MORELIA, Mich.- (OEM-Infomex).- Redondo, hueco y alargado con una ranura a lo largo, labrado en madera verde de los árboles conocidos como jaboncillo, capulín o tepame para darle forma de torito o vaquita, es la descripción de la uirhinkua, instrumento musical utilizado en la comunidad indígena de Ahuiran, municipio de Paracho, en las festividades de la Candelaria y del Carnaval.
La uirhinkua purépecha es muy su similar al teponaztli náhuatl, ya que ambos funcionan como un idiófono de percusiones o de golpe directo, con la diferencia de que este último cuenta con dos lengüetas: una suena a una altura diferente de la otra, lo que le da su sonido característico de alturas, pero en el caso de la uirhinkua el sonido es monótono.
A pesar de la antigüedad del instrumento, éste continúa vigente en las comunidades pero únicamente de manera religiosa o ritual. El estudio “La uirhinkua de Ahuiran, simbología y sonoridad ritual en una comunidad purépecha” realizado por el etnomusicólogo, José Rafael Rodríguez López, catedrático de El Colegio de Michoacán, destaca la importancia de este instrumento entre las comunidades indígenas.
En entrevista exclusiva para El Sol de Morelia explicó esta investigación abordó la cuestión del ámbito sonoro en las tradiciones desde un punto de vista multidisciplinario, a partir del cual buscó una posible explicación del simbolismo ritual y religioso de este instrumento en Ahuiran.
LA UIRHINKUA EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA
La palabra purépecha uirhinkua todavía no cuenta con alguna traducción que se adapte de manera idónea al español, pero hay concordancia entre varias comunidades de que podría significar “redondo que suena”.
El especialista en tradiciones sonoras, Rafael Rodríguez López comentó que la referencia histórica más antigua que existe de este instrumento musical se encuentra en “La Relación de Michoacán”, de Fray Jerónimo de Alcalá, que es el documento más temprano del periodo colonial sobre la cultura purépecha, en la cual sólo existen una mención y dos referencias pictóricas.
“La primera es cuando se menciona a los curinguris, quienes fungieron como fabricantes de instrumentos musicales, en especial tambores y atabales; además de ser buenos carpinteros. Sin embargo, el texto no menciona el material con el que trabajan ni en qué forma”.
La segunda referencia está en las ilustraciones del documento, donde “aparece en un contexto de baile, pero estas dos referencias son sólo visuales, la primera nos muestra a un músico hincado y tocando con un par de baquetas en las manos lo que parece ser un teponaztli, y la otra ilustración muestra a la uirhinkua bajo los pies un grupo de músicos, donde se puede distinguir con facilidad la forma de la vaquita o torito por contar con par de cuernos”.
Además este instrumento es nombrado como teponaztli de madera en “Las Relaciones geográficas del siglo XVI de Michoacán”, de René Acuña.
EVANGELIOS APÓCRIFOS, EL ORIGEN
El catedrático Rafael Rodríguez comentó que en el periodo virreinal los libros prohibidos circularon, tal es el caso de las biblias prohibidas que contenían los evangelios apócrifos. Estos últimos fueron muy conocidos entre las comunidades indígenas, y Ahuiran no es la excepción, aunque dejó en claro que “nadie sabe cómo es que circularon o de dónde los conoce la gente, pero con base en estos se construyó el mito de creación de la uirhinkua, con lo cual justifican su existencia en la comunidad”.
Relató que el mito de la existencia del instrumento va ligado un tanto a las transgresiones sexuales, las cuales son representadas por “las caporales”, “un par de jóvenes mujeres que fungen de prostitutas en el pueblo, a lo cual le denomine juego ritual indígena, porque no encontré otra referencia para denominarlas”.
Sin embargo, este juego en sí justifica su existencia por considerarse al carnaval como transmisor de estas transgresiones, por lo que se suma “las caporales” al mito como la representación de estos deseos sexuales que en su momento fueron repudiados.
