Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- La falta de maestros de lenguaje de señas mexicanas, muy pocos intérpretes, escuelas sin protocolos de actuación y nulos lugares de encuentro, son algunas de las dificultades que permean en la vida de las personas sordas en Michoacán.
En México 7.65 millones de personas viven con algún tipo de discapacidad, de las cuales el 6.9 por ciento, es decir, 527 mil 850 personas, residen en Michoacán, padeciendo deficiencia auditiva 155 mil 715 michoacanos, de acuerdo con cifras del Censo de Población y Vivienda en 2014, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Sin embargo, aún con esta cifra muy elevada sorprende el hecho de que en Michoacán sólo existen cinco traductores certificados en lengua de señas mexicanas, de los cuales cuatro de ellos residen en la ciudad de Morelia.
De tal manera que la población sorda en el estado cuenta con escasas posibilidades de recibir educación de calidad y casi nulas de acceder a educación de nivel medio superior y superior, ya que tan sólo la Secretaría de Educación del Estado (SEE) cuenta con tres traductores dentro de sus filas.
Bajo este panorama, la situación para las personas que padecen algún tipo de sordera es poco prometedora; sin embargo, hay quienes buscan y pelean espacios para la inclusión de este sector de la sociedad.
Tal es el caso de Julio César Almanza Vega, un profesor y traductor de lenguaje de señas mexicanas que a través de la lucha social y la enseñanza está abriendo nuevos espacios para las personas sordas en Michoacán.
Oriundo de la capital michoacana, Julio César nació en el seno de una familia sorda, por lo que desde temprana edad aprendió a comunicarse a través de las señas, al tiempo que conocía el español; eso le permitió obtener mayor fluidez en ambas lenguas y la capacidad de enseñar lo aprendido desde joven.
Yo comencé a dar clases de los 21 años, estudié la licenciatura en educación especial en el área auditiva y de lenguaje, tomé varios cursos, diplomados y empecé a dar pequeñas capacitaciones, hasta el punto en el que estoy ahorita donde instruyó un promedio de 80 personas por semestre
Con el paso de los años, el traductor y profesor se unió a la Asociación Michoacana de Intérpretes, donde continúa trabajando como secretario de la institución, labor que a decir de él, no ha sido una tarea nada sencilla.
“El mayor bloqueo que tenemos en Morelia y en Michoacán en general es la falta de espacios para certificación”, señaló al mencionar que aunque cientos de personas aprenden al año aprenden los conocimientos básicos para comunicarse en lengua de señas, sólo existen cinco traductores certificados en el estado.
A su parecer, el problema yace en la falta de oportunidades por parte de las instituciones gubernamentales para abrir espacios a las personas con algún tipo de sordera, ya que ésta “es una discapacidad invisible, la que menos identifica la gente”.
Aún cuando en la actualidad existen cada vez más instituciones que buscan capacitarse para brindar todo tipo de servicios básicos a este sector de la población, la realidad es que esto no es suficiente.
“El problema nace desde la educación, tenemos tres intérpretes en la SEE para un mundo de escuelas de todos los niveles, por lo niños que nacen sordos tienen muy pocas oportunidades de recibir educación, claro que pueden hacer más cosas, aprender oficios y demás, pero nunca va a ser lo mismo sentarse en un salón de clases a aprender que recibir educación en casa”.
Ahora que, de aquellos alumnos que comienzan en el aprendizaje de la lengua de señas mexicanas, no existe ni siquiera un porcentaje estimado de quienes lo llevan a un próximo nivel y se certifican como traductores.
Hace aproximadamente 10 años, el gobierno federal abandonó la norma de certificación para intérpretes de lengua de señas a través del Sistema Nacional de Competencias (Conocer), por lo que ahora existen cada vez menos espacios en el país que certifiquen a un traductor, resaltando que en Michoacán no existe una oficina para realizar el trámite, se debe viajar a la Ciudad de México.
Esto ha conllevado a distintos panoramas en cada estado, como el hecho de que algunas instituciones con el fin de cumplir en la inclusión contratan traductores para sus eventos que realmente desconocen del tema.
“No se puede decir, tome un curso de lengua de señas y ya soy maestro, hay gente que se sube en eventos públicos, diario pasa, pero las instituciones dicen ‘pues a los mejor no está tan bien preparada, no me cobra, me cobra poquito’ y así los dejan, eso está peor que no tener un traductor”, acotó.
Aún con este panorama poco alentador, Julio César Almanza Vega consideró que el futuro para la comunidad sorda es muy alentador, el interés de la ciudadanía no sólo por ser inclusiva sino realmente ser empática ha aumentado con el paso del tiempo y las instituciones de gobierno se han unido a la causa.
Tal es el caso que, a través de la Asociación Michoacana de Intérpretes, Julio y sus compañeros han capacitado a la Policía de Morelia, el gobierno de Pátzcuaro, algunos elementos la SEE y están trabajando de la mano con la Secretaría de la Mujer y la Igualdad Sustantiva del estado para crear nuevos programas de enseñanza para servidores públicos.
Así como esto, Almanza Vega comentó que se está trabajando en un proyecto para la creación de un centro especializado en la enseñanza de lengua de señas desde cortas edades, para que aquellos que nazcan con discapacidad auditiva tengan un lugar a donde acudir a educarse debidamente.
“Estamos trabajando en un centro adquisición para la lengua de señas, es un proyecto que estamos llevando en conjunto con gobierno del estado, quienes están muy interesados en este tema, tenemos una presentación a principios del año que viene, nos gustaría arrancar sino este mismo año, para el 2021 tener todo listo”.
Así pues, la lucha por la inclusión para la comunidad sorda está muy lejos de terminar, sin embargo hay quienes no se cansan de buscar los espacios y plataformas.