La ciudad de Uruapan se ha posicionado como nota a nivel internacional, luego de que ayer jueves fueron encontrados 19 cuerpos de personas ultimadas y colocadas en puentes por integrantes de grupos delictivos; sin embargo, no es la primera vez que hechos de este tipo aterrorizan a la población de la conocida “Capital mundial del aguacate”.
Fue en 2005, el 7 de septiembre, cuando los titulares de los noticieros daban una noticia que parecía sacada de una historia de terror: cinco cabezas humanas fueron arrojadas en la pista de un centro nocturno, mientras decenas de personas que se encontraban en el lugar fueron dispersadas del mismo cuando el comando armado que ingresó al recinto arrojó tiros al aire.
De acuerdo con las indagatorias de aquel entonces, el hecho se atribuyó a un grupo dedicado a la venta de drogas que operaba principalmente en la región de Tierra Caliente de Michoacán y se disputaba el control de la región de Uruapan con otras células delictivas.
Junto a las partes humanas arrojadas, los responsables colocaron una cartulina que decía: “La Familia no mata por paga. No mata mujeres, no mata inocentes, sólo muere quien debe morir, sépanlo toda la gente, esto es justicia divina”. Nunca se dio con los responsables.
En 2013 ocurrió un hecho similar cuando en una glorieta que conduce al Fraccionamiento “Las Palomas” fueron colocados siete cuerpos de hombres que presentaban huellas de tortura, estaban atados de pies y manos, tenían los ojos vendados y el tiro de gracia.
Cada uno de ellos fue colocado en una silla blanca y sobre su pecho un mensaje que hacía alusión a la disputa de plazas del crimen organizado. En ese momento las autoridades de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado y de la Secretaría de Seguridad Pública no atribuyeron el suceso a ningún grupo delictivo ni se dio con los responsables.
El más reciente hecho se dio en 2018, cuando ocho personas perdieron la vida a manos de un comando armado que irrumpió en una funeraria ubicada en la Avenida Juárez de la colonia Morelos, donde las ráfagas de fuego dejaron al menos una decena de heridos.
Las víctimas del ataque se encontraban en el lugar para el servicio funerario de un joven de 25 años que horas antes había sido encontrado sin vida en la zona conocida como “La Pinera”; el cuerpo presentaba signos de violencia y se encontraba dentro de una bolsa negra.