de agua de lluvia; estamos mandando fotos para que el INBA verifique el estado de los murales y nos avisaron que van a venir aunque no nos han dicho para cuando pero parece ser que será antes de fin de año”.

PRIMER SANTUARIO

Planteada en origen como el primer santuario Guadalupano, la actual biblioteca pública Lic. Gabino Ortiz resguarda en su interior uno de los tesoros del muralismo mexicano y conserva tras su labrada puerta de bronce un trozo vital de la vida nacional.

Detalle del mural / Foto: José Luis Ceja | El Sol Zamora

El edificio se ubica sobre la principal avenida del municipio de Jiquilpan, justo frente a la única terminal de autobuses de este lugar y es todavía común que algunos lugareños realicen sobre sus rostros el signo de la cruz cuando pasan frente a sus puertas y es que, a simple vista, sin detenerse a observar los detalle de bronce que obran en las puertas de madera, la biblioteca pública Gabino Ortiz podría pasar por una de tantas iglesias que existen en la localidad.

Fue el sacerdote francés Pascual Bayllac que arribó a estas tierras en 1864 durante la segunda intervención francesa el que pensó en la necesidad de erigir un centro de culto pero la idea del clérigo galo se cristalizó hasta 1874 que se colocó la primera piedra, los trabajos fueron lentos y fue hasta el 12 de diciembre de 1920 que se dio su inauguración formal según señala Jorge Martínez Villaseñor en su texto Histórico y Tradicional editado en el año 2002.

Los paneles están ubicados en los extremos de la biblioteca / Foto: José Luis Ceja | El Sol Zamora

La Guerra Cristera de 1926 obligó a que el Santuario de la Virgen de Guadalupe fuera cerrado al público y luego reabierto por un breve periodo, ya en 1934 el Presidente de la República convierte este inmueble en lo que se pretendía fuera la biblioteca pública más grande del estado.

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Si bien durante la Guerra de Independencia y Guerra de Revolución, el santuario Guadalupano no existía, la ordenanza de Lázaro Cárdenas del Río, investido ya como primer mandatario cambió el culto de este lugar de lo divino a lo mexicano y las bancas de iglesia fueron cambiadas por mesas de estudio sus muros cubiertos por enormes libros y las imágenes religiosas sustituidas por las dramáticas alegorías revolucionarias realizadas por el muralista José Clemente Orozco.

La decisión de dejar de lado el aspecto religioso en este edificio no fue del agrado de la población: “Nada más porque era el Tata, pero si hubiera sido otro la gente quema la biblioteca” señaló Alicia Cárdenas.

Uno de los paneles de la obra del Orozco / Foto: José Luis Ceja | El Sol Zamora


Ya a través del culto religioso o al movimiento armado este ha sido un espacio de vital importancia para los habitantes de este municipio como ejemplo baste señalar que los existentes en esta biblioteca fueron los únicos murales que realizara Clemente Orozco en la geografía michoacana.

SON 10 FRESCOS

En lo que hace a los murales, se tratan estos de 10 frescos y ocho paneles realizados con tonalidades grises y toques en rojo además de dos policromos uno en la entrada principal y otro en el ábside donde anteriormente se encontraba la imagen de la Virgen de Guadalupe.

De acuerdo a una carta enviada por el muralista Clemente Orozco, al General Cárdenas, durante la realización de estos murales los vecinos del lugar entraban al recinto a ver el desarrollo de su trabajo.

“Me es muy satisfactorio haber visto que la obra ha sido muy bien comprendida y gustada por muchos de los vecinos humildes de la población a quienes su curiosidad los lleva al interior para ver las pinturas mientras se hacía el trabajo” (AGN. Exp. 609/435, fojas 4 y 5 citado en Los murales de José Clemente Orozco en la biblioteca pública Lic. Gabino Ortiz, Jesús Ernesto López Arguelles, Universidad Veracruzana, Secretaría de Cultura de Michoacán, 2009, pp. 167).

Los trazos de Clemente Orozco, así como los nombres de sus obras reflejan la intención de los artistas mexicanos por crear una pintura profundamente nacional y abordan temas como combates, peones arrestados por la policía rural, fusilamientos individuales y colectivos, todo enmarcado dentro de la lucha revolucionaria.

De esta suerte, la biblioteca pública Gabino Ortiz, después de su fallido intento como centro de culto Guadalupano se convierte casi por decreto presidencial en el recipiente donde se mezclan dos visiones de la Revolución Mexicana, la que tenía el General Lázaro Cárdenas grabada en sus recuerdos y la que imaginaba con toda su crudeza el muralista jalisciense.

Los caballos que avanzan impetuosos sobre los cadáveres de los campesinos, la caída del General Alvírez durante su fusilamiento, la Patria con la cabeza cubierta con un rebozo rojo montada sobre un tigre que avanza entre los nopales, los peones llevados a cuerda por la policía rural, los campesinos cayendo abatidos por las balas de la milicia sobre fosas profundas, las masas obreras en pelea empuñando rojas banderas y los campos de batalla donde la muerte se da el lujo de escoger los cuerpos forman parte de esta casi película de la Revolución Mexicana que a manera de permanencia voluntaria se proyecta en los amplios y altos muros de este edificio cuya entrada está resguardada por los rostros de bronce de literatos, políticos, libertadores y libre pensadores de América.

LA BIBLIOTECA

Actualmente la biblioteca cuenta con cerca de 13 mil volúmenes para consulta y conserva el mobiliario original con que fue inaugurada el 18 de marzo de 1941; de acuerdo al personal de este centro de consulta las visitas durante la temporada baja, periodos vacacionales de verano e invierno, se contabilizan hasta las 600 por mes, cifra que se duplica durante los periodos escolares.

Para la atención de los visitantes, este centro cuenta con cinco elementos de los cuales tres son empleados estatales y dos a cargo de la nómina del municipio de Jiquilpan.

La biblioteca se ubica apenas a una cuadra al norte de la escuela primaria Francisco y Madero donde se resguardan también los murales de Roberto Cueva del Río referentes a la industrialización del campo y la voracidad extranjera sobre los recursos naturales de los países en vías de desarrollo.