Casa de inolvidables conciertos, espectáculos, recitales y conferencias, el Teatro Obrero de Zamora cumplió 111 años el pasado 19 de enero.
Conocido por ser el segundo mejor del país por su acústica, el recinto fue construido en 1913 en la avenida 5 de Mayo, una de las principales calles de la ciudad.
La Iglesia Católica gestionó su edificación para uso de la clase obrera de la ciudad, de ahí su nombre, pero en aquel tiempo se llamaba Centro Recreativo de Obreros Católicos.
El recinto, diseñado por José Dolores Sánchez y construido por el arquitecto Jesús Hernández Segura, fue un encargo del obispo de la Diócesis de Zamora.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) señala que el teatro tiene una arquitectura de estilo neoclásico monumental, la fachada luce un pórtico con cuatro pares de columnas y pilastras de orden corintio que le dan sobriedad al conjunto, no obstante su sencillez.
Agrega que este recinto “sirvió años más adelante como el teatro-cine Virrey de Mendoza, que representó durante décadas un punto de referencia para los zamoranos”, dada su calidad arquitectónica y su estratégica ubicación dentro del centro de la ciudad.
El edificio fue abandonado en el transcurso de los años ochenta y “se deterioró severamente, al grado de perder su antiguo techo de dos aguas y dejar su interior expuesto a la intemperie”, se indica en la reseña de Conaculta.
Actualmente se realizan 240 eventos cada año, como obras de teatro, ópera, música, danza, espectáculos infantiles, festivales, circo, conferencias e informes de gobierno.