Morelia, Michoacán.- Las periodistas michoacanas Patricia Monreal Vázquez y Verónica García Magaña, autoras del libro “Los gritos de Morelia. Memoria del terrorismo en Michoacán”, publicado dos años después del atentado el 15 de septiembre, coincidieron en que las víctimas de aquella tragedia siguen siendo consideradas solamente como un elemento que se utiliza para conmemorar una “fecha trágica”, y para que las autoridades remarquen disputas políticas.
Las autoras del único libro que plasma los testimonios de las víctimas de los “granazados”, narraron que el trabajo periodístico en un inicio fue muy complicado y complejo debido a lo reciente del hecho, y que los afectados no querían, ni tenían energía para hablar de sus historias, por lo que les tocó ir “picando piedra”, así como generar vínculos para poder plasmar lo que las autoridades desde el inicio ignoraron y minimizaron.
Su interés partió, de acuerdo con Patricia Monreal, desde que las víctimas acudieron al Congreso del estado para ser escuchados por los diputados sobre las afectaciones que tenían por las esquirlas de las granadas, sin embargo, desde el Legislativo fueron ignoradas, tanto así que recordó al entonces legislador priista, Juan Carlos Campos Ponce hablando por teléfono, mientras una de las víctimas estaba en tribuna rindiendo su crudo testimonio por haber perdido sus extremidades.
“Desde el inicio las víctimas se volvieron un fastidio para todas las autoridades, incluido el Congreso, tuvieron que andar peregrinando para ser atendidos y eso era insufrible. A raíz de todo eso, fue la necesidad de no permitir que se borrara la memoria por parte del gobierno”, explicó la periodista.
Monreal Vázquez, también mencionó que en todo momento las autoridades “minimizaron” y trataron a las víctimas como “oportunistas”, ya que al gobierno del estado lo único que le interesaba era “quitarse la presión pública”. El trabajo periodístico, de acuerdo con la reportera, fue muy “fuerte” porque abordaron el aspecto humano y heridas que se quedarán en las víctimas de por vida.
Tanto ha sido el desdén de las autoridades por los “granadazos”, que a la fecha no se ha considerado la conformación de una Comisión para la verdad, como sucedió con el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa o de la masacre de Allende en Coahuila, crimen orquestado por parte del grupo delictivo “Los Zetas” donde también se instaló una comisión especial, incluso en el caso de la masacre de Apatzingán o de Arantepacua, pues hubo investigaciones especiales, pero nada sobre el 15 de septiembre de 2008.
Verónica García, periodista experimentada en el estado, refirió que lo sucedido el 15 de septiembre del 2008, es todo una serie de hechos lamentables, lo primero que destacó es que las autoridades tenían desde hace días amenazas de que algo podía pasar en esa fecha y no se tomaron en cuenta, por lo cual, tampoco se instaló un operativo de seguridad que permitirá que llegara el auxilio; ineficiencia al momento de atender a las víctimas, pues no estaba preparado ningún sistema para un hecho de esta naturaleza, y finalmente, que las víctimas pasaron de ser personas felices y exitosas a tener dolores constantes por las esquirlas y que les impiden vivir de manera normal.
Recordó que las víctimas hasta la fecha siguen “mendigando” apoyos para poder sobrellevar la tragedia, pero sobre todo, dijo, son sólo un elemento que se utiliza para la conmemoración del 15 de septiembre, en donde cada año las autoridades posan para la fotografía, colocan una ofrenda floral y se van sin tener un compromiso real para que las víctimas accedan a la justicia a 15 años de los “granadazos”.
“Cada 15 de septiembre vives con ellos ese día, observamos la dificultad que les genera moverse y sobre todo el volver a recordar lo que vivieron ese día sin que se llegue a la verdad pese a lo que implicó ese hecho para la historia nacional. Felipe Calderón llegó aquí a Morelia hasta el 17, no fue al día siguiente aún con la gravedad que representaron las granadas, y siguieron con sus pugnas políticas”, resaltó la periodista.
