/ domingo 29 de mayo de 2022

Vogue, expresión artística de resistencia de la comunidad LGBT

El vogue salió de los barrios bajos de Nueva York para convertirse en una forma de protesta para las personas de la diversidad sexual en todo el mundo

Morelia, Mich (OEM-Infomex).- La danza, además de expresión artística, también puede ser una manifestación política, pues al ser una práctica que se hace desde y con el cuerpo, asume una postura de rebeldía, resistencia y transgresión a los valores normativos sexuales.

Los estilos urbanos, como el vogue, son un ejemplo de ello y a decir de Francisco Ponce Orozco, director de la escuela de danza Kuiripu, la comunidad LGBTI encontró en esta modalidad una manera de decirle al mundo que “este es mi cuerpo y soy libre de decidir la sexualidad que quiero”.

Maestro en Arte, explica que el movimiento de las danzas urbanas nació en los 60 en los barrios bajos de Nueva York, específicamente con los grupos gays y afrodescendientes, cuando al tener prohibido ser ellos mismos en público, comenzaron a hacer comunidad a través del baile.

Fue en los salones de baile donde nace esta subcultura, misma que se va a caracterizar por crear un entorno subversivo y revolucionario que celebra y enaltece la diversidad de razas, géneros y especialmente la diversidad sexual.

“Se transgreden estos valores de lo que se asigna qué es para los hombres y qué para las mujeres, se juega con estos roles a través del cuerpo en movimiento, entonces se convierte en uno de los principales posicionamientos políticos de la comunidad LGBTI y de donde nace esta danza”.

Y es que, para Francisco Ponce, el cuerpo es la instancia de autodeterminación ante el mundo, pues argumenta que desde el hecho de usar cierto tipo de ropa y hasta la manera en que ejercemos nuestros movimientos, estamos diciéndole a todos quiénes somos.

“Las personas somos cuerpos y en ese sentido, se convierte en nuestro indicativo de la existencia, pero también es el referente con nosotros mismos y con la otredad. Asimismo, la danza al entenderse como una práctica corporal, amplia y que es incluyente, es que logra generar este sentido de pertenencia y comunidad”.

Por otra parte, con quince años de experiencia en el ámbito profesional, considera que es importante que el movimiento de resistencia de la comunidad LGBTI a través de la danza se mantenga vigente, pues lamenta que en el gremio siga existiendo la homofobia y la transfobia.

Un ejemplo de lo anterior, expone, son las compañías profesionales de ballet, donde pese a que se tiene un concepto de apertura desde el exterior, afirma que mantienen roles de género establecidos, pues tanto a hombres como a mujeres solamente se les permite cierto tipo de movimientos.

Abunda que la enseñanza a nivel discursivo se hace desde una postura machista en la que las historias giran en torno a amoríos heterosexuales, mientras que en la danza contemporánea, aunque tiene la característica de fungir como un espacio seguro y libre, considera que también ha surgido una corriente en la que se privilegian los movimientos meramente viriles.

“Actualmente las grandes estrellas de la danza en México son los hombres que tienen un estilo muy particular al moverse, muy marcado por la testosterona y lo acrobático, todo eso que se considera en nuestra cultura como lo masculino y que termina siendo aplaudida por la crítica. Y en contraparte, cuando hay bailarines que no cumplen con las normativas corporales, se ha vuelto normal escuchar comentarios que los demeritan por ello”.

Con la danza urbana puedes ser tú

Con siete años de experiencia en la danza, Juan Pablo Candelas se introdujo en los estilos urbanos por un taller que se impartió en la ciudad. De primer momento, admite que dudaba ingresar porque tenía límites personales que se lo impedían, pero a final de cuentas decidió hacerlo pese a ello.

Al conocer esta cultura, afirma que aprendió a ser él mismo, pero también a vivir sin prejuicios en los espacios seguros que la misma escena ha ido creando. “Uno de estos estilos de la danza urbana me hace sentir elegante, me ha ayudado sin duda a superar inseguridades”.

Al igual que Francisco Ponce, coincide en que la danza no está exenta de la homofobia y la transfobia, por eso celebra que en México estos estilos estén viviendo un auge desde hace aproximadamente cinco años, pues argumenta que prácticamente todos los estados del país tienes clubes o casas de baile donde se práctica.

