Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena que se conmemora este 5 de septiembre, en Michoacán ellas viven una incesante batalla contra la discriminación, violencia doméstica y política, falta de acceso a alimentación y agua, pocas oportunidades labores, dificultad de acceso a servicios de salud y educación, además de elevadas tasas de analfabetismo.
La fecha fue instituida en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en 1983, en Tiahuanaco, Bolivia en honor a la lucha de Bartolina Sisa, guerrera aymara que se opuso a la dominación y opresión de los españoles y fue asesinada en La Paz, Bolivia, en 1782. La historia de Bartolina, nacida en Perú, nutre la memoria de las mujeres de los pueblos indígenas del continente.
Históricamente, las mujeres indígenas han enfrentado diversas formas de discriminación que frecuentemente vulneran el ejercicio de sus derechos.
Los purhépechas, mazahuas, nahuas y otomíes forman parte de la riqueza cultural de Michoacán, donde las mujeres indígenas han sido parte crucial en las luchas de sus pueblos, además de jugar un papel importante en sus familias y comunidades.
En Michoacán, 425 mil 193 personas se auto reconocen como indígenas, lo que representa el 8.95 por ciento de la población en el estado. De esa cifra, más del 51 por ciento son mujeres, de acuerdo con la consejera electoral Araceli Gutiérrez Cortés.
Rubí Huerta: la escritora que hace frente al patriarcado y al racismo
Dedicada a la poesía y con un próximo proyecto dedicado al cuento, es como Rubí Huerta, mejor conocida como Rubí Tsanda, cultiva la sensibilidad literaria y además lo hace en dos lenguas, el español y el purépecha.
No ha sido fácil y a propósito del Día Internacional de la Mujer Indígena, la autora concedió una entrevista, en la cual comparte lo que ha implicado dedicarse a escribir desde su condición femenina y en purépecha.
Para empezar, la escritora recordó que la literatura ha sido un espacio en el que se ha dado más espacio al género masculino, “tengo 15 años escribiendo y en el tiempo en que inicié justamente veía que muy pocas mujeres figuraban en esos espacios, eran contadas con los dedos las que incursionaron en la literatura, como la pionera Elizabeth Pérez”.
Es un desequilibrio que trajo consigo, mencionó, el reto de generar condiciones propicias para publicar, distribuir y encontrar lectores. “Es difícil que a las mujeres se les vea con capacidad y las tomen en cuenta, ¿qué tanto tienen acceso a las convocatorias para participar y aportar?”.
Y es que dijo, siguen las limitaciones para las mujeres “más cuando somos mamás, esposas o tenemos otra función aparte de escribir, entonces se vuelve una lucha como contra una bola de nieve porque a veces las condiciones no se dan, por muchas circunstancias que también culturalmente vivimos en nuestras comunidades”.
Y sin embargo, Rubí Huerta ha notado que los lectores han llegado poco a poco a su propuesta, “las redes sociales me han ayudado a diagnosticar quienes están pendientes, también conozco gente de la cañada o del lago a quienes me encuentro y dicen ‘oye, me gustó este poema’, me doy cuenta que la gente sí me lee, tanto en español como purépecha”.
Por lo anterior, desde su creación Rubí Huerta ha confirmado que “escribir en nuestra lengua no es folclore ni moda, sino que es una lucha por visibilizar que también desde esta forma de pensar y comunicarse, se pueden generar otras narrativas”.
El caso Cherán
En la historia reciente, las mujeres p'urhepechas de Cherán son símbolo de lucha cuando la madrugada del 15 de abril de 2011, cansadas de los homicidios, extorsiones y secuestros, decidieron organizarse para enfrentar a los talamontes y al crimen al levantarse en armas.
En ese entonces los talamontes amenazaban una de las fuentes de agua de Cherán. Por tal motivo, las habitantes se reunieron para delinear un plan y defender a su comunidad.
Al final, el enfrentamiento entre la gente del pueblo, los madereros y policías derivó en la inhabilitación del gobierno municipal y en una nueva organización comunitaria que reemplazó a las autoridades tradicionales.
Así nació un nuevo panorama que sacó de esa localidad a los partidos políticos y a la Policía. A partir de ahí el gobierno se cimentó en los usos y costumbres, y la seguridad en una ronda comunitaria conformada por hombres y mujeres.