Los y las entrevistadas coincidieron en la necesidad de que se conozca quien o quienes fueron los autores materiales del atentado, que exista una sanción ejemplar para quienes lo hicieron y sobre todo que este hecho nunca vuelva a pasar en el país.
LA COBERTURA MÁS DIFÍCIL
Después de una inédita, triste y larga noche, el periodista Ignacio Martínez llegó a su casa y en la sala se sentó a llorar. Dice que le impactaba ver las imágenes de la plaza, de la gente que se encontraba en medio de la sangre, de lo que ocurrió aquel 15 de septiembre del 2008 en Morelia.
El sol pega en la terraza del café, viste de blanco. Saca un papel maltratado por el paso de los años. Se trata de un documento que consta las denuncias sobre las amenazas del atentado. El periodista dice que Ignacio Mendoza, actual titular del Sistema Penitenciario en Michoacán, y en ese entonces, subprocurador de Justicia en Morelia, tenía conocimiento de lo que pasaría y aunque estuvo a punto de hablar con el gobernador que en ese momento era Leonel Godoy, por alguna razón, no pudo.
El gobierno del estado recibió un día antes los siguientes mensajes: “El día 16 de septiembre del año en curso se atentará en contra de los militares que participan en el desfile (el atentado será al comenzar el desfile), esto para que se separe a los niños de los militares ya que se atentara en su contra utilizando granadas de fragmentación”.
“Posible atentado el día 16 de septiembre durante el desfile contra los soldados y un oficial de la PGJE. Según palabras del denunciante, el ataque será realizado por integrantes de la asociación delictiva llamada Familia Michoacana y que van a estar ubicados en varios puntos del desfile, donde van a lanzar granadas contra el ejército”.
“El lunes 15 de septiembre estén atentos porque va a haber un desastre el día del grito, mantengan la seguridad bien ya que van a pasar muchas cosas. Tómenlo como quieran, ya se les avisó, están advertidos”
Ignacio Martínez terminó su noticiario a las 10:00 de la noche y relata que estaba molesto porque normalmente iba a cubrir la transmisión del Grito, pero ese día le habían pedido no ir porque Leonel Godoy no quería que estuviera ahí. Una hora y cinco minutos después recibió una llamada de su compañero Víctor Americano: “Me dijeron que algo pasó en el centro, una explosión, mientras se confirmaba o no me empecé a cambiar, me puse el traje otra vez, hablé por teléfono con la dueña del canal, le dije lo que me estaban informando y le pedí permiso para abrir transmisión, ella accedió, hablé con mis compañeros y a las 12:00 de la noche estábamos listos para empezar”.
Con ingenio puso a trabajar al equipo de camarógrafos e implementó un sistema de relevo de imágenes que consistió en recibir material de los chicos y mandar en lo inmediato al siguiente para tener imágenes lo más frescas posibles. El equipo dejó de transmitir cuando el gobernador reconoció lo que había sucedido. Admite que todos estaban abatidos por las imágenes que habían visto. Pidió que se fueran a descansar pues al otro día había noticiario temprano. El 16 de septiembre hubo un evento en la explanada de Hidalgo, frente al IMSS a un costado de la avenida Francisco I. Madero. Era un silencio brutal, vestidos de negro y sin avances en la investigación. El desfile se canceló y comenzó una especie de luto… hasta el 30 de septiembre.
Dos semanas después se presenció el desfile más espectacular que pudieran haber visto en Morelia, con la presencia de Felipe Calderón y el Rey Felipe y su esposa Leticia. “En aquellos días el presidente trató de traer a gente para que vieran que todo estaba bien”, comenta el periodista quien transmitió año con año el evento, ahora, con todas las medidas de seguridad.
Sin embargo, el siguiente Grito de Independencia, el 15 de septiembre de 2009 fue “triste por el recuerdo”. Ignacio Martínez asegura que ese año los trabajadores de Leonel Godoy tuvieron que mandar traer “acarreados” para que hicieran “bulto”. Además, considera que a partir de ahí decayó el turismo y no fue hasta 2019 cuando la gente volvió a confiar en Morelia.
