/ martes 10 de octubre de 2017

De cara a comicios de 2018, propone el INE debates interactivos

Con el formato actual, en lugar de pensar en temas y respuestas, los equipos se enfocan en preparar un “maquillaje”

Debates irrelevantes, sin peso en la decisión del voto y sin tomar en cuenta a la ciudadanía, son las principales críticas que han recibido estos ejercicios entre los candidatos, que el INE pretende cambiar.

De cara a las campañas presidenciales de 2018, el Instituto Nacional Electoral (INE) se propone reformar el formato acartonado de los debates por uno más dinámico donde haya espacio para la improvisación de los candidatos. 

“A pesar de los avances que hubo en la realización de debates, la opinión publicada ha emitido críticas al formato de debates presidenciales en México. Entre las críticas más recurrentes que se formulan se encuentran las siguientes: Debates poco relevantes y sin incidencia en la decisión del voto; atribuciones limitadas del moderador; y no existe participación directa de la ciudadanía y los debates no se orientan hacia ella”, dice el documento Hacia nuevos debates presidenciales que el INE publicó en el Diario Oficial de la Federación el 26 de septiembre pasado.

De acuerdo con la explicación del instituto, el acartonamiento se debe a que solo se han organizado ocho encuentros entre candidatos y que desde 2007 se tiene la atribución exclusiva del INE de organizarlos

Modelo de cartón

Al analizar los formatos de los debates presidenciales en 2012, el INE concluye que son acartonados. Por ejemplo, la participación del moderador se centra únicamente en la explicación de las reglas y el otorgamiento de la palabra a los candidatos, pero siempre con tiempos ya definidos; los participantes saben las preguntas de antemano y no pueden interactuar entre ellos; del público, solo puede seguir el debate por medios electrónicos ya que no hay acceso al salón donde se realiza.

Con estas características, y comparándolo con otros países, en México tenemos debates catalogados como “Científicos”, igual que Chile y Argentina.

Aunque se reconoce que la obligación de los debates fue un paso importante en la democracia, también se identifican una amplia gama de aspectos por mejorar, principalmente: el dinamismo y la inclusión.

El dinamismo, porque son formatos acartonados donde no hay márgenes para improvisar, y falta de inclusión ya que el público queda como mero espectador cuando es el más interesado para preguntar.

Para el INE, la explicación de que el formato tenga estas deficiencias, parte de dos puntos: la poca experiencia que tiene nuestro país que lleva realizando debates, y el escaso tiempo para organizarlos. Del segundo punto, México tarda 102 días para organizarlo, mientras que naciones como Estado Unidos tarda 633 días, Argentina 309 y Chile 102; aunque hay que decir que Francia los puede organizar en sólo ocho días.

No obstante, para especialistas políticos la razón que se mantuviera el formato rígido en pasadas contiendas electorales, especialmente 2012, fue porque los partidos políticos así los decidieron.

El analista político y académico del centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), José Antonio Crespo, aseveró el origen de que en las últimas elecciones presidenciales los debates sean fueran así de rígidos es porque los partidos se han negado a reformar su formato a sabiendas de que si lo hacen sus candidatos podrían salir mal parados.

“Les da miedo mostrarse como son a los candidatos, en un formato más flexible sale más fácilmente quiénes son, la personalidad, la capacidad de rapidez mental, de improvisación, y como no todos son buenos para eso, les da miedo”, aseguró Crespo.

Con el formato actual, el enfoque de preparación de los candidatos cambia radicalmente, pues en lugar de pensar en temas y respuestas, los equipos se enfocan en preparar una “maquillaje” para los participantes, pues después de todo ya saben las preguntas y llevan las respuestas, esto según explicó Martín Esparza, politólogo de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle.

“Son debates muy rígidos, pareciera que los candidatos no están preparados (los candidatos), van pensando en la mejor pose que tienen que guardar, lo cierto es que en cuanto a las ideas que deben de transmitir en la ciudadanía se quedan muy cortos”.

Promesa de mejorar

Ante las críticas de años pasados, para el proceso electoral 2018 el INE ya cuenta con una Comisión temporal de Debates, la cual será la encarga de definir las nuevas reglas de estos encuentros, teniendo como principal objetivo volverlos más flexibles.

A principios del mes pasado, el presidente de la Comisión, Benito Nacif, aseguró que ya tenían en el radar las críticas al formato de 2012, por lo que tendrían que refórmalo para hacerlo más flexible e incluso realizar más encuentros de este tipo.

