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Morelia, Michoacán (OEM Infomex).- El reciente incendio en el basurero a cielo abierto de Cuitzeo deja en evidencia que desde hace décadas ni los municipios que integran la cuenca ni el gobierno del estado se han preocupado por construir rellenos sanitarios de carácter sustentable.
Un estudio encabezado por la investigadora Isabel Israde-Alcántara señala que los sitios de vertido de basura han operado sin un diseño de ingeniería que permita el control de lixiviados y de biogases generados por las actividades urbanas, agrícolas e industriales. El basurero en cuestión funciona desde 1985 y produce 700 toneladas diarias de residuos que se integran a un total de 562 mil toneladas en la cuenca, lo que representa una fuente contaminante que se suma al polvo que se levanta en época de sequía, fenómeno conocido como tolvaneras y que genera que cada año se enferme un promedio de 11 mil personas no solo en esa demarcación, sino en los municipios vecinos de Huandacareo, Copándaro y Chucándiro.
Fue el 13 de mayo cuando habitantes de Cuitzeo reportaron a las autoridades del municipio y también en canales de redes sociales que el basurero estaba ardiendo, por lo que pedían acciones urgentes de apoyo para mitigar el fuego. Sin embargo, la petición fue ignorada mientras los gases y el humo seguían avanzando. No sería hasta el 21 de mayo, ocho días después de inicio de la conflagración, que el gobierno local encabezado por la petista Rosa Elia Milán Pintor dio a conocer en la página de Facebook algunas medidas recomendadas para la población, reconociendo que ya se estaba en una fase de contingencia. Usar cubrebocas, lavarse las manos constantemente, aplicar gel antibacterial y consumir abundantes líquidos fueron algunos de los consejos, así como no hacer ejercicio al aire libre y acudir al Centro de Salud si se presentaba alguna complicación de salud.
Aunque el gobierno estatal informó que brigadas de Protección Civil ayudaban al municipio a controlar las llamas, el domingo 21 El Sol de Morelia pudo visitar el área y se comprobó que no había presencia de trabajadores, mientras que en diferentes puntos comenzaban a reavivar los brotes de fuego.
Desde el 20 de mayo, la Procuraduría de Protección al Ambiente (Proam) informó a través de un comunicado que ya se realizaban trabajos a través del acarreo de arena para sofocar el humo y estimaban que en un plazo de 48 horas tuvieran el 100 por ciento de control, lo que no pudieron cumplir, ya que el día 23 reconocieron que los avances apenas eran del 70 por ciento, pese a emplear dos tractores, dos pipas, un camión de bomberos y cinco volteos para realizar maniobras, específicamente en el movimiento de la basura, con la finalidad de cubrir con arena las capas profundas de los residuos sólidos que seguían desprendiendo humo y mantenían una combustión lenta.
Clausura por ignorar recomendaciones
El titular de la Proam, Arturo Chávez Carmona, aseguró que el incendio había sido provocado e incluso dijo que personas desconocidas llevaron camiones de basura al relleno que, por cierto, ya había sido clausurado desde el 7 de marzo. En esa fecha, se dijo que el ayuntamiento incumplió las medidas establecidas en el Estudio de Daño Ambiental (EDA), “mediante el cual se establecen las actividades a realizar para la compensación del daño causado al entorno por la recepción de la basura”.
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La dependencia subrayó que el gobierno de Cuitzeo supo desde 2017 que tenía que implementar medidas de compensación, las cuales incluían colocar respiraderos para biogás, canaletas y tina para el flujo y almacenamiento de lixiviados, además de la remoción de los residuos sólidos urbanos del sitio.
Asimismo, una reforestación de 400 árboles por hectárea, la construcción de una planta de tratamiento de residuos a través de biodigestión y presentar periódicamente los avances de su cumplimiento ante la Proam. Nada de eso se cumplió, por lo que no hubo más remedio que clausurarlo.