Entonces el mito de su existencia se basa en dos concepciones, afirmó, “la primera es porque fue través de la uirhinkua que se logró capturar a Jesús, porque él era pachanguero y no se iba a resistir a la música, por lo que se inventó este instrumento musical para que lo atrajera, sumado a ‘las caporales’, que por su posición femenina, sería doblemente irresistible”.
Sin embargo, hay otra explicación sobre el mito fundacional de la uirhinkua basada en los Evangelios apócrifos, el relató consiste en que “los padres de Jesús la construyeron para llamarlo cuando era niño, ya que regularmente se escapaba para ir a hablar con los doctos en el templo”.
LA UIRHINKUA CONTINÚA PRESENTE
Gracias al estudio de Rafael Rodríguez, la uirhinkua se muestra vigente en la comunidad indígena de Ahuiran, específicamente en la fiesta tradicional del Día de la Candelaria, que es el 2 de febrero, cuando se realizan ciertos rituales a las cuales se les conoce como “Vísperas”.
“En la danza que realizan simula la búsqueda del Niño Dios perdido por sus padres, por que bailan para atraerlo. Esto es seguido por el baile o enfrentamiento entre un toro viejo y uno toro nuevo, después entran en acción ‘las caporales’, quienes pacifican a los danzantes con alcohol”, describió el etnomusicólogo.
Además de estas “Vísperas”, la uirhinkua se hace presente durante el carnaval con un tipo de baile de “Los cargueros”, “quienes portan este idiófono de percusión que aseguran es de origen prehispánico, mediante lo que se llamamos juegos de la comunidad”.
Asimismo, como estas danzas o ritos de Ahuiran, también existen otros casos, como el son de las “Tres danzas del carnaval de Chananscua”, que René Villanueva registró en la Huatápera, de Uruapan, en 15 de abril de 1973.
En la Isla de Jarácuaro, en Pátzcuaro, se conserva también una danza de carnaval que es acompañada con la uirhinkua, la cual, dijo, “es a veces substituida por un tambor, lo cual denota una práctica de índole musical cultural y familiar, que persiste al paso del tiempo, tal vez porque tiene un origen muy antiguo, o porque la comunidad justifica su existencia a partir de algo ceremonial, pero ambos casos está presente de manera más interna en Ahuiran”.
LAS OTRAS UIRHINKUAS
Este instrumento no es exclusivo de Ahuiran, dijo el especialista, también tiene presencia en diversas comunidades purépechas como Jarácuaro por ejemplo; sin embargo, la diferencia de estas comunidades es que Ahuiran todavía la utiliza en contextos rituales del carnaval y de las vísperas a la Candelaria, y en Jarácuaro ya no.
“En Jarácuaro la utilizan en concursos, también se usa en el Año Nuevo Purépecha, donde es un deleite verla, pero se adapta justamente para el espectáculo. En el caso de Ahuiran no es así, su uso es ritual religioso, de hecho pasa desapercibida, incluso tengo la anécdota de cuando estaba haciendo el trabajo de campo con un profesor de misiones culturales que tenía dos años trabajando ahí y cuando le comenté de la uirhinkua se sorprendió”.
Por lo anterior dijo que este aparato simbólico sólo se despliega si estás inmerso en las dinámicas de la comunidad, ya que “no es algo que se publicita, porque también pasa algo muy importante la misma comunidad, está dividida en dos facciones: una que practica el uso de la uirhinkua de manera tradicional, al interior porque así ha sido siempre, y otra que ve su uso como sinónimo de atraso, ignorancia y motivo de vergüenza”.
También está presente en Cuitzeo, donde aún hay una antigua “cuiringua bitonal”, de dos lengüetas, expuesta en el museo regional del pueblo de Santa María Magdalena de Cuitzeo, la cual representa la figura zoomorfa de un pez, animal propio y representativo de su laguna.