Morelia, Mich (OEM-Infomex).- El tiempo en el negocio es lo que ha salvado a Roberto Sánchez Cisneros. Taxista desde hace treinta años, ha tenido que ingeniárselas para sobrevivir a las plataformas privadas de transporte como Uber y Didi, pues sin afán de maquillar la realidad, admite que desde que esta herramienta digital llegó a Morelia la afluencia de usuarios ha descendido hasta en un 70 por ciento.
Sin embargo, relata que su sector de mercado está en los adultos mayores, aquellos que no están del todo familiarizados con los celulares y que mantienen la costumbre de llamar a las bases para solicitar una unidad de taxi, o incluso, marcar directamente a los choferes, a quienes llevan conociendo desde años atrás.
“Ya alguna vez entre taxistas platicamos sobre la propuesta de poner nuestra propia plataforma, se intentó una vez a través de unos estudiantes del Tecnológico de Morelia, pero no funcionó porque el proyecto se quedó a medias y resultó que salía caro adquirirla, entonces no hay de otra que seguir echándole ganas”.
De manera personal, Roberto comparte que ha descartado la posibilidad de unirse a las plataformas digitales, pues como primer argumento expresa que no puede ser desleal al gremio que ha sido su sustento durante tanto tiempo, pero también porque considera que los costos que maneja Uber no son del todo equitativos para los trabajadores.
Y es que ejemplificó que hay casos donde por una distancia amplia la aplicación llega a cobrarle al usuario 30 pesos, situación que calificó como injusta tomando en cuenta el precio actual del litro de gasolina.
Por otra parte, no niega la rivalidad que ha surgido entre taxistas y choferes de aplicaciones, ya que señala que la mayoría de los trabajadores tienen la sensación de coraje por sentirse arrebatados en una labor que llevaban desempeñando desde hace muchos años.
Nosotros también nos la jugamos
Por las mañanas, trabaja en una escuela primaria, pero en las tardes se convierte en un chofer de Uber. Se reserva su identidad porque la aplicación no le permite dar declaraciones, pero cuenta que tomó la decisión de formar parte de la plataforma porque la crisis económica lo orilló a buscar ingresos extras.
Ante los señalamientos negativos que un sector hace sobre los trabajadores de plataformas, pide hacer consciencia sobre el riesgo constante en el que viven durante las jornadas, puesto que además de los choques, asevera que no están exentos de los asaltos.
“Las aplicaciones nos dejan a la deriva porque los usuarios pueden ver nuestros datos completos, pero a nosotros solamente nos aparece su primer nombre sin apellidos, entonces no nos queda de otra que agruparnos como trabajadores en grupos de WhatsApp para defendernos y ayudarnos entre todos”.
¿Qué dice la autoridad?
El titular de la Comisión Coordinadora del Transporte Público (COCOTRA), Antonio Godoy González Vélez, asegura que ante la llegada de Uber a Michoacán nunca ha existido una “cacería” sobre los trabajadores, sino que, expone, se tratan de operativos para detectar irregularidades.
El funcionario estatal refuta el argumento de que el servicio que se ofrece desde las aplicaciones sea un “trato entre particulares”, pues asevera que la dinámica de trasladar un usuario de un lugar a otro es propia del transporte público, por lo que enfatiza la responsabilidad que tienen de saber qué unidades son las que están abordando los ciudadanos.
“Son 27 mil taxistas los que tenemos en todo el estado, pero cerca de dos mil están inactivos, es una baja importante que tiene que ver porque ya no es rentable y una de las causas de esto es la competencia desleal de las plataformas que brindan servicio sin concesión”.
En lo que va del año, el coordinador precisa que se han emitido poco más de 80 sanciones a conductores de Uber y solamente han procedido cinco amparos en contra de Cocotra; pero ante el cuestionamiento de cómo sacar “del juego” a las aplicaciones privadas, Godoy Vélez añade que no es algo que les corresponda a ellos, pues sería un tema que se tiene que analizar en otras instancias.
Seguridad, un tema pendiente
Todavía tiene miedo y pide que no se revele su identidad. La noche en que pidió una unidad por aplicación, terminó en una situación de abuso sexual. Detalla que desde el inicio percibió que el conductor estaba en estado inconveniente, luego vinieron el cambio de rutas, las agresiones verbales y finalmente el intento de tocar sin consentimiento.
“Le rogué que me dejara ir, que mi hijo estaba enfermo y fue la única manera en que se sensibilizó, si es que lo podemos decir así. Posteriormente puse el reporte en Uber, pero no hicieron absolutamente nada, su única solución fue reembolsarme los 80 pesos del viaje, eso es lo que valió el abuso sexual y el terror que ahora le tengo a subirme a los carros. De Fiscalía mejor no decir nada, simplemente archivaron la denuncia”.
Mar Laurel afirma que no son pocas las veces que ha sido acosada al abordar una unidad de las diferentes plataformas digitales, ya que llega a percibir con los gestos las intenciones que tienen los choferes de pretender “algo más”, lo que la hace sentir insegura durante el trayecto.
“Una vez pedí un Uber desde el centro, ya era noche y yo iba para mi casa, entonces esta persona me empezó a hacer plática, pero de una manera en la que se desviaba del tema, me preguntaba cosas muy personales, quería saber si tenía novio, incluso cosas relacionadas con relaciones sexuales, lo que me hizo sentir demasiado incómoda y opté por evitar el contacto visual mientras rogaba por llegar y encerrarme en mi cuarto”.
Pese a que aclara que existen conductores buenos en las plataformas, lamenta que para ella el balance sigue siendo desfavorable: “Todavía están por encima las malas experiencias”.