Morelia, Michoacán (OEM Infomex).- En Michoacán, 51 mil 799 menores de edad viven en situación de amenaza y el 6.5 por ciento de ellos se encuentran en riesgo de ser reclutados por grupos del crimen organizado. Así lo dio a conocer el informe “Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos”, de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y el Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad (ONC).
Según puntualiza este informe, a nivel nacional la población en riesgo de reclutamiento o utilización por parte de grupos delictivos se calcula entre 145 mil y 250 mil niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, siete entidades sobresalen por concentrar el 55% de la población vulnerable: Estado de México (9.7%), Jalisco (8.6%), Chiapas (8.1%), Puebla (7.8%), Guanajuato (7.3%), Veracruz (7.2%) y Michoacán (6.5%).
En este tipo de escenarios, los “sueldos” van de los 250 a 500 pesos diarios a cambio de actividades delictivas realizadas por menores que han sido reclutados en diferentes momentos por grupos como Los Zetas, Cártel del Golfo, La Familia Michoacana y los Caballeros Templarios, de acuerdo a este estudio que cita al escritor y periodista Jesús Lemus.
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“La cartera de actividades incluye, por citar algunos: robos, falsificaciones, extorsiones, trata de personas, privación de la libertad y homicidios”, indican. El fenómeno se comenzó a documentar en Ciudad Juárez, en donde los jóvenes incrementaron su participación con capacidad y disposición para llevar a cabo ejecuciones de forma rutinaria. El documento precisa que este modelo dejó de ser exclusivo de dicha urbe y fue tomado por otros grupos criminales: “Existe registro del involucramiento de niños pandilleros que se convirtieron en la carne de cañón”.
Entre los factores que vuelven a los niños vulnerables a este tipo de situaciones están el no asistir a la escuela, no poder ejercer sus derechos, encontrarse en el mercado laboral y tener una relación conyugal distinta al matrimonio formal en un contexto de alta incidencia delictiva e inseguridad, así como la actual pandemia por Covid-19.
“Cuando algún miembro del hogar pierde su empleo, los demás integrantes salen a buscarlo; pero como la generación de dinero es baja, no encuentran salida diferente a la del desempleo. Esa situación puede incrementar el riesgo para que más niñas, niños y adolescentes terminen relacionados con grupos delictivos”, concluye el análisis.