"Ser maestro no es un trabajo o una profesión, es una vocación”, afirma Julieta Velázquez Marín, quien es docente de educación básica y constante participante del Programa Binacional de Educación Migrante (Probem), a través del cual ha llevado sus enseñanzas a niños mexicanos que radican en el estado de California, al otro lado de la frontera norte del país.
La preparación constante y la convicción de “moldear” al mayor número de niños posible es lo que motiva a la maestra originaria del municipio de Hidalgo a dividir sus días entre la jornada laboral en el aula, la capacitación y la conformación de un proyecto, que junto a 30 docentes más le abrirá las puertas de las aulas en California a partir del mes de junio.
Aunque dice desconocer el origen de su vocación docente, pues nadie en su familia se ha dedicado a ello, afirma que su convicción por mejorar la enseñanza de los niños es auténtica y se ha visto enriquecida con su participación en los intercambios docentes que durante tres veranos le han permitido llevar su conocimiento más allá de las fronteras del país.
Conocer otras formas de vida y desempeño de menores, y los entornos sociales a los que se enfrentan las familias migrantes, es parte del aprendizaje que le ha dejado su experiencia en el Probem, que a la vez le ha abierto la mirada hacia otro tipo de pensamientos respecto al acceso a la educación.
Es muy gratificante ver el entusiasmo de los niños por participar en la escuela de verano, la emoción que les da el participar en las actividades artísticas y culturales que les ayudan a desarrollar ese sentido de identidad y del origen de su vida o la de sus padres, pero también hay otros modelos de vida en los que los padres ven a los hijos como tipo proveedores, porque allá (Estados Unidos) por cada hijo que tienen les brindan apoyos
Afirma que a diferencia de docentes de otros estados, los michoacanos que participan en este programa diseñan un proyecto de enseñanza que se desarrolla durante su estancia en California, para lo cual debe presentarse a lo largo de varios meses, no sólo en lo que tiene que ver con reforzar sus herramientas de aprendizaje, sino también en tópicos de contexto social, como las políticas migratorias.
No es sólo ir a las aulas y dar clases, este programa nos permite adentrarnos en la vida de las familias migrantes, vivimos con una de ellas y muchas veces sólo como el vínculo de contacto con su país. Los padres de familia se apoyan en nosotros para saber qué trámites o documentos deben portar si deciden regresar a este país o por alguna circunstancia son enviados
Si bien para Julieta no existe comparación entre sus alumnos de primaria y aquellos niños mexicanos con quienes comparte sus veranos, reconoce que las condiciones sociales en que se desenvuelven representan retos distintos de trabajo, “los que nacen allá no tienen el limitante del idioma, pero aquellos que llegaron, se desenvuelven diferente porque tienen esa limitante… e incluso hay niños, como uno de Oaxaca con el que me tocó trabajar que hablaba español, inglés y mixteco”.
Afirma que mientras le sea posible y siga pasando con éxito los diferentes filtros para formar parte del intercambio docente, ella continuará participando, ya que más allá de la desvelada y los fines de semana sacrificados en la construcción del proyecto que le abre las puertas al programa, la satisfacción de saber que hace algo positivo por la niñez migrante la impulsa a perder el miedo, “ese que te da cuando es momento de agarrar tu maleta, dejar tu rutina, tu familia y agarrar tu maleta para subirte a un avión”.
PROBEM, ENTRE LA DEMANDA Y LIMITADOS PRESUPUESTOS
Ricardo Sánchez Carillo, responsable del Programa Binacional de Educación Migrante de la Secretaría de Educación en el Estado (SEE), afirmó que Michoacán es de los estados que comenzó a participar en el esquema que desde hace casi 30 años promueve el intercambio de docentes que se van cada verano a atender a hijos de jornaleros en California, pero a últimas fechas el presupuesto ha sido una limitante para impulsar el programa que ha registrado una demanda en aumento.
Señaló que históricamente el número de maestros que participaban en el intercambio era de entre 18 y 20, y en los últimos tres años la cifra está por encima de los 30, pese a que la demanda supera los 45 aspirantes, como ocurrió en la edición de este 2019.
No se ha podido aumentar la cifra, pese a que la demanda va en aumento por el tema del presupuesto que reciben, ya que de manera anual es de 344 mil pesos y con eso tenemos que hacer maravillas, ya que de eso se nos va la mayor cantidad en la compra de los vuelos de los docentes que se van
Agregó que en lo que respecta al tiempo de capacitación, que se realiza por etapas durante el semestre, previo al intercambio, no reciben ningún tipo de compensación, pese a que “las capitaciones van más allá de la enseñanza, también se les otorga capacitación en reglamentos de migración, cultura y arte de cada una de las regiones de la entidad. Para ello los docentes aspirantes a participar en el programa cada año reciben una capacitación a distancia y una posterior presencial”.
El funcionario afirmó que se está en busca de incrementar los presupuestos destinados a este programa, que desde 1990 ha brindado atención a tres mil niños.
NIÑOS MEXICANOS EN RETORNO, INVISIBLES PARA EL SISTEMA
A través del Programa Binacional de Educación Migrante (Probem) se da seguimiento a los casos de niños nacidos en el extranjero que por alguna circunstancia llegan al país a continuar su educación básica, sin embargo existe una falta de registro en el caso de los menores de origen mexicano que, tras vivir algunos años en Estados Unidos, retornan al país a continuar su formación académica.
Desafortunadamente a nivel nacional no existe un instrumento que permita identificar cuáles son los alumnos que están regresando a nuestras escuelas, únicamente podemos identificar a los que traen acta de nacimiento extranjera, son los únicos que se reconocen, pero hay otros alumnos de origen mexicano que se van a Estados Unidos, regresan a nuestras aulas y se incorporan como alumnos mexicanos. A la vuelta de un ciclo escolar ellos prácticamente se vuelven invisibles en el sistema
Ya sea por falta de conocimiento, por temor a realizar trámites o porque se ven obligado a regresar a la entidad de manera repentina, las escuelas michoacanas reciben de manera periódica menores provenientes de planteles estadounidenses que carecen de los documentos que les avalen el nivel de estudios y permitan su registro en el sistema nacional. El programa binacional brinda asesoría también en ese rubro.
A decir de Sánchez Carrillo, en lo que va del presente año se han atendido al menos una decena de trámites de recuperación de documentos, una demanda que se advierte a la baja, pues de 2016 a 2018 se tenían registros de entre 16 y 21 solicitudes. Más allá de este proceso, que permite conocer algunos de los casos de niños migrantes en retorno, el funcionario reconoció que no se tienen datos concretos de los menores migrantes en las aulas michoacanas.