Zamora, Mich.-Hoy ya no ocurre, pero hubo una época en la que la Iglesia católica le ponía el dedo a las películas que se exhibían en Zamora.
Como señala el bloguero Jaime Ramos, cuando en los años 50 el cine empezó a tener mucho auge, creció la preocupación de los grupos católicos.
Esto obedecía “a los escandalosos temas y escenas que la gente podía ver en los cines, al amparo de la penumbra”.
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Fue por ello que Guía, publicación parroquial, empezó a echar mano de la censura que elaboraba la Legión Mexicana de la Decencia.
Según cuenta Ramos, la Legión clasificaba las películas con una combinación de letras en las que se indicaba el grado de peligrosidad: A, para las películas aptas para todo público; B-1, B-2 y B-3, que eran las consideradas aptas para un público adolescente.
La última clasificación era la C, que eran aptas sólo para adultos, aunque esto con matices, pues ni siquiera se recomendaba que estas fueran apreciadas por ningún cinéfilo.
Señala Ramos que algunas películas se reportaban “Sin noticias”, las cuales definitivamente se recomendaba no verlas por considerarlas prohibidas.
“Los datos se proporcionaban en Guía para las películas a exhibirse en los cines zamoranos Virrey de Mendoza y Ópera”.