Morelia, Michoacán.- No sabe leer, ni escribir y habla un español a medias, pero su arte va más allá de eso. Dice que su comida es su lenguaje. Benedicta Alejo Vargas, de la comunidad de San Lorenzo del municipio de Uruapan, es actualmente una referente y la maestra purépecha de la cocina tradicional.
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La mujer de raíces indígenas acaricia la masa y luego la avienta al comal con técnica, sin que el humo que desprende la leña sea un problema para ella. Tiene 54 años, pero a los 41 viajó al Vaticano para cocinarle al Papa Benedicto XVI, para festejar la navidad.
"Yo nunca pensé conocer por allá, siento que es una experiencia bonita, sin dinero, sin saber subir al avión, pero Dios me regaló un don para poder volar"refiere Benedicta en entrevista para este medio.
Pero este episodio en su vida tiene toda una historia detrás. Alejo Vargas aprendió de sus ancestras, de su abuela desde los siete años. Le gustaba el metate, el fogón, los ingredientes, la gastronomía indígena, pero no siempre fue así, pues admite que en algún momento sintió pena.
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Además, asegura que no tiene escritos, ni recetas, que todo lo que aprendió está en su memoria y ahora, cada que cocina es como un homenaje a sus antepasados.
Comenta que nunca imaginó que su comida, su sazón llegaría tan lejos, no concebía que gente ajena a su círculo familiar comenzara a disfrutar de sus platillos:
"Pensaba, quién va a probar las atapakuas que yo preparo, esas corundas, me daba pena sacar los quelites, los hongos, las corundas de agua, pero ahora ya no, esto es una bandera de nosotras".
Ahora, es un icono de la gastronomía a nivel mundial, sin embargo, recuerda que económicamente en otros tiempos no fue la mejor, pues llegaba a vender 30, 50 o 100 pesos, aunque afirma que con tan solo cocinar era feliz.
Por último, considera que está orgullosa de las nuevas generaciones que están interesadas en la cocina tradicional y las exhortó a no dudar de lo que saben, porque es valioso el don o la herencia que dejaron sus abuelas, mamás y tías.