Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Hace 35 años, sin querer, se escribió un capítulo imprescindible en la historia mexicana. Antes de las 8 de la mañana de un jueves 19 de septiembre, un fuerte terremoto cimbró y derrumbó no sólo las estructuras de los edificios en la capital mexicana, sino también las estructuras sociales y de organización popular.
A más de tres décadas de ese hecho, la gente que lo vivió aún recuerda con tristeza y dolor la pérdida de amigos, familiares, compañeros de trabajo, vecinos, o incluso mascotas.
No sólo hubo ruptura y reacomodo de las placas tectónicas entre las costas de los estados de Michoacán y Guerrero, también lo hubo en la forma en que el mexicano común y corriente, percibía la relación gobierno- ciudadano a este momento.
Ese mismo 19 de Septiembre nació la Protección Civil en el país.
Cuando sucede algo como el terremoto del ‘85, definitivamente representa un antes y un después, un parteaguas en el que surge la pregunta generalizada: ¿Puede volver a ocurrir algo así?, ¿Estamos preparados como sociedad para un desastre natural de esa magnitud?
Quizás nuestro más reciente examen fue en 2017, exactamente 32 años después, cuando el sismo se repitió el mismo 19 de septiembre.
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La franja costera del pacífico mexicano desde los estados de Chiapas y hasta Sinaloa, es donde se conjuntan las placas tectónicas más importantes y grandes de México. La del Caribe, la de Cocos y la placa de Rivera casi en el Golfo de California.
La ruptura o falla que produjo el sismo se localizó en la llamada brecha de Michoacán, conocida así por su notable, hasta ese momento, carencia de actividad sísmica.
El Servicio Sismológico Nacional, años después de lo sucedido, ha determinado que el sismo fue causado por el fenómeno de subducción de la placa de Cocos por debajo de la placa Norteamericana, que está al norte de México.
Se sabe que, por medio de testimonios, la escala de Mercalli en Ciudad de México fue de entre IX y X. Esta escala llega a XII como máximo.
Una de las diversas apreciaciones en cuanto a la energía que se liberó en dicho movimiento fue su equivalente a mil 114 bombas atómicas de 20 kilotones cada una.
¿Y las otras fallas de Michoacán?
Más allá de las medidas de protección y seguridad aprendidas, ¿qué pasa en Michoacán, en su capital?, ¿Han surgido nuevas fallas geológicas en los últimos años?, ¿se han profundizado más las que ya había?
En entrevista con Ángel de la Cruz Martínez, especialista en geología adscrito a la Coordinación de Protección Civil de Morelia, dijo que en julio de este año, la capital michoacana registra dos nuevas fallas geológicas, ubicadas en las inmediaciones de las colonias Hacienda Tiníjaro y López Rayón, al sur de la ciudad.
Explicó que la falla localizada en las inmediaciones de la colonia López Rayón cuenta con una extensión estimada de un kilómetro, en tanto que la ubicada cerca de la colonia Hacienda Tiníjaro alcanza una superficie de 500 metros, aunque se prevé que ambas tengan mayor superficie hacia el sur, en áreas destinadas a la producción de alimentos y que no están urbanizadas.
Detalló que con éstas, la capital del estado suma 16 fallas geológicas reportadas, entre las que se encuentran las fallas Cerritos, Cointzio, La Paloma, Los Manantiales, Los Girasoles, Cuautla, Chapultepec, La Soledad, Puerta del Sol y la Avenida Héroes de Nocupétaro en el centro de Morelia.
Agregó que habría que ir más atrás en los archivos geológicos de la capital michoacana.
Ya que un estudio que realizó el departamento de Geología y Mineralogía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) en conjunto con la Universidad de Milán y Florencia de Italia entre 1991 y 1993, las tres fracturas geológicas más importantes en Morelia se ubicaban en Tres Puentes, La Colina y la Avenida Héroes de Nocupétaro.
"En la ciudad de Morelia, se han presentado una serie de fracturas asociadas con fallamiento de tipo normal que ha causado grandes daños materiales en la zona urbana. Dichos fenómenos se manifestaron antes del sismo de 1985, apareciendo las primeras fracturas en 1982 y 1983 en la Región de Santa Ana Maya, Michoacán", refiere el documento.
Por último, Ángel de la Cruz mencionó que con este hallazgo, la ciudad no está en riesgo de colapsar o hundirse, más bien "tratar de implementar restricciones a la urbanización en zonas de influencia de las fallas y una revisión de las condiciones en las que se encuentran las urbanizaciones ya efectuadas.
Subrayó que es de suma importancia no difundir rumores sobre "futuros" terremotos, pues hasta hoy no se cuenta con la tecnología suficiente para prevenirlos ni saber de qué magnitud serán, pero sí la información para saber qué hacer en caso "de nos toque vivirlo".