Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El 31 de marzo se conmemora la visibilidad transgénero y a propósito de ello conversamos con el artista visual y activista trans Ariel Cisneros sobre los avances y retos que implica vivir la identidad en Michoacán.
Ariel Cisneros colabora con el colectivo Michoacán es Diversidad y en la organización Translúcido, que él fundó y define como una organización en donde se da información a toda la comunidad trans pero que tiene énfasis en las trans masculinidades.
Esto se debe, dijo, “a que considero que las mujeres trans tienen más fuerza en el activismo y en hacerse visibles, los varones trans nos hemos quedado a la sombra y eso tiene que ver con las posibilidades que da la transición de cada parte”.
Lo anterior implica que el proceso de transición hace que los hombres trans se mezclen más fácilmente con el resto de la gente, además de que varios varones transgénero no desean entrar al tema de la visibilidad ni participar en el activismo, algo que se debe a una forma de autocuidado frente a una sociedad que es en esencia heteropatriarcal.
En ese sentido, refirió que un tema relevante es la salud “es que los médicos no saben cómo tratar cuerpos trans, un ejemplo es que como hombre trans no es tan fácil que se te quiera dar atención ginecológica o que se toque el tema de la reproducción; entonces sí es importante la visibilidad porque ¿cómo vamos a obtener ayuda si no saben que existimos o qué necesidades tiene esa población en específico?”, porque en efecto, el tema trans no se reduce a las mujeres trans “y aunque seamos parte de una misma comunidad no tenemos las mismas necesidades”.
Ahora bien, aunque la ley de identidad de género en Michoacán podría ser considerada un avance, el activista expuso que una historia distinta ocurre en cómo se ejecuta. “Lamentablemente no hay muchas personas que sepan cómo llevar a cabo la legislación y eso nos mete en inconvenientes cuando atravesamos ciertos trayectos”.
Explicó que lo anterior lo viven al momento de cambiar los datos en su documentación. De acuerdo con el relato de Ariel Cisneros, se trata de un proceso que tiene fluidez en instancias como el Instituto Nacional Electoral (INE), lo cual no ocurre ni en el Registro Civil del estado ni en la Universidad Michoacana, donde la palabras que definen la experiencia de gestionar dicho cambio son: burocracia engorrosa.
Mencionó entonces que el Registro Civil “complejiza todo muchísimo, un trámite que podría ser sencillo termina alargándose hasta por meses; eso deja al descubierto no sólo la poca sensibilidad de los funcionarios sino que también desconocen los procesos”.
En resumen, hacen dar vueltas y vueltas a las personas, lo cual en el caso del colectivo trans implica una vulneración. “Tenemos que estar constantemente exponiéndonos a personas que trabajan ahí no sabes qué tan sensibilizados estén, qué trato darán, hay miradas con las que pareciera que quieren ver qué tan trans te ves para ver si hacen o no el trámite”, dijo.
En el caso de la Universidad Michoacana, el activista expresó que la problemática se debe a que el derecho de modificación a los datos “está condicionado, es decir que sí se puede hacer pero sólo si se llevan los documentos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y ahí es otro brete”.
Mencionó que una cosa es la titulación, pero en el día a día “es excesivo pedir esos requisitos, ¿qué va a pasar cuando quiera hacer válido que estudio en la Michoacana si mi INE y mi credencial escolar no tienen la misma información o si voy a comenzar tratamiento hormonal que me pondrá características que no tiene mi foto de la universidad?, esto me deja vulnerable porque no tendría forma de comprobar en otros sitios que soy estudiante de la Michoacana”.