Al hacerse viejo el campo, los jóvenes que heredan las tierras de cultivo las están abandonando, y una opción para retenerlos, es que se permita la legalización de la amapola y mariguana. Pero aclara que, aunque es una posibilidad, aún no se define la propuesta de legalizar estos cultivos, y a él, no se le han planteado un proyecto para este propósito todavía.
“A mí me preocupa mucho el tema de la inseguridad, y la inseguridad en mucho tiene su origen en las zonas rurales, entonces todo lo que nos ayude a combatir la inseguridad, mucho de ello tiene que ver con que la gente emigre de las zonas rurales a las zonas urbanas, en la medida que tengamos un campo que llene las aspiraciones de la gente joven, sobre todo, vamos a incidir, yo diría, en una forma directa en abatir la inseguridad.
“Si generamos tranquilidad, riqueza y empleos y sobre todo hacemos equitativa la vida en las zonas rurales a lo que la gente ambicione o aspira en las ciudades, estaremos evitando que esa migración se dé”.
Villalobos Arámbula también anticipó que el nuevo gobierno busca implementar precios de garantía a los pequeños productores como herramienta fundamental en el tema agroalimentario, medida con la que su gobierno quiere dar certeza a los pequeños campesinos con sus cosechas y reducir así la pobreza que padece el 60 por ciento del total de los agricultores que hay en el país.
La medida sólo aplicará con los pequeños productores que cuenten con dos o tres hectáreas, de acuerdo con Villalobos Arámbula.
De acuerdo con el siguiente titular de la Sagarpa, esta dependencia también habrá de encargarse de las paraestatales Liconsa y Diconsa, instancias que serán unificadas en la secretaría a su cargo, como una red que distribuirá productos de cosecha a partir del potencial regional de cada área del país, buscando para este objetivo, la unificación de las delegaciones de la Sagarpa.
Villalobos Arámbula destaca también que tiene particular interés en desarrollar la digitalización del campo con tecnologías de la información para interconectar las regiones del país con datos en tiempo real, y decirles a los productores todos los factores que incidirán en sus cosechas y el ganado, acción que considera que no implicará costos pues señala que ya se cuenta con institutos y tecnología en México para este propósito, y ya se ha encargado de desarrollarlo en otros países.
¿Cómo va a conquistar México el mercado asiático de los alimentos?
Hay que reconocer que la clase media se va a duplicar en los próximos 8 años y ahí claramente tenemos que escoger nuestros nichos que vamos a atacar con atributos como agricultura orgánica, productos que tengan su denominación de origen y productos de nuestras zonas tropicales.
¿Tienen un programa para traer granos como maíz y trigo de Argentina, Brasil, Rusia, Ucrania?
Nosotros vamos a seguir dependiendo de la importación, esperamos que vaya siendo una dependencia gradual, esperemos que sea una dependencia a la baja, y tenemos nuestra principal fuente de maíces en Estados Unidos fundamentalmente. Considero que tenemos seguir analizando las ventajas de tener un mercado mucho más diversificado.
Villalobos niega categóricamente que la implementación de precios de garantía, sea una regresión a políticas de los años setenta, como podría interpretarse.
“Yo señalaría que no se pretende esto que se ha mencionado que estamos regresando a los setenta y de alguna forma los precios de garantía podrían interpretarse en ese sentido”, y se escuda al explicar que “todos los países en el sector, intervienen en los precios de sus productos básicos, y no tenemos por qué pensar que México no pueda y deba hacerlo ”.
Villalobos Arámbula explica que en principio, lo que López Obrador ha planteado en términos de precios de garantía es “orientar a los pequeños productores de auto suficiencia alimentaria y también los productos de nuestra canasta básica, como es el maíz, frijol, trigo harinero y arroz”, de los cuales hoy en día, “dependemos de su importación en diferentes proporciones”.
Pero aclara que, “no es regalándoles dinero (a los campesinos), no es regalándoles un subsidio como vamos a sacarlos de la pobreza; lo que necesitamos es darles certidumbre respecto a lo que va costar su producto, y cuando esto se establece, el pequeño agricultor tiene claro que su maíz o su arroz es un precio que le generará un margen de ganancia o un beneficio económico”, apunta.
“En la medida que éste opere vamos a mejorar su productividad y esperamos que en un tiempo sacarlos de la pobreza”, concluye Villalobos.