Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En la comunidad rural de Santa Ana Chapitiro, municipio de Erongarícuaro, y a tan solo unos minutos del pueblo mágico de Pátzcuaro, se encuentra el templo más grande dedicado a la Santa Muerte en Michoacán, un peculiar lugar situado al pie de la carretera.
Ahí, desde hace 22 años se celebra el día dedicado a la Santa Muerte (17 de septiembre), o “la niña blanca”, como es conocida entre sus adoradores, a la cual se le festeja como a cualquier otro santo católico, con música y la llegada de peregrinaciones de fieles del estado y del país.
Esté lugar, donde “la niña blanca” encontró su casa y refugio, donde el señor José Humberto Anaya, lugareño de la comunidad, construyó una casa, un templo y un adoratorio, semejante a un museo, con el fin de compartir su fe con otras personas que demuestran devoción por la Santa Muerte.
Sus fieles seguidores, que cada vez crecen en número, asisten al recinto para pedir los favores de quienes creen que es capaz de conceder el mayor de los milagros que se le pida. En esté adoratorio, los creyentes encuentran un lugar lejos de la estigmatización de los católicos y cristianos, para orar en paz y pedir a la Santa Muerte los favores deseados.
El considerado Tepito rural michoacano cuenta con una estatua monumental de la “Santísima” de más de tres metros de alto en la entrada de la casa, la iglesia está repleta de su imagen, de flores y de velas, y por los pasillos de la casa, los fieles acomodan pinturas, retablos, collares, pulseras, en agradecimiento por los milagros que les cumple.
Cuentan que ese lugar una vez llegó el mismo Julio Preciado a cantarle a la “Santísima”; muchos hemos visitado ese lugar, aún sin ser creyentes, al pasear por los linderos del Lago de Pátzcuaro. Aún recuerdo, no tendría más de 12 años, pero es impresionante el encontrar a la Santa Muerte en ese lugar que vale la pena conocer.
Hoy en día, con la popularidad de “la cultura del narco” y la apertura que las redes sociales ha provocado en la sociedad, es más común encontrarnos con personas que profesan el culto a la “Santa Muerte” que con esculturas, con collares, playeras y hasta tatuajes demuestran su devoción a está figura que trasciende desde tiempos prehispánicos - los mexicas le llamaron Mictlantecuhtli - y que sigue presente cada vez más en Michoacán y el país.