Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) permitió el retorno a sus comunidades a aproximadamente 200 familias desplazadas por la violencia del crimen organizado en la región de Tierra Caliente.
De acuerdo con el párroco de la iglesia de Santiago Apóstol de Coalcomán, Jorge Luis Martínez Chávez, la organización delictiva dio la oportunidad a los habitantes de regresar a la mayoría de las localidades, aunque algunos aún no lo han hecho por temor.
El sacerdote estimó que entre 20 y 30 familias aún no vuelven, pero podrían hacerlo en las próximas semanas.
Precisó que pudieron retornar pobladores de las comunidades de Maruata, Maruatilla, El Salitre, El Puerto de las Cruces, El Aguacate, Las Parotas y Ticuilucan.
El religioso aseguró que las únicas dos localidades que no tienen la anuencia del CJNG para regresar son La Aguacatera y La Limonera.
Los desplazados enfrentan un panorama desolador, pues encontraron no solamente sus casas dañadas, sino sus sembradíos, muchos de sus animales muertos y muchos desaparecidos, “van a empezar una nueva vida a partir de la destrucción de gran parte de su pasado y de su patrimonio”, comentó el cura.
Reiteró que los pobladores viven una nueva realidad, empiezan una nueva vida con una comunidad muy destrozada que deberá reconstruirse.
Agregó que algunas familias encontraron sus casas en condiciones deplorables y comenzaron a restaurarlas; otras aún no.
“No es que haya un cese del fuego, el fuego aún continúa en los límites de Coalcomán y Tepalcatepec, allá todavía sigue ‘la guerra’ y por eso algunas comunidades aún no pueden volver. La zona que tiene el control del CJNG, lo cercano a Coalcomán, “ya tiene cierta paz”, aseguró el clérigo.
Señaló que la carretera entre Coalcomán y Tepalcatepec no se ha restaurado totalmente, pero sí el acceso a las comunidades mencionadas.
Dijo que en la zona limítrofe de esos municipios todavía existe tensión y no se permite el tránsito, mucho menos habitar.
El padre indicó que celebró una misa de inicio de una nueva etapa en la localidad de Los Laureles, donde los habitantes narraron experiencias, sentimientos, emociones y anécdotas, y a quienes invitó a la unidad, conciliación y a la fraternidad.
“Decidimos comenzar una nueva etapa de la vida sabiendo que hay que convivir de alguna manera con el crimen, pero sin dejarse abrazar por él”, destacó Martínez Chávez.