La primera vez que los medios repararon en Luis Roberto Ramírez era un niño de 13 años, de apariencia normal.
Entonces estaba en quinto semestre de la carrera de Ingeniería de Sistemas, hablaba tres idiomas, estudiaba otros dos y su sueño era tener una empresa tecnológica de nivel mundial.
En aquel entonces confesó que para muchas de las materias no necesitaba estudiar, pues las podía aprobar sin necesidad de ello.
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Solo lo hacía para matemáticas y física, disciplinas que, decía, requieren práctica y constancia.
-Cómo te ves en unos años?- Se le preguntó en esa ocasión.
-Quiero acabar mi carrera, estudiar la maestría y el doctorado y después quiero regresar a Michoacán para instalar una empresa tecnológica de competencia mundial.
Ahora, años después, Luis Roberto tiene 21 años de edad, terminó la carrera de Ciencias Computacionales en Los Ángeles, California y tiene dos años viviendo en Tokio, Japón, donde ha incursionado en el aprendizaje de lenguas orientales.
Su madre, Irma Fabiola Álvarez de la Paz, dice orgullosa que su hijo ya habla nueve idiomas, conoce a la perfección los secretos de las matemáticas y ha dado conferencias en Berkeley, California, Nueva York y Osaka, Japón.
“Luis Roberto ha batallado en la mayor parte de su vida solo, sin apoyo de nadie y tristemente ni por parte del gobierno de los tres niveles, pero ha salido adelante, pues es un niño con mucha capacidad, no nada más intelectual, sino para resolver problemas propios”.
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Irma Fabiola afirma que su hijo es un muchacho muy enfocado en sus estudios, aprender de otros lugares para regresar a México y tratar de proyectar tantos avances de otros países tan desarrollados.
“Es un adolescente con otra visión diferente de la vida pero siempre queriendo mucho a este su país, México, tratando y añorando que México sea como esos países tan ordenados, avanzados y con una mentalidad muy recta para todo lo que hace”.
Dice que para ella como madre es de gran orgullo y espera que para muchos niños sea un ejemplo porque su hijo Luis Roberto es un ejemplo de tenacidad, de no rendirse ante muchas adversidades que ha tenido, más de lo que la gente se pueda imaginar.
“No se rinde, lucha constantemente y ve la vida de una forma positiva, nunca ve lo negativo, nunca habla mal de las personas ni de las situaciones”.