Morelia, Michoacán. (OEM-Infomex).- Luego de que Genaro García Luna coordinara la liberación del banquero Alfredo Harp Helú, un grupo de empresarios presionó al primer presidente de oposición, Vicente Fox Quesada, para que lo nombrara al frente de la Procuraduría General de la República (PGR). Y aunque el guanajuatense no accedió, sí lo puso como fundador de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) con lo que el exespía llegaba a un puesto de muy alto rango.

Es así como el escritor Jesús Lemus ubica el ascenso del hoy preso García Luna, a quien describe como un hombre vanidoso, estratégico y obsesionado con los medios de comunicación, mismos que favoreció con jugosos contratos económicos cuando, un sexenio después, arribó a la Secretará de Seguridad Pública.

En su libro El Licenciado. García Luna, Calderón y el narco, Lemus detalla los numerosos contratos con los que la SSP benefició sobre todo a Televisa y TV Azteca, en cuyas empresas se pagaban cantidades millonarias para tener noticias a modo e incluso series de televisión que pretendían enaltecer el trabajo coordinado por el súper policía al mando de Felipe Calderón.

“Es al final del sexenio de Vicente Fox cuando García Luna afianza las relaciones con los cárteles de Sinaloa y los Beltrán Leyva, aunque en ese entonces eran conocidos como La Gerencia. Ahí es cuando se pervierte, cuando se da una reunión en la que se acuerda que este grupo pagará 20 millones de dólares al presidente electo Felipe Calderón, bajo la condición de que nombre al todavía titular de la AFI como secretario de Seguridad Pública”, refiere Lemus en entrevista exclusiva para El Sol de Morelia.

Genaro García Luna, dice Lemus, “amalgamó a la perfección a la clase empresarial, al poder político y al narco; ahí radicó su éxito”. Además, fue un gran aprendiz de sus dos modelos a seguir: el policía judicial Guillermo González Calderoni y el general Jesús Gutiérrez Rebollo, quien estuvo al servicio de El Señor de los Cielos y murió en 2013, mientras purgaba una condena de 40 años.

Tener información y manejarla fue la principal arma de García Luna, lo que pulió en su paso por el Cisen. “No solo la información del narcotráfico, sino datos de la vida privada de funcionarios, lo que le sirvió para sostenerse en los cargos con base en extorsiones”, abunda el también autor de Cara de Diablo (Grijalbo, 2014).

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Otro “talento” de este exfuncionario fue el manejo de crisis, pues siempre se mostró habilidoso para negociar entre cárteles que estaban enfrentados. “Estaba en medio de los Arellano Félix y Sinaloa; de la Familia Michoacana y el Cártel del Golfo. Lanzaba ofertas tentadoras como la libre operación a cambio de que le entregaran a gente para incrementar el número de detenidos y probar mediáticamente su eficacia”.

Incluso, Lemus asegura que los detenidos tras los granadazos en Morelia, en 2008, fueron hombres que trabajaban para el Cártel de los Zetas, quienes nada tuvieron que ver con el atentado aquel 15 de septiembre. “La Familia Michoacana los detuvo en Lázaro Cárdenas, y a su vez, Leonel Godoy los entregó a la Policía Federal”.

La estrategia perversa del titular de la SSP provocó que gente del Chapo detuviera a los Beltrán Leyva, que los Beltrán Leyva entregaran a integrantes del Cártel de Juárez y éstos a su vez a los de Tijuana... “¡Así los traía jugando!”, exclama Lemus, quien agrega que en ese sexenio hubo más de 29 mil de detenciones, pero un 80 por ciento ya se encuentran libres por falta de pruebas, lo que significa que prácticamente 25 mil personas entraron a la cárcel sin cometer delito alguno, como le pasó a él.

Las fabricaciones

Entre los muchos relatos que Jesús Esquivel escuchó en Puente Grande, está la anécdota de cuando Nazario Moreno, fundador de la Familia Michoacana y después de Los Caballeros Templarios, utilizó la fotografía de otra persona para hacerla pasar por la propia. “Era Dimas Díaz, uno de sus socios de Sinaloa, pero se usó para hacer espectaculares e incluso muchos medios la siguen usando para decir de es Nazario”.

Por cierto, Lemus asegura que el también conocido como “El más loco” no murió ni la primera ni la segunda vez en que así se aseguró por el gobierno: “Está vivo, ando buscándolo para una entrevista”, afirma.

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En Michoacán, las repercusiones sobre el paso de García Luna por la SSP fueron varias, principalmente el llamado Michoacanazo, plagado de detenciones infundadas, pero también, dice Lemus, por sembrar una escuela que con el tiempo capitalizaría Alfredo Castillo Cervantes, comisionado para la paz en el sexenio de Enrique Peña Nieto. “Así como muchos se perjudicaron, varios se beneficiaron, entre ellos dueños de medios de comunicación”.

La caída

Genaro García Luna es producto de sus traiciones y su caída obedece a lo mismo, subraya el autor de El Licenciado. En su momento, dice, el Mayo Zambada se sintió traicionado por las detenciones de su hermano e hijo, pero eso solo fue un factor. El otro fue que le robó mucho dinero a Estados Unidos; el súper secretario no pudo justificar el destino de 13 millones de dólares que Estados Unidos aportó en el Plan Mérida, “¡se chingaron la lana, nunca la invirtieron!”

Para Lemus, es imposible que Felipe Calderón no conociera las andanzas de su hombre fuerte. “Él tenía acceso a los informes del Cisen, sabía todo lo que ocurría, pero el subordinado era él”, concluye Jesús, que, de paso, no cree que Calderón sea llamado a juicio en México o Estados Unidos.