Morelia, Michoacán- (OEM-Infomex).- Este 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, una resolución de la ONU tomada en 1994. Es una fecha que conmemora a la primera reunión, en 1982, del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías.
Sin embargo, a 26 años de este decreto, poco hay que celebrar en materia de desarrollo social de las poblaciones originarias. Los datos son contundentes: en México, siete de cada 10 indígenas viven en la pobreza, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Además, el 80% de ellos tienen rezago habitacional, 19% no cuentan con agua potable, 26% carece de drenaje y 14% vive en piso de tierra.
Además de esos rezagos históricos, ahora los pueblos originarios enfrentan un nuevo problema: organizarse ante una pandemia mundial, sobrevivir a ella con todo en contra, con escasos recursos económicos y programas públicos que cada vez tienen menos presupuesto.
Para Pedro Chávez, miembro del Concejo Mayor de Cherán, la batalla de los pueblos indígenas siempre ha sido complicada, pero este 2020 es todavía más ardua. En materia jurídica, lamenta que se obstaculice la libre determinación presupuestal para las comunidades que no son cabeceras municipales. “Esto parece que no da para Michoacán, pero vaya que tiene repercusión nacional. Es un retroceso grave y una violación a nuestros derechos”.
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Al margen del Covid-19, el activista distingue otro virus que los ataca: “No tenemos nada qué festejar, hay que seguir en resistencia. Es uno de los años más graves en cuestión de derechos: se han asesinado a más líderes, a defensores de los recursos naturales, casos como los de Ichán, de Tanaquillo... una serie de personajes asesinados que quedan en el anonimato por la pandemia, pero ese es nuestro propio virus, un tema que lastima a nuestro pueblo”.
Sobre el actual gobierno y su actuar respecto a lo indígena, subraya: “La 4T debe rebasar el espectáculo mediático y pensar en el respeto a nuestros modos de vida, en la defensa de nuestros territorios. Si algo nos caracteriza es el amor a la naturaleza, así que, si hablamos de cosas positivas, se deben más a la autoorganización que a un respaldo del Estado.
Cinco siglos de resistencia
En la opinión del activista Pavel Uliánov Guzmán, miembro del Concejo Supremo Indígena de Michoacán que aglutina a 60 comunidades originarias en la entidad, tampoco hay nada para festejar desde las instituciones. “Lo que sí recordamos son 528 años de resistencia y de lucha, pues las políticas públicas son insuficientes, paternalistas, discriminatorias y violatorias de nuestros derechos”.
Documentado con cifras, aduce que esas políticas gubernamentales son insuficientes porque se redujo el 40% para el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), pero luego del inicio de la pandemia, hubo otro recorte del 75% para su operación. “La Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas contaba con 154 millones de pesos en 2014, y ahora tiene 20 millones, lo que habla de cómo lo han ido reduciendo recursos en los últimos seis años”. Ante el dato, contrasta: “¡Recibe más presupuesto el zoológico que las comunidades indígenas!”
Asegura que los programas destinados a atender a los pueblos indios son discriminatorios “porque en Michoacán el presupuesto para instituciones en ese rubro es del 0.3% del PIB, lo que no corresponde con el número de habitantes: en 2010 había 136 mil personas que hablaban una lengua indígena, es decir, el 3.5% del total de la población, así que no hay correspondencia”. Con esos números, afirma que, si el presupuesto estatal de 2020 fue de 75 mil 914 millones de pesos, el 3.5% da 2 mil 625 millones: “Eso les correspondería a los 500 pueblos indígenas de Michoacán, y no los 20 millones que le dan a la Comisión; por eso no se termina la pobreza”.
Reclama que los gobiernos en sus diferentes niveles nunca implementaron protocolos para informar a las comunidades indígenas acerca del Covid-19. No había documentos en purépecha, hasta que presionaron para ello; “nunca se convocó a asambleas ni se ha tomado en cuenta la propia organización para ir de la mano y combatir al virus”.
Algo está cambiando
Dice el poeta, divulgador y actual cabeza de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas, Mardonio Carballo, que en el mundo algo ha cambiado en los últimos años. “Pienso que es un momento importante, un momento de posibilidad de cambio, donde el tema indígena se posiciona; lo trae el presidente de la República, amén de simpatías o antipatías hacia él. Es de las pocas veces que el asunto se pone en un nivel muy alto. Eso por el lado institucional, pero por el lado de las propias luchas de los pueblos, se han roto los techos de cristal para visibilizarse con sus demandas justas”.
Sin que niegue su filia hacia el gobierno para el que labora, el creador de Las Plumas de la Serpiente visualiza un buen momento no en materia económica y de desarrollo social, pero sí en lo que tiene que ver con la cultura: “En el mundo algo ocurrió, pues lo indígena, lo femenino, lo queer, lo otro, lo distinto, empezó a tomar relevancia. Es algo que tiene que ver más con la gente que con el gobierno, son movimientos que se tocan y se trastocan”.