“Nada tiene comparación con aquel hecho porque fue el primer evento terrorista, se trató de infundir miedo a la población, se atacó, porque una cosa es entre ellos o contra los militares, esos grupos iban contra ellos, qué fue lo que pasó, no se sabe (…) y esto era un documento importante, era cierto que les había llegado, pero ninguna orden de gobierno hizo algo”, finaliza Martínez mientras dobla el papel y lo guarda de nuevo.
Otros periodistas
Para la periodista Amanda Bautista, quien en ese momento trabajaba para Cadena 3, ahora Imagen Televisión, la noche transitaba “normal”, se habían hecho los tradicionales sondeos con los ciudadanos y con los vendedores de sombreros, silbatos y comida, los cuales eran los más beneficiados en ese entonces.
La algarabía se sentía en el aire con la música mexicana rodeando a los morelianos, sin embargo, la hora fatal ya había comenzado a avanzar. Alrededor de las 10:50 de la noche, la reportera concluía con su jornada enviando a través de la red por microondas al edificio de Telmex, que se ubica en las calles Aquiles Serdán y Pino Suárez.
Cuando se dirigía a Palacio de Gobierno para atender las posibles entrevistas que saldrían después del grito, un temblor se hizo presente y acto seguido decenas de personas comenzaron a correr, indicó que la calle Benito Juárez, se volvió imposible de transitar, ya que un mar de ciudadanos se alejaban de la zona.
El desconcierto llegó cuando los guardias de seguridad le impidieron el paso al recinto estatal y ante la negativa de la entrada, decidió caminar hacia Morelos Sur, para ver lo que había pasado.
Entre una oscuridad total, intervino a un elemento de la policía estatal quien le dijo: “vete a tu casa”, sin embargo, la comunicadora no podía dejar el lugar y siguió recorriendo la zona, menciona que “el piso comenzó a sentirse como chicloso, caminaba y sólo escuchaba gritos, de entre todos ellos, los de los niños buscando a sus papás era el que más sonaba”.
La pesadilla se hizo realidad, cuando las luces de algunos elementos alumbraron la plaza mencionada, aquello “chicloso” que se sentía era la sangre derramada de decenas de morelianos, los gritos eran de dolor, la escena la define como una de las cosas más espantosas que ha vivido.
La reportera menciona que en 23 años que tiene realizando la labor periodística, jamás ha existido una nota más dolorosa y triste que la de aquel día.
La periodista Fátima Miranda vivió otro aspecto del hecho, en ese momento la reportera trabajaba para el medio de comunicación Quasar tv, filial de Televisa en ese momento, la reportera se encontraba dentro de palacio, ya que era la encargada de cubrir la fuente del estado.
Recuerda que en comparación con todos sus compañeros, ella no percibió el estallido de la granada, ya que los tambores de la banda de guerra eran tan altos que no le permitió distinguir, sin embargo, su intuición le decía que pasaba algo, ya que altos militares se acercaron al gobernador Leonel Godoy Rangel para decirle algo.
La comunicadora refiere que el rostro del mandatario estatal cambió de serenidad a preocupación, “siempre lo vi muy tranquilo y recto, esa noche su expresión era la de preocupación y desorientación, su cara era otra”, dijo.
Su camarógrafo le advertía de una situación de riesgo por fuera de palacio y menciona que comenzó a enfocar la zona del incidente, al momento de llamarla para que viera la situación, ella se negó, ya que su preocupación comenzó a apoderarse de ella, sus dos hijos y sus padres, se encontraban viendo en grito, su necesidad era comunicarse con ellos.
Después de varios intentos de llamadas, pudo enterarse que sus familiares estaban bien, por lo que únicamente esperó a que las autoridades dieran a conocer lo que estaba pasando.
“Yo estaba en shock, pero tenía que hacer una nota, ser lo más responsable para entregar una nota que únicamente narrara lo que había sucedido”, comentó.
Refiere que nunca cubrió una nota tan fuerte como lo que ocurrió aquella noche.