La ley electoral obliga al menos a dos debates en la campaña presidencial,  y el techo son cinco. En principio, la propuesta informal es que sean tres debates a los largo de los 90 días de campaña.

La Comisión fue instalada y en su primera sesión se aprobó el programa de trabajo, en el cual se estipula que antes de que inicien las precampañas el 14 de diciembre ya se tengan las reglas generales de los debates y el modo de selección del moderador; las reglas específicas serán discutidas ya en campaña para que los representantes de los candidatos puedan dar sus opiniones.

Sobre cómo podría mejorarse el formato, José Antonio Crespo, retomó una propuesta que él y un grupo de especialistas realizaron en 2012 pero que al final fue desechado por los partidos políticos. La idea es volverlo más dinámico y participativo.

“Fui parte de un comité que el IFE convocó en 2012 entre académicos y especialistas, para proponer un nuevo formato, y lo que propusimos ahí fueron varios cambios en el sentido de que el moderador pudiera hacer preguntas, de que el público pudiera hacer preguntas, que fuera un público asistente de que llegaran las preguntas por medio del internet o Twitter, y que alguien las seleccionara, que también hubiera más interacción entre los debates, que hubiera más flexibilidad en las cámaras para ver las reacciones. Estas ideas pudieran retomarse”, afirmó Crespo.

Si se piensa cambiar la dinámica de los debates, un punto central va a ser el moderador. Esa persona que va no sólo a dar la palabra y explicar las reglas, sino a generar el mismo debate al preguntar y hasta seleccionar los cuestionamientos del público asistente.

Por ello, Martín Espinoza propuso que el moderador no sea un personaje mediático como en ocasiones pasadas, sino un académico tal vez no tan conocido, sin filias ni  fobias partidistas.

“Que sea una persona, primero, que sepa mucho del tema que se trate, que sea alguien que tenga en el radar los problemas de la sociedad, que no tenga filiación partidista. Esto es importante porque así ni va a hacer preguntas a modo para tal o cual candidato, y sí va a reflejar las verdaderas inquietudes de la sociedad porque él o ella las está padeciendo”, aseveró Espinoza.

Será el 29 de marzo, cuando comiencen las campañas, cuando veremos si hay cambios o no en los debates, una herramienta que debería de ser fundamental ara que ciudadanía elija al mejor prospecto a presidente entre la baraja de suspirantes.

Debates irrelevantes, sin peso en la decisión del voto y sin tomar en cuenta a la ciudadanía, son las principales críticas que han recibido estos ejercicios entre los candidatos, que el INE pretende cambiar.

De cara a las campañas presidenciales de 2018, el Instituto Nacional Electoral (INE) se propone reformar el formato acartonado de los debates por uno más dinámico donde haya espacio para la improvisación de los candidatos. 

“A pesar de los avances que hubo en la realización de debates, la opinión publicada ha emitido críticas al formato de debates presidenciales en México. Entre las críticas más recurrentes que se formulan se encuentran las siguientes: Debates poco relevantes y sin incidencia en la decisión del voto; atribuciones limitadas del moderador; y no existe participación directa de la ciudadanía y los debates no se orientan hacia ella”, dice el documento Hacia nuevos debates presidenciales que el INE publicó en el Diario Oficial de la Federación el 26 de septiembre pasado.

De acuerdo con la explicación del instituto, el acartonamiento se debe a que solo se han organizado ocho encuentros entre candidatos y que desde 2007 se tiene la atribución exclusiva del INE de organizarlos

Modelo de cartón

Al analizar los formatos de los debates presidenciales en 2012, el INE concluye que son acartonados. Por ejemplo, la participación del moderador se centra únicamente en la explicación de las reglas y el otorgamiento de la palabra a los candidatos, pero siempre con tiempos ya definidos; los participantes saben las preguntas de antemano y no pueden interactuar entre ellos; del público, solo puede seguir el debate por medios electrónicos ya que no hay acceso al salón donde se realiza.

Con estas características, y comparándolo con otros países, en México tenemos debates catalogados como “Científicos”, igual que Chile y Argentina.

Aunque se reconoce que la obligación de los debates fue un paso importante en la democracia, también se identifican una amplia gama de aspectos por mejorar, principalmente: el dinamismo y la inclusión.

El dinamismo, porque son formatos acartonados donde no hay márgenes para improvisar, y falta de inclusión ya que el público queda como mero espectador cuando es el más interesado para preguntar.

