Morelia, Mich (OEM-Infomex).- Escuchar y de un momento a otro perder el sentido, ha sido una las peores cosas que ha tenido que enfrentar Laura Alfaro, mujer que ronda los 60 años.
“Desde hace más de 20 años me diagnosticaron con hipoacusia en el oído derecho. Nunca supe qué fue lo que ocasionó que dejara de escuchar, simplemente un día escuché como que algo trono en el interior de la oreja y después ya no oí”, recuerda.
El hecho dio pie al inicio de un largo recorrido por médicos y especialistas en busca de recuperar la audición, hecho que fue imposible.
“Recuerdo que al principio me resultaba difícil acostumbrarme a escuchar solamente del lado izquierdo, pero poco a poco me he acostumbrado, por ejemplo, de manera disimulada volteo del lado que escucho mejor o he aprendido a leer los labios”, dijo,
Sin embargo, Laura confiesa que nunca ha sido opción para ella colocarse un aparato pues reconoce que prefiere no sentirse señalada o identificada como “sorda”.
Las tareas más fáciles pueden ser un desafío
Una acción tan simple como hablar por teléfono o atravesar una calle puede ser un total desafío para una persona con hipoacusia o sordera.
Vivir en un mundo con sonidos disminuidos o en total silencio es una discapacidad poco visible debido a que físicamente la limitación es imperceptible.
A diferencia de otras discapacidades, en ésta no hay signos físicos visibles que permitan identificar a una persona que no escucha.
Además, la dificultad de las personas con discapacidad auditiva para comunicarse con los demás, afecta su desarrollo educativo, profesional y humano, por consecuencia se ven limitadas sus oportunidades de inclusión.
En Michoacán, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hay 56 mil 703 personas con discapacidad para oír, aun usando aparato auditivo. Otras 37 mil 751 tienen dificultad o no pueden hablar o comunicarse.
Por otra parte, el INEGI tiene contabilizadas a 118 mil 211 personas que tienen limitación o poca dificultad para oír con el uso del aparato auditivo por lo que pueden realizar una vida prácticamente normal.
Hay diferentes tipos de sordera o hipoacusia, por ejemplo: sordera congénita, que es cuando se nace con sordera total o parcial.
Esta, se puede presentar por mutaciones genéticas, porque los padres también son sordos o por agentes teratógenos que dañaron el oído durante el embarazo.
Otro tipo es la hipoacusia conductiva, la cual sucede por alteraciones en el oído externo o medio y no permite que las ondas lleguen al oído interno.
Por último, la hipoacusia neurosensorial la cual es resultado de traumatismos cómo la exposición constante a sonidos por arriba de los 90 decibeles (DB).
Asimismo, la hipoacusia se clasifica por niveles: leve, moderada, severa y profunda.
En donde si se tiene hipoacusia leve es difícil escuchar sonidos como los susurros (25 y 39 dB) y si se padece hipoacusia profunda sólo se pueden percibir sonidos muy fuertes arriba de los 90 dB.
Las alternativas
Las alternativas que hay para personas con hipoacusia pueden ser las prótesis auditivas o los implantes cocleares, dependiendo del grado en qué se sufra la pérdida de audición.
Las prótesis son aparatos que se encargan de amplificar los sonidos y los implantes cocleares funcionan transformando señales acústicas en señales eléctricas que estimularán al nervio auditivo, sin embargo, al ser implantes se necesita hacer una intervención quirúrgica.
Para llevar a cabo cualquier tratamiento es necesario hacer distintos estudios para saber cuál es la mejor opción de acuerdo al tipo y grado de sordera.
La Lengua de Señas Mexicana
Las personas sordas han desarrollado su propia forma de comunicación, la Lengua de Señas Mexicana.
Sin embargo, aunque esta les permite comunicarse entre sí, no siempre facilita la relación con el resto de la comunidad, sobre todo, con los oyentes que desconocen esa lengua.
La Lengua de Señas Mexicana, se compone de signos visuales con estructura lingüística propia, con la cual se identifican y expresan las personas sordas en México.
Para la gran mayoría de quienes han nacido sordos o han quedado sordos desde la infancia o la juventud, ésta es la lengua en que articulan sus pensamientos y sus emociones, la que les permite satisfacer sus necesidades comunicativas, así como desarrollar sus capacidades cognitivas al máximo mientras interactúan con el mundo que les rodea.
El último domingo de septiembre se conmemora cada año el Día Internacional de las Personas Sordas.