Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Para el sociólogo Alberto Guerrero Baena, lo sucedido en el estadio de la Corregidora de Querétaro es un reflejo de lo contaminada que está la sociedad mexicana por la violencia cotidiana y advirtió que en la capital michoacana la directiva del Club Atlético Morelia está a tiempo de establecer los protocolos necesarios para evitar una tragedia similar.
En entrevista, el especialista, quien realizó su tesis de licenciatura precisamente sobre un análisis social de la barra brava de Pumas, expresó que como ciudadanos vivimos en una constante confrontación que va desde lo político y termina en cualquier aspecto de la vida, en este caso el futbol.
Sobre la situación que se vive en Michoacán, dijo que, si bien la directiva del Atlético Morelia puede estar tranquila porque no se ha llegado a una situación de este nivel, además de que actualmente el equipo no se encuentra en primera división, sí consideró que tienen el tiempo suficiente para tomar acciones preventivas desde ahora.
Respecto a la violencia suscitada en Querétaro, apuntó que se trata de una corresponsabilidad entre clubes, la liga, los gobiernos locales y los líderes de los grupos de animación, “pero por el otro lado vemos la injerencia del crimen organizado que poco a poco ha ido teniendo presencia en la cultura del barrismo”.
Por otra parte, refirió que las barras bravas están satanizadas, pero más allá de eso, consideró que no se les va a poder desaparecer, puesto que ya están inmersas en cualquier ciudad que tenga un equipo de futbol, ya que generan un sentido de pertenencia.
“Incluso en la Constitución Política está plasmado el derecho humano de la libre asociación, cómo vas a impedir eso, pueden entrar camuflajeados al estadio y una vez dentro congregarse. Es decir, el impedir que las barras entren a los estadios visitantes sólo es una solución improvisada”.
Añadió que una respuesta a la problemática de la violencia en el futbol debe radicar en la delineación de una política de seguridad dirigida específicamente a los espectáculos deportivos, donde se incluya la plena identificación de los aficionados que ingresan a los estadios, verificar que no tengan antecedentes penales, establecer convenios entre Federación Mexicana de Futbol y fiscalías para labores de investigación y tener filtros de seguridad más severos.