TÓCUARO, Mich.- En el municipio de Erongarícuaro, ubicado en las inmediaciones del Lago de Pátzcuaro, celebran del 2 al 5 de febrero la fiesta del Templo de San Andrés, en honor a la Virgen de Guadalupe, ya que en esta comunidad se tiene poco tiempo de conocer a la Virgen de laCandelaria; lo anterior mediante la presentación de la gran danza del bien y el mal, la cual consiste en la representación de la pastorela que se hace con motivo del 2 de febrero, cuando el Niño Jesús cumple 40 días de nacido y asisten los pastores a adorarlo, sin embargo llega el mal y en este caso, es donde entran los diablos del baile tradicional del pueblo de Tócuaro, así lo refirióAna María Guerrero Tzintzún, carguera de esta localidad.
Durante la celebración de ayer, único día en que se presenta esta singular danza, en el pueblo se monta una exposición y venta artesanal de las máscaras hechas a mano, catalogadas como especialidad de los artesanos locales aquellas que representan el mal, los diablos, mismas que son labradas en madera fina de distintos árboles, como parota, caoba y cedro rojo.Todas las piezas están a la venta, así como muebles de muy elaborada decoración.
La exposición de máscaras fue parte de un concurso que se realizó con anterioridad, por lo que se dieron a conocer los primeros tres lugares de las dos ramas: Máscaras al Natural y Decoradas. Los precios de éstas van desde los 250 a los tres mil pesos, y hay desde diablos, ángeles, mujeres, pastores, negritos, viejitos y calaveras.
Asimismo, se pusieron a la venta los tradicionales huanengos y camisas de vestir de manta, tejidos con punto de cruz y deshilado.
En entrevista para ElSol de Morelia, Ana María Guerrero Tzintzún explicó que en el marco de esta festividad también se realiza el relevo de los cuatro cargueros, quienes tendrán que prepararse para asumir la celebración del año siguiente, haciéndose cargo de los preparativos y comidas para visitantes y locales. Por ello, para el día de hoy 3 de febrero se realizará la Parakua, a las 22:00 horas, donde se reparten piezas de pan grandes y atole de cacao natural para todo el pueblo.
"Ahí lo toman los cargueros que van a hacer la próxima fiesta (el cargo y el pan). De igual forma se le entrega pan al pueblo, esto viene de una tradición ancestral purépecha y significa un pueblo unido, sedan dos rebanadas de pan y una ollita de atole", dijo Guerrero Tzintzún.
Finalmente, los días 4 y 5 de febrero se realizan jaripeos y juegos deportivos. (L)