Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Aunque el culto a la Santa Muerte es una práctica considerada únicamente para personas que están en constante riesgo de muerte como policías, bomberos o incluso narcotraficantes, muchas veces solo se necesita de un problema económico o amoroso, para que amas de casa, comerciantes, contadores e incluso un profesor de computación de primaria se suman a lo que ellos consideran una religión.
Estigmatizado por millones de personas en México, la devoción de la Santa Muerte ha ganado un sin número de adeptos que han encontrado en la "Niña Blanca", un refugio para hallar la solución a los problemas que los aquejan, por lo que ven en ella a una "santa" y, en algunos casos hasta su "madre".
Este es el caso de la señora Ma. Salud Hernández Corona a quienes fieles han nombrado "Salomé" o "Tía". Originaria de la meseta purépecha, desde muy pequeña tuvo contacto a través de sus sueños con la Santa Muerte, pero fue hasta los 25 años que tuvo su primer acercamiento con la imagen de la adorada, la cual aún conserva en el centro del templo que junto a su ex pareja construyó en la calle Volcán Pochutla #65 en la colonia Lago II de la capital michoacana, para que otros creyentes puedan acudir a éste lugar y pedir por su intervención en sus problemas.
Hernández Corona descarta que la Santa Muerte sea “mala” y explica que sólo se trata de un ente que sirve como mediador entre Dios y la tierra para conceder a aquellos que le tienen devoción y fe, un consuelo para encontrar solución a situaciones que parecieran imposibles.
Sin embargo, menciona que es necesario saber "pedir" y no exigir lo que se necesita, además de ofrecer alguna ofrenda para ella, que puede ir desde un cigarro, una manzana, unas flores hasta un vino para que ella, la "Niña", pueda ofrecer resultados.
Con una sonrisa en su rostro, la "tía" señala que gracias al apoyo de la Santa Muerte ha logrado disminuir molestias en aquellos que no encontraron respuesta ante una enfermedad; también refiere que la economía de algunas personas ha mejorado, por lo que su fe incrementa cada que tiene un caso de éxito.
El culto a la Santa Muerte es rechazado por diversas religiones, entre ellas la religión católica. Además, la Secretaría de Gobernación (Segob) canceló desde el 2005 el registro constitutivo como culto en México.
No obstante, sus seguidores se suman por miles, por ejemplo, el señor Vicente Pérez Ramos quien actualmente es comerciante, expresó que gracias a un problema familiar y al acercamiento de "Salomé" fue que logró ser un devoto de la Santa Muerte, dijo que fue ella quien le ha demostrado que puede ayudar a otras personas a través de sus propias manos, por lo que, desde hace 35 años se ha preparado en su creencia para hacer el bien.
Expresó que en comparación con la creencia que tienen otras personas, la muerte no es un signo de maldad: "ese sentimiento lo traemos cada uno de nosotros y lo expresa cuando es necesario".
Ambos fieles de la Santa Muerte, hacen un énfasis en que cualquier persona puede sumarse a la creencia, sólo reiteran, es un acto de ser constantes como con cualquier otro santo de cualquiera de las religiones que existen.
Por un acto de amor es que Zac-Nite Velázquez llegó a conocer a la también conocida como "Santa", indicó que fue en 2010 cuando un amigo cercana a ella le apoyó para acercarse de manera directa a la imagen, luego de que el hombre que consideró sería su: "y vivieron felices para siempre", comenzó a alejarse de ella, por lo que puso todo su empeño en mantener esa relación, con velas rojas y tres manzanas verdes, le solicitó la intervención a la "niña".
Aunque el amor volvió a sus vidas, entendió que esa relación no tenía un futuro estable y decidió enfocar sus plegarias para conseguir trabajo, durante dos años ejerció como contadora pública en una financiera, actualmente, sus necesidades son precisamente, que a su esposo no le falte trabajo y que a su hija la proteja en todo momento.
Mientras que Francisco Carbajal, profesor de computación de una primaria, logró sumarse a la devoción para pedirle trabajo y una estabilidad económica para sacar a su entonces novia e hija adelante y, con ello ofrecerles un hogar, coche, además de comodidades que no habían logrado hasta ese momento, lo cual consiguió gracias a la intervención de la Santa Muerte.
Los orígenes del culto a la Santa Muerte en México podrían provenir de la época prehispánica pues tanto los aztecas como los mayas adoraban a deidades ligadas al más allá, por ejemplo, Ah Puch, dios maya rey de Xibalbá, el inframundo en el mundo prehispánico, descrito como un esqueleto o cadáver con un rostro de jaguar o Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, dios y diosa de la muerte azteca, la oscuridad y el Mictlán «la región de los muertos».