Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Caminar por la calle Primero de Mayo en Morelia es como desempolvar un estante de recuerdos. Pese a la urbanización, las nueve cuadras que conforman dicha vialidad en el Centro Histórico se resisten y conservan aún viejos oficios y formas de vida, prueba de ello es el local de reparación de relojes, el recorrido del repartidor de leche, o la estética que tiene casi 40 años en servicio. Además, hay casas donde se escucha jugar a los niños y otras donde el olor del arroz se pasea con descaro en cada rincón.
Sin embargo, es un lugar en el que poco a poco también ha permeado la inseguridad, pues en lo que va del año se han registrado al menos cuatro robos a casas-habitación, afirma una vecina del lugar que prefiere no revelar su nombre.
“Era tranquilo, pero últimamente ha habido robos y asesinatos”.
La mujer que espera en la calle para comprar queso al repartidor de leche, cuenta que no hay vigilancia por parte del municipio y que los habitantes de la zona han optado por instalar cámaras de seguridad, comprar silbatos y armar un grupo de WhatsApp para comunicarse en cualquier momento.
El historiador michoacano, Ricardo Espejel Cruz, indica que la Primero de Mayo está ubicada al norte de Morelia en el sector Revolución, atraviesa ocho pares de manzanas y entronca con la calle Pino Suárez y con Plan de Ayala.
Los primeros tramos y nombres de entrecalles corresponden al año de 1974, pero fue en diciembre de 1929 cuando se le asignó dicho nombre por las siguiente justificación: “Por opinión universal de los trabajadores, se ha destinado el 1° de Mayo a celebrar las conquistas del Trabajo y a recordar a sus mártires más abnegados”.
La vialidad está conservada, las fachadas en su mayoría lucen firmes y cuidadas, y a decir de la señora que también es ama de casa y que lleva viviendo alrededor de 20 años en la zona, no enfrentan problemas en cuanto al abastecimiento de servicios, como el agua, aunque confiesa que en tiempos de calor sí les reducen la cantidad del líquido.
Casi en la esquina con Héroes de Nacozari, está ubicado un local de reparación de relojes y alhajas, cuyo dueño es una persona mayor, pero que por situaciones de salud casi no acude a atenderlo. Al interior del lugar hay un policía, de los que realizan recorridos en bicicleta y cuya frase “¿Todo bien?” es de rutina. El encargado dice que es uno de los negocios más antiguos de la calle, aunque desconoce mayores detalles.
Luego se encuentra Cactux, un restaurante-bar que en noviembre próximo cumple 13 años de su fundación y que se ha caracterizado por su oferta cultural, pues es un sitio que aloja exposiciones y ha servido de escenario para diversos artistas musicales.
Mientras avanzas, encuentras un local que dice “Quiropráctico” y después hay una estancia infantil. También una casa con un patio grande donde niños que aún portan el uniforme escolar juegan al fútbol.
Aunque aparentemente se ve que es una calle tranquila, la gente es hermética y discreta. No quieren hablar sobre problemas, cambios y mucho menos que sus negocios salgan en el periódico. Argumentan que los dueños que saben de la historia de la Primero de Mayo están enfermos, descansando o que suelen acudir ocasionalmente para atender sus negocios.
“No, es que hace mucho calor y estoy repartiendo”, contesta tajante el repartidor de leche que lleva puesto un sombrero de palma para el calor, al preguntarle si puede platicar sobre su trabajo. Lo mismo se repite al llegar a la esquina Doctor Miguel Silva, donde se ubica una tienda de abarrotes que tiene 20 años de antigüedad, pero donde la hija de la dueña, prefiere no brindar información.
Más adelante hay una herrería que antes era lavandería, aunque también fungió como taller mecánico, con una historia de dos décadas. Es hasta la esquina con Amado Nervo donde comienzan a notarse vestigios del tiempo en las fachadas; en el 549 de la Primero de Mayo hay un letrero que dice “En riesgo de derrumbe”.
Unas cuadras antes de terminar la calle, hay una estética, que a decir de la dueña lleva en funcionamiento desde 1986, sin embargo, la mujer también prefiere no dar más detalles de la forma de vida en la vialidad. Al frente, yace la “Tiendita José”, que tiene apenas un mes y que es atendido por un joven que lleva puesta una especie de gabardina que le da un aspecto de detective; “Nos mudamos hace poco, pero antes era una farmacia que quebró”, es lo único que refiere.
Casi al desembocar, hay una agencia de autobuses, una local de uñas, de venta de ropa interior para hombre, una tienda de flores y luego viene el Deportivo Primero de Mayo, donde se reúnen deportistas y no deportistas para jugar básquetbol o el típico frontón. Al final, la escuela Primaria Presidente Adolfo López Mateos y es estudio de tatuajes el Gallo Negro. En conclusión, la Primero de Mayo hace honor a su nombre y conmemoración: al trabajo, al Día del Trabajo.
