Más del ochenta por ciento de los trabajadores que cultivan los campos del valle de Zamora son mujeres.
Esto tiene varias implicaciones, desde bajas salariales hasta abandono de menores, pues muchas de las mujeres no cuentan con guarderías y deben dejar a sus hijos solos o con algún familiar.
La mayoría son madres solteras y el principal sustento de sus hogares, por lo que ya ha derivado en un problema.
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La antropóloga Itzayana Tarelo Licea, que encabeza el proyecto de rescate de la memoria colectiva de las obreras en Zamora, sostiene que esta situación ha generado una desvalorización de la actividad económica de las trabajadoras de esta industria.
Destaca que hay una tendencia por parte de las empresas asentadas en esta región a 'feminizar' la contratación, ya que desde el punto de vista empresarial los salarios que se pagan a las mujeres son menores que los de los hombres debido a que el trabajo de éstas no son considerados como una labor especializada.
A lo anterior se suma la creencia de que el sueldo de las mujeres es considerado como un complemento de la economía familiar y no el sustento principal.
Sin embargo, argumenta, a lo largo de al menos tres generaciones las trabajadoras de esta industria han logrado ya un grado de especialización de manera empírica.
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"Han ido adquiriendo ya habilidades específicas, ya sea porque su abuela o su mamá les enseñaron o porque las mismas compañeras con más experiencia les han enseñado, sí hay ya un desarrollo de habilidades”.
Pese a esto, los empresarios mantienen la idea de que no es trabajo especializado porque les permite ofrecer menores sueldos ya que, en teoría, no se requiere de un conocimiento específico para trabajar en la fresa.
A la problemática existente en el tema de la desvalorización económica se suma el de la desvalorización social, pues según lo señala la antropóloga, la generalidad de la población ve el empleo en la industria fresera como algo reservado para las clases sociales menos favorecidas debido a que se trata de empleos regularmente mal pagados y muy demandantes físicamente.
Aunque las empresas freseras con inversión de capital extranjero cumplen el tema de las prestaciones laborales, dotación de uniformes y servicios médicos, son las empresas de mediano y pequeño calado las que regularmente omiten estas prestaciones.
"Hay casos sobre todo en las colonias donde de pronto se instalan procesadoras de un día para otro en las que los uniformes y los útiles de trabajo corren por cuenta de las trabajadoras ".
Cuestionada sobre la contratación en esta agroindustria de mano de obra infantil, Itzayana Tarelo Licea señala que propiamente la contribución de infantes en la cadena productiva no se genera directamente por parte de los empresarios.
"Hay un fenómeno muy curioso en el proceso del 'despate' ahí los empresarios llevan las cajas de fresa a las colonias y pagan a las familias a destajo y en este proceso participa toda la familia, las madres, los hijos, los niños y es una ventaja para los empresarios porque solamente pagan por el trabajo sin otra inversión".