Morelia, Mich (OEM-Infomex).- La danza, además de expresión artística, también puede ser una manifestación política, pues al ser una práctica que se hace desde y con el cuerpo, asume una postura de rebeldía, resistencia y transgresión a los valores normativos sexuales.

Los estilos urbanos, como el vogue, son un ejemplo de ello y a decir de Francisco Ponce Orozco, director de la escuela de danza Kuiripu, la comunidad LGBTI encontró en esta modalidad una manera de decirle al mundo que “este es mi cuerpo y soy libre de decidir la sexualidad que quiero”.

Maestro en Arte, explica que el movimiento de las danzas urbanas nació en los 60 en los barrios bajos de Nueva York, específicamente con los grupos gays y afrodescendientes, cuando al tener prohibido ser ellos mismos en público, comenzaron a hacer comunidad a través del baile.

Fue en los salones de baile donde nace esta subcultura, misma que se va a caracterizar por crear un entorno subversivo y revolucionario que celebra y enaltece la diversidad de razas, géneros y especialmente la diversidad sexual.

“Se transgreden estos valores de lo que se asigna qué es para los hombres y qué para las mujeres, se juega con estos roles a través del cuerpo en movimiento, entonces se convierte en uno de los principales posicionamientos políticos de la comunidad LGBTI y de donde nace esta danza”.

Y es que, para Francisco Ponce, el cuerpo es la instancia de autodeterminación ante el mundo, pues argumenta que desde el hecho de usar cierto tipo de ropa y hasta la manera en que ejercemos nuestros movimientos, estamos diciéndole a todos quiénes somos.

“Las personas somos cuerpos y en ese sentido, se convierte en nuestro indicativo de la existencia, pero también es el referente con nosotros mismos y con la otredad. Asimismo, la danza al entenderse como una práctica corporal, amplia y que es incluyente, es que logra generar este sentido de pertenencia y comunidad”.

Por otra parte, con quince años de experiencia en el ámbito profesional, considera que es importante que el movimiento de resistencia de la comunidad LGBTI a través de la danza se mantenga vigente, pues lamenta que en el gremio siga existiendo la homofobia y la transfobia.

Un ejemplo de lo anterior, expone, son las compañías profesionales de ballet, donde pese a que se tiene un concepto de apertura desde el exterior, afirma que mantienen roles de género establecidos, pues tanto a hombres como a mujeres solamente se les permite cierto tipo de movimientos.

Abunda que la enseñanza a nivel discursivo se hace desde una postura machista en la que las historias giran en torno a amoríos heterosexuales, mientras que en la danza contemporánea, aunque tiene la característica de fungir como un espacio seguro y libre, considera que también ha surgido una corriente en la que se privilegian los movimientos meramente viriles.

“Actualmente las grandes estrellas de la danza en México son los hombres que tienen un estilo muy particular al moverse, muy marcado por la testosterona y lo acrobático, todo eso que se considera en nuestra cultura como lo masculino y que termina siendo aplaudida por la crítica. Y en contraparte, cuando hay bailarines que no cumplen con las normativas corporales, se ha vuelto normal escuchar comentarios que los demeritan por ello”.

Con la danza urbana puedes ser tú

Con siete años de experiencia en la danza, Juan Pablo Candelas se introdujo en los estilos urbanos por un taller que se impartió en la ciudad. De primer momento, admite que dudaba ingresar porque tenía límites personales que se lo impedían, pero a final de cuentas decidió hacerlo pese a ello.

Al conocer esta cultura, afirma que aprendió a ser él mismo, pero también a vivir sin prejuicios en los espacios seguros que la misma escena ha ido creando. “Uno de estos estilos de la danza urbana me hace sentir elegante, me ha ayudado sin duda a superar inseguridades”.

Al igual que Francisco Ponce, coincide en que la danza no está exenta de la homofobia y la transfobia, por eso celebra que en México estos estilos estén viviendo un auge desde hace aproximadamente cinco años, pues argumenta que prácticamente todos los estados del país tienes clubes o casas de baile donde se práctica.

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