Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).-Una paciente de 31 años recién recuperada hace unas semanas de Covid-19, cuenta cómo fue vivir la enfermedad en casa, además de agradecer no haber pisado un hospital para su recuperación total.
En entrevista para El Sol de Morelia, esta licenciada en psicología, maestra y terapeuta, a quién llamaremos Rosa, ya que no quiso brindar su nombre por cuestiones de seguridad, narra que se contagió, como muchos, en la calle y sin ninguna razón aparente, ya que aún con todas las medidas sanitarias implementadas, contrajo la enfermedad sin darse cuenta.
Los síntomas comenzaron un sábado, los cuales fueron aumentando de tal manera, que al siguiente jueves, confiesa, no pudo levantarse de la cama por la sensación de malestar y dolor generalizado.
"Comenzó como un resfriado normal, y se fue intensificando mucho, 4 días después temperaturas de 39 grados, debilidad en todo el cuerpo, gripa muy intensa, ahí dije es Covid", recuerda Rosa.
Por ello, tuvo que consultar a su médico particular, quien le recomendó realizarse la prueba, la cual resultó positiva, y enseguida le fueron indicadas las recomendaciones pertinentes.
"De entrada, como la prueba ya había resultado positiva, lo menos recomendable era ir ya al hospital, claro, a menos que me hubiera agravado, sin embargo, agradezco mucho el haber permanecido en casa todo el tiempo y que también no me puse más grave", narra.
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En cuanto al manejo de la enfermedad en casa, asegura que si bien sólo vive con su mamá, quien tiene cerca de 60 años, sí hubo un cuidado extremo en las medidas, a tal grado que prácticamente vivía en su cuarto, sin salir de él para nada.
"Estuve encerrada prácticamente 18 días después de que me diagnosticaron; aquí vivía, mi mamá me dejaba la comida afuera y yo la recogía a los pocos minutos, no teníamos contacto, la comunicación era por celular, no podía ser de otra manera".
Además, aparte de los síntomas normales como la fiebre, tos y el dolor general, también comenzó a sufrir ataques de ansiedad y paranoia, puesto que no sabía si podía en algún momento empeorar su situación.
"La mente en estas circunstancias es muy dominante, comencé a pensar si ya me iba a morir, que por qué no podía pasarme a mi si se estaba muriendo mucha gente, a veces pensaba 'que tal si en la noche dejo de respirar y me muero', es terrible esa parte", confiesa.
Al cabo de 10 días, sintió ligera mejoría en la respiración y recuperación en la fuerza, además de que la tos iba cediendo, por que a esa altura de la enfermedad "sintió que estaba del otro lado".
Sobre el tema económico, Rosa se siente afortunada, puesto que es asalariada de la Secretaría de Educación, así como también, genera dinero a través de sus consultas, las cuales dejó de dar por su enfermedad.
Rosa vivió para contarlo y por ello recomienda a la gente que "se tomaran en serio la enfermedad, puesto que sí es verdad y que uno se enferma cuando menos te lo esperas, hay que cuidarse mucho".