Para el INE, la explicación de que el formato tenga estas deficiencias, parte de dos puntos: la poca experiencia que tiene nuestro país que lleva realizando debates, y el escaso tiempo para organizarlos. Del segundo punto, México tarda 102 días para organizarlo, mientras que naciones como Estado Unidos tarda 633 días, Argentina 309 y Chile 102; aunque hay que decir que Francia los puede organizar en sólo ocho días.

No obstante, para especialistas políticos la razón que se mantuviera el formato rígido en pasadas contiendas electorales, especialmente 2012, fue porque los partidos políticos así los decidieron.

El analista político y académico del centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), José Antonio Crespo, aseveró el origen de que en las últimas elecciones presidenciales los debates sean fueran así de rígidos es porque los partidos se han negado a reformar su formato a sabiendas de que si lo hacen sus candidatos podrían salir mal parados.

“Les da miedo mostrarse como son a los candidatos, en un formato más flexible sale más fácilmente quiénes son, la personalidad, la capacidad de rapidez mental, de improvisación, y como no todos son buenos para eso, les da miedo”, aseguró Crespo.

Con el formato actual, el enfoque de preparación de los candidatos cambia radicalmente, pues en lugar de pensar en temas y respuestas, los equipos se enfocan en preparar una “maquillaje” para los participantes, pues después de todo ya saben las preguntas y llevan las respuestas, esto según explicó Martín Esparza, politólogo de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle.

“Son debates muy rígidos, pareciera que los candidatos no están preparados (los candidatos), van pensando en la mejor pose que tienen que guardar, lo cierto es que en cuanto a las ideas que deben de transmitir en la ciudadanía se quedan muy cortos”.

Promesa de mejorar

Ante las críticas de años pasados, para el proceso electoral 2018 el INE ya cuenta con una Comisión temporal de Debates, la cual será la encarga de definir las nuevas reglas de estos encuentros, teniendo como principal objetivo volverlos más flexibles.

A principios del mes pasado, el presidente de la Comisión, Benito Nacif, aseguró que ya tenían en el radar las críticas al formato de 2012, por lo que tendrían que refórmalo para hacerlo más flexible e incluso realizar más encuentros de este tipo.

La ley electoral obliga al menos a dos debates en la campaña presidencial,  y el techo son cinco. En principio, la propuesta informal es que sean tres debates a los largo de los 90 días de campaña.

La Comisión fue instalada y en su primera sesión se aprobó el programa de trabajo, en el cual se estipula que antes de que inicien las precampañas el 14 de diciembre ya se tengan las reglas generales de los debates y el modo de selección del moderador; las reglas específicas serán discutidas ya en campaña para que los representantes de los candidatos puedan dar sus opiniones.

Sobre cómo podría mejorarse el formato, José Antonio Crespo, retomó una propuesta que él y un grupo de especialistas realizaron en 2012 pero que al final fue desechado por los partidos políticos. La idea es volverlo más dinámico y participativo.

“Fui parte de un comité que el IFE convocó en 2012 entre académicos y especialistas, para proponer un nuevo formato, y lo que propusimos ahí fueron varios cambios en el sentido de que el moderador pudiera hacer preguntas, de que el público pudiera hacer preguntas, que fuera un público asistente de que llegaran las preguntas por medio del internet o Twitter, y que alguien las seleccionara, que también hubiera más interacción entre los debates, que hubiera más flexibilidad en las cámaras para ver las reacciones. Estas ideas pudieran retomarse”, afirmó Crespo.

Si se piensa cambiar la dinámica de los debates, un punto central va a ser el moderador. Esa persona que va no sólo a dar la palabra y explicar las reglas, sino a generar el mismo debate al preguntar y hasta seleccionar los cuestionamientos del público asistente.

Por ello, Martín Espinoza propuso que el moderador no sea un personaje mediático como en ocasiones pasadas, sino un académico tal vez no tan conocido, sin filias ni  fobias partidistas.

“Que sea una persona, primero, que sepa mucho del tema que se trate, que sea alguien que tenga en el radar los problemas de la sociedad, que no tenga filiación partidista. Esto es importante porque así ni va a hacer preguntas a modo para tal o cual candidato, y sí va a reflejar las verdaderas inquietudes de la sociedad porque él o ella las está padeciendo”, aseveró Espinoza.

Será el 29 de marzo, cuando comiencen las campañas, cuando veremos si hay cambios o no en los debates, una herramienta que debería de ser fundamental ara que ciudadanía elija al mejor prospecto a presidente entre la baraja de suspirantes.

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