Sin futuro para los atletas de la entidad
Morelia, Mich (OEM-Infomex).- El año en el que Alejandro Orozco registró sus mejores marcas y se quedó a centésimas de segundo de asistir a Campeonatos Mundiales de Atletismo y Juegos Olímpicos, fue cuando una universidad decidió respaldarlo para otorgarle todo lo que un deportista de alto rendimiento requiere: hospedaje, nutriólogo, suplementos y equipo.
Cuando esto acabó, dice que su destino fue como el de los demás: “Seguir con la bendición de Dios”.
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El michoacano se dedicó al atletismo por trece años y el tiempo en el que alcanzó el alto rendimiento, entrenaba de dos a tres veces al día, lo que en conjunto sumaba unas ocho horas.
El gran problema en su carrera profesional fue que también tenía que sobrevivir, estaba obligado por su cuenta a cubrir gastos personales.
“Si tú comparas a un atleta estadounidense o noruego, ellos solamente deben preocuparse por cumplir con la escuela, pues se les dan las instalaciones y todo lo necesario. En cambio, el deportista mexicano es juzgado de huevón si solo se dedica a entrenar y no trabaja o estudia una licenciatura”, comenta el atleta.
“Habrá quién lo haga, pero tendríamos que cuestionar a qué nivel realmente llegaron”.
Para Alejandro, en el país existe ignorancia respecto a la labor que realiza un atleta, ya que no se piensa en que a final de cuentas se trata de un cuerpo al que “se le está dando en la madre” con los entrenamientos.
Tampoco se llega a comprender que se ocupa de una regeneración, donde el “échale ganas” no tiene cabida.
El cuerpo de un atleta, lo compara con una maquinaria que ocupa de mantenimiento, desde un fisioterapeuta, psicólogo, nutriólogo y bioquímica sanguínea. Afirma que esto implica un gasto mensual que asciende a los 20 mil pesos, dejando de lado los gastos personales.
Alejandro Orozco forma parte de los 200 atletas que dejaron de percibir una beca por parte del Gobierno del Estado desde el segundo semestre del 2017, cuando Silvano Aureoles Conejo fungía como gobernador.
El adeudo para los inscritos al programa de Estímulos y Reconocimientos del Deporte, llegó hasta los tres millones de pesos, a partir del 2018 se dejó de emitir la convocatoria y en 2021 se saldó el monto, una vez que los deportistas habían concluido sus procesos y temporadas.
Los pocos meses en que el recurso llegó a las manos de los atletas de manera puntual, el representante de la disciplina de atletismo recibió siete mil pesos mensuales, pero ante la falta del apoyo el retiro comenzó a rondar por su cabeza.
“Tuve que meterme a trabajar y definitivamente ya no era lo mismo combinar ambas cosas. Me metí a una carrera profesional porque ya no veía mucho futuro en esto y sin estudios para la vida está cabrón”.
“Tenía fatiga psicológica porque sentía que ya no iba a poder alcanzar los resultados que quería, estaba lleno de frustración y cuando decido retirarme en 2019 lo hice con tristeza y frustración, muy lastimado mentalmente”, comenta.
El director de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte (CECUFID), Raúl Morón Vidal, expresa que “cuando llegamos a la dependencia nos encontramos con un panorama desalentador, en el que se había registrado una fuga de talentos por esta cuestión”.
Al cuestionarle qué estrategia están implementando para evitar que los atletas emigren o se retiren a destiempo, el funcionario estatal expone que lo primero es reactivar el programa de becas deportivas.
En el cual ya se comprometió el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, quien aseguró en una rueda de prensa que el monto para los atletas será superior a los diez millones de pesos; hasta el momento no ha definido una fecha para ello.
En afán de brindar otras alternativas, Morón Vidal expone que uno de los ejes de su administración es signar convenios con universidades públicas y privadas, pues a cambio de becas académicas para los deportistas, la CECUFID les facilita las instalaciones para que puedan ser usadas por la comunidad de las instituciones educativas.
“Es verdad que los deportistas se sentían olvidados cuando llegamos, entonces iniciamos un proceso de aprender a escucharlos, forjar un vínculo para poder salir adelante, porque muchas de sus demandas recaen en que no se les apoya para poder viajar y que se les cubra los viáticos”.
“Lo que les estamos pidiendo es que, junto a sus asociaciones, tengan una programación de competencias lista para poder prever los apoyos”, expone el director de CECUFID.
Asimismo, expone que en la CECUFID tienen a disposición el área de servicios médicos, nutrición, psicología y fisioterapia; sin embargo, asegura que en muchas ocasiones son los propios atletas quienes no lo solicitan.
Michoacán podría ser una potencia
Ismael “Sapito” Garnica vivía prácticamente en el gimnasio cuando decidió dedicarse al boxeo profesional.
Saliendo de la universidad, iba y se resguardaba por el resto del día entre sacos y perillas. “El deporte era todo para mí”, expresa al iniciar su relato sobre su retiro anticipado del ring.
Desde los doce años comenzó a entrenar en las instalaciones de la CECUFID y como la disciplina se le dio de buena manera, llegó a formar parte de la selección michoacana y también representó al país en Nicaragua, Inglaterra y China.
“Me retiré simplemente porque no había de dónde obtener apoyos. No encontrábamos patrocinadores, promotoras y básicamente con mi hermano andábamos solos. Aunque ya peleaba para Tv Azteca y Televisa, solamente nos prometían que me iban a firmar, pero todo quedaba en palabrería”.
Aunque su carrera iba en ascenso, señala que el apoyo familiar era insuficiente, pues además de viajes se tenían que cubrir otras necesidades como la alimentación balanceada, el equipo para entrenar y vitaminas.
Aunado a esto, vino el nacimiento de su hijo, situación que lo orilló a buscarse un empleo lejos del deporte. Para Ismael Garnica, Michoacán está desperdiciando la oportunidad de ser una potencia en el deporte, argumenta que existe un semillero en distintas disciplinas que con inversión pudieran estar a la par de potencias como Jalisco y Nuevo León.
“Yo me retiré en el 2016 y me fui con nostalgia porque quería llegar más lejos y es triste saber que a mis compañeros de generación les sucedió lo mismo, gente que era seleccionada pero que terminaron por retirarse por completo del boxeo y los que no lo hicieron, emigraron a otros estados”.
Alejandro Orozco lamenta que cuando un atleta se retira anticipadamente por esta situación lo hace sin decir adiós, “simplemente nos vamos hartos de estarle chingando”.
En este sentido, admite que en la actualidad se sigue visualizando como una utopía que el deporte en México deje de ser sinónimo de sufrimiento.
