Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Sin miedo a nada, mujeres morelianas se capacitan para aprender la carpintería. Lo hacen no solo para autoemplearse y obtener un ingreso extra, sino sobre todo para demostrar que los oficios mal llamados para “hombres” no tienen género.
Pese a que son minimizadas en sus capacidades para utilizar las herramientas y hasta cuestionadas en torno a si en verdad “saben elaborar muebles”, Claudia Belmonte González, una de las cinco alumnas que acude al taller de carpintería que ofrece el Instituto de Capacitación para el Trabajo de Michoacán (ICATMI) en el plantel Morelia Norte, subrayó que la lucha feminista ha dado pasos firmes que les ha permitido mantenerse en este tipo de cursos donde aún impera el machismo.
La joven de 32 años reconoció que aún muchas mujeres deben enfrentarse a un mundo “machista” muy complicado pese a los avances que ha tenido el movimiento feminista a nivel nacional.
Entre las dificultades de ser una mujer independiente que no le teme a nada y menos a aprender un oficio catalogado para “los hombres” como es la carpintería, es al momento de ir a comprar ciertos materiales a las ferreterías dominadas aún por los varones, donde se les cuestiona, juzga y minimiza por el sólo hecho de ser mujer.
Sin embargo, apuntó que si no hubiera sido por el taller, no se hubiera animado a poner una empresa de muebles junto con su compañera Brenda, quien es arquitecta con conocimiento en diseño de interiores, y que desde hace cuatro meses les ha permitido realizar distintos trabajos como islas de cocina para una escuela de chefs y muebles de recámaras.
A las mujeres todo el tiempo nos están cuestionado del por qué nos dedicamos a actividades para los hombres cuando para la sociedad aún machista nuestro rol es estar en la casa, y eso ya se quedó en el pasado, así lo apuntó Andrea Cruz Rentería de 30 años de edad, originaria de Morelia, quien también está inscrita en el taller de carpintería del ICATMI.
Para Cruz Rentería, las mujeres no sólo en Michoacán sino del país han avanzado tanto en concientizar que los oficios no tienen género, al igual que los colores o ciertas profesiones y que así como lo hombres, también tienen el derecho de aprender lo que les guste como es el caso de la carpintería, un oficio que le ha permitido ir remodelado poco a poco su cocina integral, y partes de su casa.
El aprender el oficio de carpintería a Andrea le ha permitido obtener ahorros importantes en cuanto a la elaboración de sus propios muebles, a diferencia si los comprara en una tienda departamental, pero también ha aprendido que sí es capaz de hacer algo diferente y que generalmente es catalogado como un oficio de y para los hombres.
Con un overol de mezclilla y blusa rosa, Rocío Ferreyra de 65 años lleva más de cuatro cursos acudiendo al taller de carpintería que ofrece el ICATMI en Morelia y sin temor por ser una persona de la tercera edad o por ser mujer, demuestra al profesor que puede la edad no es ningún impedimento y mucho menos el género. Explicó que desde muy chica siempre le gustó la carpintería, pero por cuestiones culturales o porque nunca se lo permitieron en su familia, ahora es que se agarró de valor para aprender a dominar herramientas pesadas como las sierras, los serruchos, lijadoras o los taladros.
Debido a que ya no trabaja, es jubilada y todo el tiempo le han gustado las manualidades, decidió apoyar a sus hijos y ayudarles a elaborar sus muebles desde zapateras, cajones, hasta libreros, porque salen más económicos. La carpintería desde el punto de vista de Ferreyra, es un oficio “muy bonito” que si se aprende con las personas correctas que no impongan su ideología de género, se puede llegar a dominar grandes herramientas que sólo los profesionales saben usar.
“Es una actividad muy bonita, que a mí me gusta realizar, porque te genera mucha confianza como el poder decir que ya sabes hacer cajones, mesas o muebles para televisión. Esa es una gran satisfacción que nadie más te la da”, comentó con una gran sonrisa de cachete a cachete.
La carpintería no debe tener género ni edad, mírame a mí, tengo 22 años y aquí estoy haciendo grandes muebles, presumió la joven estudiante Andrea Gonzalez Galindo, quien desinhibida y con energía, explicó que está en el taller aprendiendo a elaborar muebles, porque se cansó de tener que contratar a un carpintero que “cobra mucho”, cuando el trabajo bien lo puede realizar con sus propias manos.
“Me encantó la idea de hacer mis propias cosas y mis propios muebles, es una tarea de la que aprendes mucho y además puedes realizar tus muebles a tu gusto. Las mujeres podemos hacer todo por igual solo es cuestión de querer”, subrayó.
Con singular sonrisa, la joven Andrea, invitó a todas las mujeres michoacanas a no tener miedo, a dejar atrás los prejuicios y los estereotipos y animarse a aprender el oficio de carpintería.