Problemática politizada
El problema medioambiental que conjunta la contaminación del basurero y las tolvaneras no se ha resuelto en parte por las disputas políticas en ese municipio. Las medidas de compensación tenían que haber sido implementadas por el entonces alcalde Fernando Alvarado Rangel, quien llegó al puesto con el Partido Nueva Alianza en una elección donde compitió con quien ahora es la alcaldesa, Rosa Elia Milán Pintor, quien en esa contienda impugnó los resultados porque su rival había rebasado los topes de campaña.
Ahora, Alvarado Rangel es uno de los principales activistas que exigen regular al relleno sanitario y ha utilizado sus redes sociales para evidenciar los magros resultados en los trabajos emprendidos por los gobiernos estatal y municipal.
Ahora como vocero de la asociación civil Unidos por el Progreso de Cuitzeo, el expresidente presentó el lunes 22 de mayo una queja ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) contra dependencias estatales y el ayuntamiento de Cuitzeo debido a su omisión para atender el siniestro, el cual “se pudo resolver en dos horas y ahora se puede apagar en dos días”, según declaró ante los medios de comunicación minutos antes de ser recibido por el organismo, donde también denunció agresiones de la policía municipal ante protestas de los ciudadanos que intentaron cerrar tramos carreteros como protesta.
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El propio gobernador Alfredo Ramírez Bedolla declaró en conferencia de prensa que el municipio de Cuitzeo está multado por no cumplir con lo que establece la Norma Oficial Mexicana, algo que no es la excepción en la entidad, pues aceptó que actualmente se tiene una situación similar en un relleno sanitario de La Ciénega de Chapala. Aclaró que los únicos responsables del manejo de los residuos sólidos son los ayuntamientos, por lo que los invitó a usar los recursos del Fondo de Aportaciones Estatales para la Infraestructura de los Servicios Públicos Municipales (Faiespum) para cumplir con la citada norma. Como ejemplo, puso los casos de Ario de Rosales, Ciudad Hidalgo, Uruapan, La Piedad y Coahuayana, que impactan a otros municipios vecinos.
La politización en torno al caso fue reconocida por el mandatario: “Les están metiendo grilla al tema”, aceptó, para luego explicar que hay incendios que han durado hasta un mes, con lo que negó negligencia en el caso de Cuitzeo.
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Irregularidades en toda la cuenca
La condición irregular de este relleno sanitario es similar a la que se presenta en otros que se asientan en la Cuenca de Cuitzeo, compuesta por 21 municipios de Michoacán y cinco de Guanajuato. En el documento Atlas de la Cuenca del Lago de Cuitzeo, coordinado por Silke Cram, Leopoldo Galicia e Isabel Israde-Alcántara, se precisa que “es común en todos los tiraderos la proliferación de fauna nociva, humaredas por la quema de los residuos (como el de Copándaro que está en combustión constante), así como el arrastre de humos, olores y partículas por vientos. Se detectan además tiraderos clandestinos en los márgenes de las carreteras y brechas, así como en zonas de cárcavas que presentan marcada erosión”.
Los investigadores aceptan que en general, muy pocas comunidades incluyen la recolección como parte del desarrollo comunitario y de salud pública, con una buena planeación en la que exista un departamento encargado exclusivamente de la recolección. En ninguno de los casos se cumple con lo estipulado en la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (DOF, 2003) ni con los requisitos técnicos y ecológicos estipulados en la Norma Oficial Mexicana (NOM-083-SEMARNAT-2003), que exige que la ubicación de los rellenos esté fuera de zonas de inundación, cavernas, fracturas o fallas geológicas; estar a una distancia mayor de 500 metros de cuerpos de agua superficial y de pozos en caso de que no se conozca su cono de abatimiento.
Como propuesta, los académicos señalan la urgencia de que “todos los sitios de disposición final cumplan con la Norma mencionada, lo que permitirá prolongar el tiempo de vida media y eficiencia de su relleno, con el menor deterioro ambiental y económico regional”. Los municipios de la Cuenca de más alta densidad demográfica son los que más contribuyen a la generación de residuos sólidos, señala el documento, y pone como ejemplo a Morelia, donde se producen 700 toneladas por día, lo que conforma un volumen aproximado de 2 millones de metros cúbicos de residuos.
