Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Las enfermedades e intoxicaciones por el uso de plaguicidas en el campo siguen siendo un problema en la entidad, ante lo cual no existen los suficientes especialistas médicos que auxilien en hospitales públicos o privados. Entre 2016 y 2020, de acuerdo a la Secretaría de la Salud (SSM), hubo mil 151 personas intoxicadas atendidas, mientras que el año pasado se canalizaron a 158. Por otra parte, un estudio de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales ubicó que los estados con más casos son Jalisco, Guerrero y Michoacán.
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Consultado sobre el tema, el toxicólogo Antonio Rodríguez afirma que el problema de los plaguicidas es sumamente complejo, “porque cada región, aunque tenga el mismo tipo de cultivo, presenta distintas patologías. En otras palabras: tú puedes aplicar un mismo plaguicida en dos tierras similares y el resultado puede ser diferente”. El médico precisa que los estudios que se han hecho para medir los efectos nocivos de los plaguicidas se basan en el principio activo. “Por ejemplo, pueden analizar al glifosato, pero éste no viene como agente puro, digamos que es como el mole, porque el producto final trae muchos componentes”.
Afirma que las enfermedades crónico-degenerativas por el uso de estos controladores de plagas dependen del tipo de la región, de los cuidados en su aplicación y también de lo que dure una jornada laboral.
En una entrevista para este diario, el ejidatario y activista de Lagunillas, José Gutiérrez, refirió que al menos en los campos de berries de la zona un campesino trabaja hasta 12 horas al día, con lo que los riesgos son más latentes. En ese contexto, asegura que cada vez son más los casos de jornaleros que se reportan enfermos por estas causas, pues en los sembradíos de berries no se trabaja con el equipo adecuado para evitar accidentes.
Antonio Rodríguez, quien radica en Jiquilpan, subraya que no hay tanto problema con los casos de intoxicaciones agudas, pues un médico general o internista están capacitados para hacer un diagnóstico y canalizar al paciente a una unidad de nivel superior. “El verdadero problema viene con las enfermedades crónico-degenerativas, porque en Michoacán no contamos ni con la infraestructura ni con el personal adecuado, y eso ocurre tato en el sistema de salud estatal como en el IMSS y en el ISSSTE”.
Algunas de las enfermedades ya detectadas son la leucemia, el linfoma e insuficiencia renal, padecimientos que van al alza porque “para donde voltees hay naves en todos lados, la gente está muy expuesta, y esta exposición aumenta en los invernaderos, porque los plaguicidas se concentran más en un espacio corto”.
Ante el reciente anuncio del gobierno federal y estatal respecto a brindar seguro social a los jornaleros michoacanos, Rodríguez apunta que para el caso de este tipo de pacientes sencillamente no habrá dónde atenderlos. “Lo digo con certeza: en Michoacán somos tres toxicólogos, no hay más, pero uno está en la academia, otro se especializa en toxicología urbana y el otro soy yo, el único que se ha avocado en analizar los efectos de los plaguicidas”.
Agrega que los efectos nocivos derivados de los pesticidas no se van a terminar mientras no se ataque desde la raíz y no se le invierta a los estudios académicos. “Los decretos no solucionan nada; el gobierno puede dar seguro a todos los campesinos, pero de nada sirve si no cuentas con personal especializado que pueda atenderlos”, señala el médico, quien agrega que las estadísticas sobre jornaleros enfermos reflejan solo a los que efectivamente se han atendido, pero entre quienes usan plaguicidas prácticamente todos están de una u otra forma afectados. “En el Sistema Solar, el planeta más cercano es Mercurio, donde es imposible vivir. Bueno, pues en las huertas, el sol es el plaguicida y Mercurio es el campesino: inevitablemente se va a enfermar o a intoxicar, pero el daño va más allá, se extiende al consumidor que puede ingerir un producto contaminado”.
La Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris) es la encargada de prevenir y capacitar tanto a médicos como a campesinos contra el mal uso de plaguicidas. Mónica Cifuentes, jefa del departamento de Fomento Sanitario, refiere que constantemente hay talleres en coordinación con la asociación civil Sintox, con el objetivo de que el personal médico sepa distinguir una intoxicación y la canalice a las vías adecuadas.
En México, la Encuesta Nacional Agropecuaria 2019 reveló que en el 57 por ciento de los campos mexicanos se utilizan fertilizantes, herbicidas e insecticidas químicos que no están debidamente regulados. Incluso, empresas como Bayer y Syngenta comercializan productos que en sus países de origen están prohibidos y se han amparado contra el decreto presidencial que prohíbe la siembra de maíz transgénico.