Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- En Michoacán, la vulnerabilidad económica en la que viven las personas de 60 años o más, es una realidad que desencadena otra serie de problemáticas, como lo son el deterioro crónico en su salud y la violencia emocional que enfrentan.

Activistas, especialistas y los propios adultos mayores, coinciden en la urgente necesidad de implementar políticas para este sector de la población que para el 2030 será mayor que el de los jóvenes.

El 81% de los adultos mayores en el estado no cuenta con una pensión o jubilación, ni acceso al IMSS o al ISSSTE, y alrededor de la mitad de la población en “plenitud” no tiene el apoyo federal de la Pensión para el Bienestar.

La población en vejez es de 601 mil 699 personas en Michoacán, es decir una cuarta parte de los habitantes del estado. Del total de personas que integran este sector, 487 mil 376 no cuentan con algún tipo de pensión o jubilación, y cuatro de cada 10 depende económicamente de sus hijos, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En tanto que, por parte del apoyo que entrega el gobierno federal, mismo que recién incrementó a 1550 pesos al mes, son alrededor de 350 mil adultos mayores en el estado los que lo reciben, pero no necesariamente son los que no cuentan con una pensión del IMSS o del ISSSTE, son los que se acercaron a la Secretaría del Bienestar a tramitar el apoyo, teniendo o no otra pensión.

Además, dicho apoyo no se entrega desde los 60 años, va dirigido a personas de 65 años y más, y no se requiere algún estudio socioeconómico, por lo que hay una gran diversidad de perfiles entre los beneficiarios de la Pensión para el Bienestar.

De acuerdo al Consejo Estatal de Población (Coespo), la vulnerabilidad económica en la que se encuentra este grupo se ve reflejada en que el 57% de las denuncias presentadas por adultos mayores está relacionado con delitos patrimoniales, tales como el despojo y el robo.

El problema de la libertad financiera de este grupo será cada vez mayor de no comenzar con un plan estratégico, dado que se está invirtiendo la pirámide poblacional.

De acuerdo al INEGI, el sector de 60 años y más aumentó de 9.1% en 2010 a 12.0% en 2020, en tanto que la población de 0 a 17 años pasó de 35.4% en 2010 a 30.4% en 2020, y para 2030 habrá más adultos mayores que jóvenes de 18 años o menos.

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Se deben trazar políticas que apliquen para el sector público y el sector privado, que garanticen un sistema de empleo a los adultos mayores, así como la posibilidad de que en la etapa productiva generen su patrimonio y un ahorro digno para la vejez, señaló el doctorante en economía del desarrollo regional por la UMSNH, Carlos Vega.

El tema económico se ve reflejado directamente en las malas condiciones de salud de este sector, siendo Michoacán uno de los estados que encabeza las listas por sus altos índices de enfermedades como la diabetes, que afecta principalmente a la población mayor, expuso Gabriela Morales Gil, médico geriatra.

En los adultos en senectud se ven acentuadas enfermedades de base como hipertensión arterial y como es la diabetes mellitus, “que son enfermedades crónicas degenerativas, y si tomamos en cuenta que la mayoría de los adultos mayores no tienen seguridad social, tienen trabajos informales y son mal remunerados, acuden a atención pero ya cuando tienen muchas complicaciones”, expresó la especialista.

Morales Gil consideró que el tema del deterioro en la salud de este grupo poblacional debe ser atendido de manera integral, ya que no es solo atender una enfermedad, también es necesario valorar su entorno, ver qué tan independiente o dependiente es, y procurar desde el sector salud dar el mejor tratamiento e incluso vincular con áreas que ayuden a mejorar la calidad de vida del adulto mayor.

La especialista en el cuidado de las personas mayores señaló que también hay altos grados de violencia emocional a este sector. “Son discriminados, hemos trabajado en el edadismo que básicamente es la discriminación por edad… tenemos muy poca cultura de lo que es el envejecimiento y el problema aún no se ha tomado en serio”.

En el estado hay alrededor de 10 geriatras, para más de 600 mil adultos mayores.

“Me tengo que aguantar con lo que hay”

Para María, ir de la casa de un hijo al hogar de otro ha sido parte de una inestabilidad que a sus 87 años le pesa más que la edad. Ella vive al poniente de Morelia, y vende dulces afuera de su casa, bueno “la casa de mi hijo”.

Aunque toda la vida trabajó en la Ciudad de México no pudo hacer un patrimonio, y eso hoy le cuesta su paz emocional.

“Yo me tengo que aguantar a lo que hay y a lo que no hay, pero a veces no me quedo callada y es cuando se arman los problemas”.

La dependencia económica le impide comprarse la ropa que ella quiere, o la comida que se le antoja, pero de vez en cuando ahorra para darse un gusto, como ir por alguna fruta especial o un refresco. “Al día, a veces gano 50 pesos, otros me va mejor y gano más de 100 pero hay días en que sólo un chicle vendo”.

Otro mundo es posible

Desde hace seis años, Mariano Manrique camina hacia la utopía, con la firme convicción de que los adultos mayores tengan un entorno donde no les falte nada; para ello creó una organización civil llamada Senectud en Movimiento.

“En su primera etapa inició con un club de recreación y esparcimiento; la recreación específicamente se enfocó a la música, fue cambiando, la idea es que sea un proyecto que genere espacios para los adultos mayores, para que tengan atención de especialistas, y que administren sus propios asilos, no como los que hay ahora”.

Mariano Manrique se ha ido capacitando, y consciente de que ya forma parte de la población mayor de Michoacán, ha buscado dar forma a su organización para brindar espacios y actividades que mejoren la calidad de vida de los adultos en plenitud. A través de la figura de la cooperativa va tejiendo redes con la intención de que poco a poco sea un proyecto autosostenible.

A decir de la geriatra Gabriela Morales, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) siempre se ha comentado que los gobiernos de las naciones deben tener un plan para el envejecimiento, pero en la realidad aún “estamos en pañales”.

Sin embargo, desde lo personal hasta lo social se puede ir permeando una cultura en las que busquemos conocer y atender mejor a este sector, “en la salud, en lo emocional, en lo económico, en la vivienda, en el esparcimiento, que seamos más inclusivos como sociedad yo pediría, ellos lo piden”.