Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La falta de oportunidades para emplearse y generar recursos que le permitan dar sostén a su familia ha hecho que Pablo este considerando seriamente en emigrar a los Estados Unidos.
El plan es viajar acompañado de por lo menos dos amigos y en Los Ángeles buscar a un tío y un primo que emigraron y que ahora, con trabajo, mandan dólares de manera regular a su familia.
“Ese es mi sueño”, afirmó el joven de 22 años que ahora se dedica a la albañilería con un salario promedio de 200 pesos que se traducen en 4 mil pesos al mes, siempre y cuando haya obra.
“Ahorita por la crisis nadie está construyendo y no hay trabajo”, aseguró.
Por eso, piensa en ahorrar y pedir prestado para costearse su pasaje hasta Tijuana y ahí buscar la forma de pasar rumbo al estado de California, en los Estados Unidos.
En Michoacán, se estima que anualmente abandonan el estado unas 26 mil 300 personas, cifra que coloca a la entidad en el segundo lugar nacional de migración.
Estudios muestran que son 27 los municipios que registran mayor expulsión, sin embargo, la analista y ex titular de la Comisión Estatal de Población (Coespo), Elizabeth del Carmen Juárez aseguró que se trata de un fenómeno extendido en toda la geografía estatal.
En entrevista, afirmó sin embargo que la migración se ha agudizado en los últimos años en la zona de la tierra caliente pues en esta parte del estado se ha conjugado el tema económico y la búsqueda de mejores oportunidades con la violencia.
Un caso icónico de esta situación es Aguililla, dijo, donde se registra incluso la disminución de la población.
“Aguililla ha disminuido su población durante los últimos años, pasando de 16 mil habitantes a 14 mil en un periodo de escasos dos años”, mencionó.
Otros municipios que viven una situación similar son Tepalcatepec, Buenavista y Apatzingán, aunque no a los niveles que ha alcanzado Aguililla.
La migración económica y la migración por violencia
Hasta hace unos años, Michoacán era expulsor de mano de obra barata nacional e internacional. Las personas salían de sus lugares de origen hacia ciudades más grandes o los Estados Unidos en busca de trabajo. También se emigraba por un tema de reunificación familiar y estudios, pues muchas familias veían la posibilidad de que sus hijos estudiaran en universidades de entidades vecinas.
Sin embargo, la violencia y la prevalencia de células delincuenciales originó una nueva categoría de éxodo en el estado: la violencia.
Hoy día, familias enteras se encuentran en la frontera norte en espera de obtener asilo en los Estados Unidos o bien se han movido de ciudad o municipio huyendo del crimen.
“Aunque es un fenómeno que ha alcanzado niveles preocupantes, hay que decir que el 60 por ciento de la migración es por economía y solamente el 4 por ciento corresponde a violencia. El resto, corresponde a reunificación familiar y estudios.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Michoacán, un total de 191 mil 649 personas migraron entre marzo de 2015 y marzo de 2020.
De estos, 27 mil 454 se fueron a buscar trabajo; 23,201 por cambio u oferta de trabajo; 80 mil 894 para reunirse con su familia y 15 mil 645 se casó o unió con personas de otras entidades o países.
Además, 16 mil 507 se fueron a estudiar; 6 mil 439 por inseguridad delictiva o violencia; 322 por desastres naturales; 2 mil 779 lo deportaron.
Urgen políticas que frenen la migración
Aunque el fenómeno de la migración ha generado que Michoacán sea la entidad que más remesas recibe anualmente (más de 3 mil 610 millones de dólares en el 2021), el hecho es preocupante no sólo porque los dólares que envían no son utilizados de manera adecuada, sino porque al ser la población en edad reproductiva y económica activa la que emigra, la sociedad va envejeciendo.
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“Es necesario que las autoridades generen políticas que eviten que la gente siga saliendo de sus lugares de origen, pero también es necesario que los recursos que se envían sean aprovechados”, mencionó Elizabeth Juárez.
Recordó que la presente administración canceló programas como el 3 x 1 en donde michoacanos radicados en Estados Unidos inviertan junto con el gobierno en obras de beneficio social, así como programas de reunificación familiar como Palomas Mensajeras que evitaban la migración al garantizar el retorno de las personas que acudían a visitar a sus hijos.