Buenavista, Michoacán. (OEM - Infomex).- No fue un velorio multitudinario el de Hipólito Mora en La Ruana. Pese al cariño y el reconocimiento que los vecinos le tuvieron al fundador de las autodefensas, sobraban sillas de plástico afuera de su casa, donde el patio principal albergó el féretro rodeado por cinco coronas de flores firmadas por familiares y la imagen al fondo de la Virgen de Guadalupana.

A su hermano Guadalupe no le extrañó la escasa presencia de gente, pues la mayoría tienen miedo a que se le vea dando el último adiós a quien también fuera candidato a la gubernatura de Michoacán en 2021.

"No vienen porque no hay seguridad, porque también temen por su vida", dijo en referencia a la nula presencia policíaca y militar en la casa donde siempre vivió Hipólito, una austera vivienda de dos plantas en cuyo exterior aún está otra de las camionetas donde sufrió un atentado, misma que quedó destruida y semicalcinada.

La ausencia de elementos de seguridad se extendía por toda La Ruana, que al igual que la mañana del jueves, no contaba con militares, guardias civiles ni nacionales. Pese a ello, la mayor parte de comercios abrieron como cualquier día, pero las escuelas no tuvieron clases debido a cuestiones sindicales.

Otra de las familiares de Hipólito estalló en llanto cuando algunos reporteros le pidieron una entrevista a la que se negó. "No me hagan hablar, por favor, no quiero decir cosas que me comprometan", fue lo único que pudo hilar.

➡️ También lee: Hipólito Mora, el agricultor que le declaró la guerra al crimen organizado

En las calles del pueblo todo era una rara cotidianidad. Un hombre que vende tacos de birria aceptó que debe de subirle unos dos pesos extra para entregar la cuota que le exigen los miembros de Los Viagras, el cártel que domina esta zona de Michoacán y quienes perpetraron el ataque del jueves. El mismo Guadalupe Mora hizo una lista más extensa: limoneros, tianguistas, mecánicos, dueños de tiendas y profesionistas, todos por igual han de cubrir el llamado "cobro de piso".

Esa realidad no la pudo negar ni el propio alcalde de Buenavista Tomatlán, Sergio Báez Torres, quien en entrevista aceptó que las extorsiones son el pan de cada día en todo el municipio, con focos rojos en las tenencias de Peña Colorada y El Terrero, donde meses atrás incluso hubo desplazamiento forzado de personas.

Sin mencionar nombres, dijo que grupos delincuenciales controlan toda la zona y lo único que les resta es tratar de recuperar el territorio y planear una pacificación a largo plazo, pues la confrontación de nada les ha servido.

Un sobrino que acudió al velorio coincidió en que la poca afluencia fue provocada por el miedo. "Está difícil que vengan, no quieren salir en alguna foto, hay mucho periodista y es fácil que los puedan ubicar. Hoy no les harán nada, pero después podrían meterse en problemas", lamentó.